20. Capitulo

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-Los corazones rotos son los más difíciles de sanar- susurro Afrodita mientras revisaba su libro de amor donde todos los enamorados yacían escritos y con sus parejas -¿Entiendes lo que conlleva amar Lia?- la pequeña niña de coletas rubias, ojos azules y mejillas Rojas, negó con la cabeza mientras se colocaba la Tiara de diamantes de su tía, esta la sonrió y se agachó a su altura -El amor es una fortaleza y una debilidad, si amas, estas tan perdido como encontrado-

-Eso no tiene sentido- masculló ella

-El amor no lo tiene, no busques sentido a algo tan sencillo como un sentimiento- contestó

-¿Y la traición? ¿que hay del dolor de un corazón roto?- Afrodita suspiró

-Es un dolor que te quema, te arde y te crea agonías, pero al tiempo se pasa... se pasa si nunca amaste a alguien con tanta pasión-

-¿Y si sí lo amabas?-

-Entonces te dejará marca, una interna que jamás podrás sanar-

-¿Y esa marca dolerá siempre?-

-Como una quemadura incurable- la niña apretó sus ojos y cruzó sus bracitos en su pecho

-¡Entonces jamás me enamoraré!- Afrodita sonrió y beso la cabeza de esta

-El amor, es irremediable, por lo que aunque te niegues siempre, acabarás amando a una persona tanto que darás tu vida por ella-

-¿Y será amor verdadero?-

-Si, será amor verdadero-

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En todo el viaje Lia no pudo formular palabra, el nudo en su garganta era más grande que todo y sabía que si hablaba, rompería a llorar, cuando llegó fue hacia su cuarto, se sentó en la cama y se quedó mirando un lado fijamente del cuarto, Venus cerró la puerta tras ella y se agachó colocando sus manos en las piernas de Lia

-Mirame cielo- dijo subiendo acariciando la mejilla de esta, cuando vio la verde mirada de ella no pudo contenerse y las lágrimas comenzaron a caer -Ahora todo se desmorona pero al final curará, ese dolor se curará-

-No... no se curará nunca- susurro con la voz rota, Venus la abrazo mientras Lia lloraba en su hombro, dolía, más de lo nunca imagino o Leyó en los libros, era un dolor invisible, una agonía eterna dentro de ella

-¿Que viste?- pregunto ella, Lia se limpió las lágrimas con su mano y contestó con lentitud, como si las palabras la quemaran

-Vi como Sira besaba a Jack... y... todo se ha acabado...- el peso en su pecho se hizo mayor y volvió a llorar desconsoladamente

-¿Sabes que?- dijo ella encarando a Lia -Eres una persona maravillosa que no necesita a ningún hombre para ser feliz, se que ahora duele pero al final, no sentirás nada y la herida cerrará- la rubia negó con la cabeza

-Nunca cerrará porque- trago en seco tratando de disipar el dolor -Porque yo le amo Venus, estoy enamorada de Jack- aquella frase marco a Lia, tanto que sintió como todo se le venía abajo, lo había admitido, acababa de admitir que estaba enamorada de él, Venus sorprendida volvió a abrazarla, de alguna forma esta lo había sabido, pero que se lo afirmase era completamente diferente puesto que ya el daño era irreversible

-Vamos a tratar de dormir- dijo esta dándole la mano, Lia asintió sin más remedio y ambas fueron a ponerse los pijamas, ya en la cama Venus se pegó a Lia y la abrazo, acariciándola la cabeza mientras le cantaba susurrante una canción que Afrodita la enseñó para enamorar a los humanos, los ojos de Lia comenzaron a pesar, aunque las lágrimas no cesaron hasta que se durmió, cuando sintió inmóvil a la muchacha, La morena apagó la lámpara y cerró los ojos.

La Elegida del Olimpo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora