Epilogo: Roy

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— ¡Roy!, despierta de una vez, llegarás tarde a la escuela.
Desperté de golpe y vi a mi hermana mirando desde el marco de la puerta con un cepillo de dientes en la boca y con un mechón de cabello tapándole la mitad de la cara.
—También llegó una carta para ti, está escrita en un idioma raro, quise leerla pero no entendí nada. —Dijo Florina. Después cerró la puerta de golpe.
Mi cabeza me estaba matando y apenas estaba por despertar, tenía un poco de amnesia después de todo. Miré mis manos y un pequeño "flash" recorrió mi cabeza por dentro, en segundos vi imágenes raras sobre magia y espadas. — ¿Acaso fue un sueño? —Dije en voz baja mientras me frotaba la cara. —Parecía demasiado real.
Tomé la carta que mencionó Florina y la saqué de su sobre, en realidad era completamente legible, aunque algo rara.

"Hola Roy.
Probablemente estés algo confundido y con dolor de cabeza, pero es normal. El dios de este mundo no me iba a permitir dejarte aquí si no borraba todas tus memorias de tu vida pasada, pero no pude hacerlo. Hay ciertas memorias a las que tu alma se aferra con tanta fuerza que no pueden ser arrancadas de ninguna forma, puede que ni siquiera tú las recuerdes debido a su profundidad. Además, tener que crear memorias nuevas de tu nueva vida no fue algo fácil, pero al final lo logré. No creo que sepas quien soy y puede que toda esta carta te parezca un juego, una broma o una simple tontería. Supongo que es mejor así. Suerte. Tienes dieciséis años de nuevo. Disfruta de tu juventud.
Alpha.
P.D. Los recuerdos que no logré arrancar son muy pocos, y veo poco probable que llegues a recordarlos al menos que te encuentres con esa persona en este mundo"

Me quedé un rato sentado en el borde de mi cama, pensando qué demonios habría sido eso, suspiré. —"Será otra de las bromas de Florina" —Pensé. Arrugué el papel y lo lancé al cesto de basura. Me levanté de la cama y comencé a vestirme.
—Bien, otro día de clases en bachillerato, es el momento de brillar de una vez por todas.
Salí de mi habitación y me dirigí a la cocina, era una mañana nublada. El cielo estaba gris y hacia frio. Mi padre se encontraba leyendo el periódico sobre la mesa, Florina comía su desayuno tranquilamente y mi madre bebía una taza de café. Al ver esa escena mi cabeza comenzó a dolerme de nuevo y las visiones volvieron, mi madre y Florina tomando el desayuno, las dos llevaban puestas ropas extrañas como si estuviéramos en un mundo de fantasía estilo edad media, incluso yo llevaba puesto un uniforme raro con una placa metálica como armadura.
— ¿Te pasa algo Roy? —Peguntó mi madre, quien me veía desde la mesa
—Nada mamá... creo que tengo un poco de hambre, es todo.
Llegué a la mesa y comencé a chasquear los dedos pausadamente y de manera inconsciente mientras comía mi desayuno.
— ¿Puedes parar de una vez? —Dijo Florina. —Es molesto.
Me di cuenta de lo que hacía así que paré de hacerlo. —Lo siento. Supongo que es un mal hábito. No sé de donde salió.
Mi padre bajó el periódico y lo puso en la mesa. — ¿Cómo te ha ido últimamente en la preparatoria hijo?
—Bien... Creo. Me hubiera gustado ir a la misma escuela que la mayoría de mis amigos, pero que se le va a hacer.
—La tuya es la que ofrece mejor educación, no deberías tener problemas con eso.
—Lo se... —Dije fríamente. Después comí mi desayuno rápidamente, tomé mi mochila, me puse una bufanda y salí a la calle. —Nos vemos. —Dije antes de cerrar la puerta.

Era una mañana de agosto, el cielo estaba nublado pero no parecía que fuera a llover. Hacia frio y la ciudad estaba infestada de carros desde muy temprano. Llegué a la parada de autobús más cercana y tomé el primer asiento que vi, puse mi mochila negra al fondo y me senté.
Me puse a pensar sobre la carta en la mañana, sea una broma o no, tal vez explique por qué había tenido esas visiones, o eran mera coincidencia de un sueño tal vez. Las bromas de Florina siempre eran bastante complejas. Durante todo el camino solo tres letras se me venían a la mente, no es que yo pensara en ellas, sino que se proyectaban en mi cabeza sin que yo lo quisiera "L" "Y" "N". "Lyn"...
Era extraño, demasiado. Puede que después de todo, esa carta estuviera en lo cierto, aunque parezca algo imposible. Tener recuerdos de otra vida aferrados a ti tan fuertemente que sea imposible removerlos de tu alma.

SANCTUM: Guerras De LyciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora