2. Capitulo

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—Por dios Hércules ¿que has hecho?— preguntó Lia viendo los nudillos ensangrentados de su hermano

—Darles su merecido a esos idiotas

—Her...— susurró la muchacha

—No Lia, se lo merecían

—¡Te recuerdo que les superas en fuerza! Podrías haberlos matado

—Pero no lo hice

—Admiro tu control pero no te metas en problemas por mi

—Somos los hijos de Zeus ¿crees que alguien se meterá con nosotros?— preguntó irónico, la muchacha le sonrió forzadamente, cuando llegaron a su hogar Lia curó las heridas de su hermano, había tenido un mal día así que decidió ir a su cuarto

—Hola princesa— la saludó su padre

—Hola papá— saludó ella cansada —¿Que tal esta Poseidón?

—Disgustado, los mortales no paran de ensuciar sus aguas— respondió Zeus

—Lo solucionará

—¿Como ha ido tu primer día?

—Mmm interesante

—¿Estas bien?— preguntó

—Solo algo agotada— dijo dándole una sonrisa convincente

—Véte a descansar, por cierto hay fiesta en el Olimpo mañana, Hefesto se vuelve a casar y hay que celebrarlo

—Adiós papá— se despidió la muchacha para entrar a su cuarto, suspiró cuando cerró la puerta, se puso cómoda y se tumbó en su cama, tras un rato observando su enorme cuarto decidió ir a practicar, se puso ropa de deporte y bajo hacia la sala de prácticas, respiró y se colocó en posición, su vista fija en el jarrón, con su mano levantó cuidadosamente este mismo y con ambas comenzó a cambiar su forma hasta convertirlo en una gota de agua, se concentró más y la pequeña gota se hizo más grande empezando a hacer formas con ella

—Vas progresando— su gota cayó al suelo, volviéndose jarrón y rompiéndose en mil pedazos, se giró enfadada para mirar a su hermano recostado en la puerta

—Her no me asustes así— se acercó a recogerlos pero este la paró

—Usa tus poderes

—No se hacerlo— dijo ella exasperada

—Claro que si, solo concéntrate— Ella suspiró, colocó sus manos e hizo que las piezas se volviesen a mover hasta desaparecer

—¿Como lo he hecho?— preguntó sorprendida mirando sus manos

—Tienes muchas habilidades pero el miedo te frena

—¿Que haces aquí?— preguntó cambiando de tema

—Padre quiere que practique con sus rayos

—Solo te lo pide cuando hay asuntos de emergencia— susurro confusa

—Lo se, pero dice que es necesario que sepa usarlos— cogió uno de los rayos y lo lanzó, dando a la diana

—Espera—le indicó su hermana, con un movimiento de mano, atrajo el rayo donde Hércules lo cogió

—¿Lo has aprendido?— Ella asintió, ambos siguieron practicando hasta que finalmente se cansaron

—¿Quieres que lo hagamos?— preguntó su hermana

—Oh no, la última vez salimos fatal— respondió atemorizado

—Vamos Her, coge a Pegaso y lo intentamos, será divertido— suplico Lia, este accedió a regañadientes, fueron hacia los establos donde sacaron a su caballo alado

—Bien ¿recuerdas todo?— le preguntó

—Sí— respondió ella, Hércules se subió al caballo, despegando su vuelto, Lia cogió una nube y comenzó a transformarla en aros de entrenamiento, con obstáculos dentro como juego y agua, su hermano iba esquivándolos mientras Lia se divertía viéndolo

—¿No tienes nada mejor?— gritó Hércules con orgullo, Lia sonrió pícaramente, cogió una ráfaga de viento y se la echo encima a Hércules, este la volvió a esquivar, pasaron un rato así hasta que este aterrizó

—Esta vez nos ha salido

—No te confíes— murmuro el otro guardando a pegaso, ambos se fueron a por algo de comer, y estuvieron hablando y riendo hasta que la noche cayó y tuvieron que ir a sus aposentos

—Después de la escuela, la preparamos y vamos hacia el Olimpo— avisó Madeline arropando a Lia

—Si Mad— respondió esta, la anciana señora besó la cabeza de la chica —Nana ¿por que Her y Jack se llevan tan mal?— está suspiró sentándose al lado de la muchacha que la miraba expectante

—Tú padre desterró a Hades al inframundo hace muchos años, desbocando su ira, su hijo es igual que el y Hércules no le soporta, no te conviene acércate a Jack Lia— ella asintió no muy convencida, Madeline marchó del cuarto apagando la luz, pero Lia no quedó conforme, algo en Jack la perturbaba, su mirada era fría y desconsiderada, su pelo era negro azabache y sus ojos eran azules aunque había escuchado que con la ira se tornaban rojos, era musculoso y tenía casi las mismas habilidades que Hércules, pero por alguna extraña razón Lia no dejaba de pensar en su marca, era extraña, la forma era diferente, estaba colocada en el mismo lado que todos la tenía pero no sabía que podía significar, prefirió dejar de pensar en Jack y finalmente cayó dormida en el mundo de los sueños.

En el inframundo

—¿Que sentiste?— preguntó Hades a su hijo, fascinado por lo que este le acababa de contar

—Fue extraño, como si una oleada de electricidad recorriese mi cuerpo— respondió

—Ella es la clave para salir de aquí y hacernos con el Olimpo— Hades observo su pequeño mapa del mundo de los dioses y en la punta más alta, el Olimpo, grande y majestuoso con todo su esplendor

—¿Ella? Apenas sabe controlar sus poderes, no sabe cuales son sus habilidades y necesita a Hércules para todo

—No la subestimes, aún recuerdo como fue su bautizo, todos celebraran y festejaban, tiene poderes que los dioses la proporcionaron

—¿Como cuáles?

—Afrodita le dio belleza, Atenea le dio sabiduría, Apolo la lógica, Poseidón el poder del océano... y muchos más, oh si ella es la favorita sin duda de Zeus— respondió Hades frustrado

—Es insegura no creo que sepa utilizar ninguno

—Y ahí entras tú, debes acercarte a ella, gánate su corazón y consigue que confíe en ti, si debilitas a Zeus podremos salir y finalmente ganar el Olimpo, mañana hay una fiesta e irás allí

—¿Como sabes que me han invitado?

—Zeus siempre te invita, para el tú no tienes un ápice de maldad—Hades rió malévolamente —Cuanto se equivoca— Jack marchó hacia su cuarto, oscuro y tenebroso, se quedó pensando en Lia, era hermosa cómo Afrodita y su inocencia le daban un toque de ternura, ganarse su corazón no sería muy difícil.

La Elegida del Olimpo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora