SANCTUM: Guerras De Lycia

Capitulo 3: Los Sabios

Aquella no era una bestia cualquiera, media alrededor de cuatro metros de altura y escupía fuego por sus tres cabezas de enfrente.
-¿Algún plan?- preguntó Arrow.
-Sí, trata de no morir y ponle una flecha en cada cabeza- le dijo Anna
-Yo tengo una idea- les dije. -Bruce, Anna y yo atacaremos con nuestras armas y Arrow y Yuul atacaran desde atrás-
-De acuerdo- Dijo Yuul mientras su lanza desaparecía.

Bruce le dio un fuerte golpe con su espada gigante a la cabeza de león. -¡Roy, encárgate de la cabeza de dragón!- Gritó mientras se cubría.
Anna le dio una rápida ráfaga de golpes a la otra cabeza que intentó lanzarle fuego pero fue bloqueado por una barrera de agua que Yuul creó.
-Acabaré rápido con esto- Arrow cargó una flecha de viento que disparó a la cabeza de serpiente, la cual dejo de moverse, pero las otras tres no nos dejaban acercarnos al haber creado una barrera de fuego.
-Me pregunto cuál será la cabeza que controla el cuerpo- dijo Bruce.
-Vamos a averiguarlo-
Bruce arremetió contra la bestia dándole un golpe con su espada gigante, al mismo tiempo invocó un rayo que le directamente a la cabeza de cabra de la quimera, la cual dejó de moverse.
-Solo quedan dos-
Todos seguimos atacando, pero era difícil acercarse con tanto fuego alrededor, Bruce volvió a atacar pero un zarpazo lo mando por los aires golpeándome también a mi contra una roca.

Todo estaba borroso y mi cabeza no dejaba de dar vueltas, intenté ponerme de pie pero el dolor recorría todo mi cuerpo, cuando al fin espabilé vi un charco de sangre alrededor del cuerpo de Bruce.
-Estoy bien- dijo. -He estado peor-
-¡Yuul encárgate de él!- le grité
Logré ver a Anna haciéndole frente a la quimera, golpeaba tan rápido con sus estoques que la bestia ni siquiera podía ver los golpes. Yuul llegó a mi lado y comenzó a curar a Bruce. -¿Puedes ponerte de pie?- Me preguntó.
-Si- le dije mientras difícilmente lo hacía. Una vez que me puse de pie logré tomar a Aegis del suelo, Egida estaba muy cerca de la quimera.
-¡Roy, termínala!- Gritó Anna
-¡De acuerdo!- Tomé espada con las dos manos y corrí esquivando el fuego que escupía, con un tajo de Aegis corté la cabeza de león del cuerpo de la quimera y corrí por debajo de su cuerpo clavándole la espada mientras corría, al final la quimera terminó cortada en dos partes.
-Que... desagradable- Dijo Anna tapándose la nariz. -Estás totalmente cubierto de sangre Roy-
Mi uniforme de la escuela estaba empapado y completamente rojo.
-Supongo que ya no lo necesitaré- dije mientras me limpiaba la cara.

Subí a la cima de la cueva para ver si lograba mirar alguna nave de rescate, pero no logré ver nada.
-Amo Roy, debo decirle algo-
-¿Qué pasa Sacra?-
-Desde hace un tiempo un espíritu intenta contactar con usted, naturalmente se lo hemos impedido, pero aunque su fuerza vital se desvanece aún sigue insistiendo con la misma fuerza, ¿Quisiera hablar con él?-
-Adelante-
Sacra se materializó, pero esta vez tenía otra forma.
-No puede ser...- Dije mientras me esforzaba por no llorar.
-Es bueno poder verte por última vez Roy-
-¡Fiora!- Cada vez me resultaba más difícil no llorar.
-Lamento hacerte sufrir así Roy, pero, no podía irme sin antes decir adiós-
-No tenías por qué hacerlo, salvaste muchas vidas, estoy seguro que esas personas estarán agradecidas contigo-
-No... No soy ninguna heroína, nunca lo fui, solo era una chica, no sabía que esperar sobre eso, solo quería ser tan fuerte como Lyn y como tú. En realidad... discúlpenme... yo les fallé...-
Sacra volvió a su forma original. Una lágrima salió de mi ojo sin que me diera cuenta.
-Adiós-

Al poco tiempo una nave del SANCTUM llegó a nuestra posición y el comandante Mark bajó de ella.
-¡Felicidades equipo cuatro!, lograron superar la prueba derrotando a la bestia. Personalmente; me gustaría que algunos de ustedes se enlistara a los cazadores, pero ahora es su decisión, hasta ahora solo dos equipos se han concentrado en cazar a la bestia, como sea, volvamos a la cueva, necesitarán descansar después de esto-
-Creo que necesito una ducha- dije mientras me quitaba la chamarra del uniforme.