Un amor desmedido, que llega de la manera mas inesperada a las vidas de dos mujeres que van por caminos distintos.
¿Podrá ese amor derrotar esas barreras que las separan para abrir paso a la felicidad?
Un amor que nunca imaginó, una vida distinta a la que planeó, la felicidad que al fin llegó, todo era nuevo para Emma. Pero el universo aún no terminaba de sorprenderla, a ella y a su amada Sofia.
Dias después las dos regresaron a la casa de Emma. Daniel les ofreció disculpas de nuevo y terminaron perdonándolo. El sinceramente estaba arrepentido de haber tratado de arruinar su relación. Los dos hermanos se despidieron y regresaron al extranjero a seguir sus estudios. Pero esta ves todo sería diferente, pues al casi perder a su mama se dieron cuenta cuanto la necesitaban aún y cuanto la habían descuidado últimamente. Le llamaban prácticamente diario para conversar con ella, prometiendo venir a visitarlas pronto.
Norma decidió mudarse a la ciudad para estar más cerca de Sofia, quien le cedió su departamento. Ella y Emma se llevaban de maravilla, y la consideraba como a otra hija.
Departamento de Norma...
Las tres se encontraban sentadas en la mesa, conversando, tomando café y comiendo unas galletas que acababa de hornear Norma.
Emma: Están deliciosas, Norma. Me tiene que pasar la receta.
Norma: Claro que si, mija. Tienes que aprender a hacerlas, para que después tu se las prepares a mis nietos.
Sofia tosió, ahogándose con la galleta que estaba probando. Emma sonriendo divertida le golpeó levemente la espalda.
Sofia: Ay, mama. Que cosas dices. (sonrojada tomando de su tasa)
Norma: Si me piensan dar nietos, ¿o no? Parezco anticuada, pero se que aunque las dos sean mujeres hay maneras. Y yo me muero por ser abuelita (sonrió ilusionada)
Emma: Pues, si habíamos hablado de eso. Pero.. (miró a Sofia, cuestionando)
Sofia: Pero nos falta hablar más. Apenas se calmó todo mama.
Norma suspiró exageradamente haciéndolas reír.
Norma: Pues no se demoren mucho. Que yo me muero de las ansias.
Sofia negó riéndose y se llevó los platos a la cocina para lavarlos. Norma se sentó al lado de Emma, y puso su mano sobre la de ella.
Norma: Sabes, este anillo que te dio Sofi es muy especial. Pertenecía a mi abuela, y ha pasado de generación en generación. Cuando Sofi decidió a regresar y luchar por tu amor yo se lo entregué, esperando que las cosas entre ustedes se arreglaran. Me alegra tanto que ahora están juntas, pues se lo mucho que mi hija te ama, y ahora me doy cuenta de que es igualmente correspondida.
Emma: Ay, Norma (con un nudo en la garganta) Sus palabras significan mucho para mi. Yo amo a Sofia con todo mi corazón, de eso no tenga ninguna duda. Me alegra tanto que acepte nuestra relación.
Norma: Como no hacerlo mija, si yo lo único que quiero es que mi hija sea feliz. Y a tu lado lo es, eso es lo que importa. No lo que lo demás piensen.
Emma la abrazó fuertemente, y Sofia al regresar sonrió y se unió al abrazo.
Sofia: ¿De que me perdí? (preguntó riendo)
Emma: Nada, tontita. Solo que te amamos mucho.
Al día siguiente...
Todo estaba tranquilo en sus vidas, y ellas dos se amaban sin medida alguna, gozando esa dicha que nunca imaginaron alcanzar.
La suave luz de la mañana se colaba por las ventanas, y Emma despertó con una gran sonrisa, subiendo la sábana para cubrir su cuerpo desnudo. Volteó al lado de Sofia, pero estaba vacío. Ella se encontraba enfrente de la cama, pintando, vestida en solo panties. Emma se mordió el labio, y fue hacia ella abrazándola por la espalda.
Emma: ¿Que pintas amor? (mirando sobre su hombro, besándolo)
Sofia: A nosotras (sonriendo) Recuerdo haberte prometido hacerlo. Y siempre pienso cumplirte en todo.
Emma sintió un nudo en su garganta al verlo. Era una pintura hermosa de ellas dos amándose.
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Emma: Es perfecto Sofi. Me encanta.
Sofia: Me alegra tanto eso, mi amor (sonriendo)
Sofia recargó su cabeza hacia atrás, y Emma la besó, sus manos subiendo lentamente sobre su abdomen hasta llegar a sus senos. Sofia soltó un gemido que fue ahogado en ese beso que cada vez se hacía más intenso. Sofia giró, rodeando la cintura de Emma con sus brazos, estrechándola más a su cuerpo, y jadeando al sentir sus senos rozar.
Emma: Me enloqueces Sofi (susurró a su oído, dejándole una mordida)
Sofia: Y tu a mi, no tienes idea cuanto..
Sus labios se unieron una vez más y las dos terminaron en la cama, Emma a horcajadas sobre Sofia.
Sofia: Eres tan bella Emma, no me canso de admirarte (acariciando sus piernas, subiendo lentamente)
Emma le dio una coqueta sonrisa, y mordiendo su labio comenzó a mover su cadera sensualmente. Sofia sonrió, y su mano llegó a la intimidad húmeda de Emma, acariciando ese punto más sensible. Con una mano sujetó su cintura, y con la otra coló dos dedos en Emma, quien soltó un fuerte gemido, y comenzó a mover sus caderas más rápido, envuelta en placer.
Emma: Ahhh, Sofi, así, así.. (jadeó)
Sofia movía sus dedos al mismo ritmo, llevándola hasta la cima del placer. Emma cayó rendida sobre Sofia, y después de recuperar un poco el aliento se recostó a su lado.
Sofia: Eres maravillosa mi amor (susurró besando sus labios)
Emma: Y tu me vuelves loca. Ven.
Sofia quedó sobre Emma, y acomodándose, sus intimidades mojadas rozando, comenzaron a moverse, esta vez lento, sintiéndose intensamente en cada roce, sin apartar la mirada, con sus expresiones declarando cuanto se amaban. Los gemidos de placer no paraban, y ellas se amaban como solo ellas sabían, más que en cuerpo se entregaban el alma y corazón también.