Capítulo 14

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Con la respiración agitada ella no sabía que sentir. Rabia, decepción, un dolor tan profundo que lo sentía físicamente en su pecho. Un torbellino de emociones que la desestabilizaban. Solo una certeza tenia, a ella no le iban a ver la cara.

Respiro profundo para recuperar su compostura y enfocando su mirada en Kristina Emma tiró sobre ella la bebida que traía en la mano, empapándola completamente.

Kristina: ¡Vieja estúpida! (Gritó con coraje)

Emma: Ahora si sacas las uñas, niñita. Pero te equivocaste al meterte conmigo, mis uñas son más filosas.  Te espero en mi oficina mañana a primera hora.

Kristina salió corriendo del lugar, la realización de lo que había hecho pegándole de golpe.  Por seguirle el juego a Daniel esto le podría terminar saliendo muy caro.  Emma giró y sin mirar a Sofia comenzó a caminar rápidamente hacia el estacionamiento. Sofia corrió tras de ella, tomándola de la mano para detenerla.

Sofia: Emma, mi amor, espera.

Emma: ¡No me digas mi amor! (zafándose y volteando a verla) ¿Como pudiste hacer esto, Sofi? Yo creía en ti (sollozó)

Sofia: Emma, te juro que yo no hice nada.  Ella me besó.

Emma: Por favor. Y tu bien que te dejaste ¿no?

Sofia: Te lo juro que no, Kristina me tomó por sorpresa, no tuve tiempo de reaccionar.

Emma: No mientas, yo lo vi con mi propios ojos. Estaban aquí afuera solas, escondiéndose de mi. ¡Te besabas con esa escuincla Sofia!

Sofia: Emma, por favor, cree en mi.  Te lo suplico.

Emma: Te creí cuando me dijiste que no te interesaba ella.  Pero mis ojos no mienten.  Jamás debí atreverme a esto. Fue un error.  Adiós Sofia.

Emma giró y siguió caminando hacia su coche, dejando a Sofia atrás, congelada.  No lo podía creer, no podía todo terminar de esta manera.  Ese amor tan grande que sentían las dos no podía ser vencido tan fácilmente. Emma no había creído en ella y la había dejado.  Le dolía en lo más profundo de su ser.  Sofia no pudo más y se derrumbo, soltando el llanto.

Emma llegó a su casa y se encerró en su recámara. Tirando y quebrando todo a su alrededor, no paraba de llorar y gritar de desesperación.

Daniel: Mama, abre la puerta por favor, tienes que calmarte. Yo te dije que esa mujer no era de confiar, y mira con lo que salió.

Emma: ¡Déjame sola Daniel! (Gritó)

Daniel: Esta bien, mañana hablamos. (Sonriendo se fue a su recámara, su plan había salido a la perfección)

Secándose las lágrimas y respirando profundo Emma se sentó en la cama. De su mesa de noche sacó un frasco de pastillas para dormir. Se le quedó viendo un largo rato, y después se tomó un par de píldoras. Lo que más quería era quedar profundamente dormida y no pensar en nada más el resto de esa noche. El siguiente día decidiría cómo proceder con su vida.

Sofia tomó un taxi y fue a su departamento. Miró a su alrededor y todo le recordaba a Emma. Los momentos felices que habían pasado aquí, las promesas que se hicieron. Emma no creyó en su amor, y terminó arrepintiéndose de su relación. Fue demasiado para Sofia, y necesitaba salir de ahí, necesitaba su espacio para pensar.

Sacó una maleta de abajo de su cama y comenzó a empacar la poca ropa que tenía en el departamento. Después tomó papel y pluma, escribiendo una carta para Emma. Sacó su celular y le marcó a Mary, la secretaria de la dirección.

Sofia: Hola Mary, disculpa que te moleste a esta hora, pero necesito un gran favor.

Mary: [Hola Sofi, no te preocupes, cuentas conmigo. ¿De que se trata?]

Sofia: Necesito que le entregues una carta a Emma, ¿Te la puedo ir dejar a tu casa?

Mary: [Si, claro ¿Pero que no estás viviendo con ella?]

Sofia: Ya no.. estoy en mi departamento. Es una larga historia, después te cuento. Voy a salir de la ciudad, necesitaré que consigas una profesora substituta por el momento.  No se cuanto tiempo este fuera.

Mary: [¿A donde vas?]

Sofia: Con mi mama.  Dudo que pregunte, no quiere saber de mi, pero si lo hace no le digas a Emma a donde fui, por favor.

Mary: [Esta bien, cuentas con mi discreción.  Sofi, sabes que te considero como una gran amiga, por si necesitas hablar o cualquier cosa.]

Sofia: Lo se Mary, te lo agradezco de corazón. También te considero mi amiga.  Ok, en un rato más llegó a tu casa, gracias.

Sofia colgó, y después de reservar el próximo vuelo a Guadalajara, llamó un taxi.  Sin mirar atrás se marchó de ahí.

Al siguiente día Emma llegó a la universidad.  Como siempre, vestida impecablemente, con sus gigantes lentes de sol, sus tacones sonando por los pasillos tras sus rápidos pasos.

Al entrar a su oficina llamó de inmediato a Mary, quien la miraba nerviosamente.

Emma:  ¿No ha llegado la estudiante Kristina Maldonado? Le dije que la quería aquí a primera hora.

Mary: Ah, llamó hace rato, y le dejo un mensaje..

Emma: ¿Que mensaje?

Mary: Este.. umm

Emma: Suéltalo ya Mary, que dijo.

Mary: Dijo que no era necesario todo el teatro, y se dio de baja en la universidad ella misma.  Que no iba dejar que la expulsara usted.

Emma: Niña tonta.  No la iba a expulsar.  Solo cambiarla a otra clase o quizá suspenderla temporalmente.  Ni modo.  Te puedes retirar. 

Mary: Umm, hay algo más que le tengo que decir.

Emma: ¿Que es?

Mary: La profesora Sofia salió de la ciudad.  No sabe cuando vaya a regresar.  Me pidió que consiguiera un profesor temporal para su puesto, y que le entregara esta carta.

Emma se quedó sin palabras, tomó la carta, y señaló que la dejará sola.  No podía creer que Sofia se hubiera ido de la ciudad.  Con manos temblorosas abrió la carta, y sin poder evitarlo comenzó a llorar al leer el contenido.

𝓣𝓸𝓭𝓸 𝓜𝓲 𝓢𝓮𝓻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora