21. Capitulo

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-Lia porfavor- susurro Madeleine desde el otro lado de la puerta -Llevas una semana sin comer nada-

-No tengo hambre nana- dijo esta con la voz quebrada mientras abrazaba sus rodillas -Véte-

La anciana suspiró y cansada se marchó hacia abajo, donde por la puerta entraba el otro hermano

-Hola cielo- le saludo sin ganas la mujer

-Nana ¿que te ocurre?- le pregunto el

-Lia lleva casi siete días sin probar bocado y no deja que nadie la vea a excepción de Venus- Hércules suspiró mirando hacia las escaleras

-¿Y mis padres?-

-Llevan desde la coronación de Poseidón sin venir- la señora miró con sus viejos ojos al niño que tenía enfrente -No se han percatado de Lia-

-Nunca se percatan de nada- el muchacho camino hacia el cuarto de su hermana, parándose delante de la puerta -Lia-

-No Her- la joven se limpió las lágrimas

-Oye soy tu hermano... yo...- este golpeó la puerta -Por favor aún que no me cuentes nada ábreme... necesito verte-

Lia dudó en hacerlo, con paso lento se acercó a la puerta y la abrió dejándose ver

Pero ni en sus peores pesadillas Hércules creería ver a su pequeña hermana asi, era el rostro de la depresión y tristeza, estaba apagada, más delgada, sus ojeras y sus ojos rojos destacaban en su fino rostro, estaba más pálida, su pelo echo un desastre en un moño y con una camiseta larga que la llegaba hasta los muslos, su corazón se contrajo y fue un acto inmediato él pegarla a él y abrazarla con miedo de que se fuera

La muchacha se rompió en aquellos fuertes brazos, llorando desconsoladamente en el hombro de su hermano, este la levantó con cuidado y la dejó en la cama donde no dejó de abrazarla

-Her- trato de decir esta pero su hermano la corto

-No Lia- dijo este -Tienes que descansar- Ella llevaba casi días sin pegar ojo, pero si dormía, podía verle a él en sus sueños y entonces el dolor aumentaba, no pudo resistir a su cansancio y acabó durmiendo en los brazos de su hermano que la daban paz

Aquel momento inundó la memoria del Hércules, llevándole a su infancia

Una noche de invierno, ambos niños habían pasado el día en el jardín, divirtiéndose con la nieve, cuando el frío comenzó a aumentar entraron en su casa y caminaron hacia sus cuarto, de pronto los gritos de sus padres se hicieron presentes y se asomaron a la puerta para ver la pelea que tenía Zeus y su esposa

-¡Zeus debemos decírselo!- le gritaba su madre a este

-¡No!- tronó el otro -¡Por encima de mí cadaver!-

-¡Es su destino, si no lo haces las consecuencias serán peores y ella morirá!-

-¡Ambos estuvimos de acuerdo en esconderlo no podemos echarnos atrás!-

-¡Te prometo Zeus que como le pase algo no me vuelves a ver jamás!- Zeus, furioso agarro las muñecas de su esposa, Lia salió del escondite y habló a su padre

-Suelta a mamá- susurro con su voz de niña

-¡Largo los dos!- les gritó el dios a sus hijos

-¡Papá!- se quejó Hércules

-¡Fuera!- Lia se pegó a Hércules escondiéndose tras el, el muchacho agarró a su hermana y la subió hacia el cuarto, los gritos no cesaron y Her se quedó en el cuarto de Lia abrazándola para calmar su llanto

La Elegida del Olimpo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora