Capitulo 3. Nombres

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NARRADOR OMNISCENTE:
Tres años pasaron desde que había descubierto los poderes de todos los niños, estos ya habían crecido y todos ya habían empezado a hablar y a caminar. Pero el simio llamado Pogo junto a la ayudante androide llamada Grace, convencieron al señor Hargreeves de que los entrenamientos comenzaran hasta que ellos al menos tuvieron 6 seis años ya cumplidos para que pudieran estar conscientes del bien que harian a la humanidad. Este acepto pero antes quería tener una prueba de su capacidad, tenia que ver la manera en que podían invocar sus poderes y si es que podían controlarlos.

¡Comenzaremos con número uno! -grito el señor Hargreeves en la sala de la Academia- ¡Grace traelo ahora!

-Pasaron pocos segundos antes de que la androide entrara con el bebé en sus brazos y junto con ellos entrara su ayudante Pogo- Aqui esta señor -le dijo la androide con una gran sonrisa-

Puedes retirarte -le dijo a la mujer y ella se retiro inmediatamente- Empecemos... -dijo el hombre mientras le acercaba una pesa al niño- Levantala número uno

¡Luther! -le grito el niño al hombre de traje-

¡Grace! -grito el hombre con mucha rabia-

Mande -dijo la androide mientras entraba muy apresurada-

¿Porque les pusiste nombre a los niños? ¡Te dije que por ninguna razón les pusieras! -grito el hombre firmemente-

Yo no fui... se lo juro señor Hargreeves -le dijo la mujer apenada-

Si no fuiste tu... ¿entonces quien? -pregunto el hombre con sarcasmo-

Fue su institutriz -dijo la androide mientras miraba el suelo- Le pedi que no lo hiciera, pero me ignoro -

MIENTRAS TANTO CON LOS OTROS NIÑOS

¡Cinco! -gritaba el niño- ¡Cinco! ¡Cinco! ¡Cinco!

¿¡Quien manda aquí?! -gritaba la institutriz de cabello castaño, ya desesperada-

¡Yo! -le grito el niño- Mi nombre es Cinco y no importa lo que una vieja como tu diga -le decía el niño mientras se teletrasnportaba por toda la habitacion-

-el hombre de traje entra a la habitación azotando la puerta- Claramente ¡dije que los niños no podían tener  un nombre! -dijo el hombre con su tan acostumbrado tono retador- Estas despedida -dijo mientras le dirigía una mirada fulminante a la institutriz,

Pero... señor -trato de decir la joven mujer-

Pero nada -dijo firme el hombre- Estas despedida... vete cuanto antes

Entendido -dijo la mujer con la cabeza agachada- Adios -les dijo a los niños mientras empezaba a irse-  Fue un gusto conocerlos -dijo antes de salir por la entrada principal-

Grace entra -dijo el hombre mientras miraba a los niños y la androide entraba- Ahora tu seras la única que puede ocuparse de los niños... ya conoces las reglas y si no quieres desaparecer... las cumplirás -termino de decir el hombre antes de volver al cuarto donde estaba realizando los examenes-

Entendido -susurro la androide rubia- Bien niños es mejor que olviden el nombre que les dio su antigua institutriz si no quieren que su padre se moleste -les dijo dulcemente a los pequeños que la miraban-

Pero me gusta -dijo el pequeño número cuatro haciendo un pequeño puchero- Quiero llamarme Klaus no Cuatro -dijo empezando a llorar-

Calma... calma -dijo la androide dándole calidez a sus palabras mientras se acercaba al pequeño para cargarlo- ¿Que les parece si solo usan esos nombres cuando su padre no este presente?

¡Si! -gritaron casi todos los niños al unisono-

Tontos -dijo el pequeño de nombre cinco, mientras los miraba con un poco de superioridad, "Si supieran que el misterio es lo que hace emocionante la historia" pensaba el pequeño, quien apesar de tan solo tener tres años, ya era más maduro e inteligente que el resto de sus hermanos-

EN LA NOCHE, OFICINA DEL SEÑOR HARGREEVES

Grace... -dijo el hombre que estaba sentado escribiendo en su libreta, llamando la atención de su creacion- ¿Que nombres les puso a los niños? -dijo aun sin verla-

Número uno se llama Luther, Numero dos Diego, Numero tres Allison, Número cuatro Klaus, Numero Cinco no acepto el nombre, quiere seguir llamándose Cinco -dijo la mujer-

-"Al menos Cinco no me ha decepcionado" penso el mayor de los Hargreeves-

Y Numero seis se llama Ben -finalizo la androide-

¿Que hay de número siete? -pregunto el hombre con intriga-

A ella no le puso nombre -dijo la androide-

¿Porque? -pregunto el hombre confundido-

Algo menciono de que un espíritu le decía que usted era el que debía ponerle nombre a numero siete -dijo la mujer sin quitar su sonrisa-

Oh... -dijo el hombre mientras miraba a la androide- Recuerdame nunca volver a contratar espiritistas -le dijo mientras volvía a escribir en su libreta- Retírate

Entendido -dijo la androide mientras salia de la oficina-

MAS TARDE

Todos en la Academia dormían cada uno en sus habitaciones, a excepción de uno. Esa persona salia de un cuarto y entraba a otro, vigilando a cada uno de los niños por orden. Hasta que finalmente llego a la última habitación, estaba parado frente a una puerta blanca con un número siete dorado colgado. Que buena idea había tenido al ponerles esos números, para diferenciar cada una de las habitaciones. Ya llevaba un rato observando la perilla hasta que se decidió a entrar, lo único que pudo observar era una oscuridad abrumadora que era solo un poco iluminada por la luz de la Luna.

La habitacion estaba en perfecto orden, como siempre. Y en la cama estaba una pequeña con fleco descansando después de su día de estudio, el que fueran a ser los héroes de la ciudad no significaba que no fueran a tener clases, tal vez las lecciones de lenguaje de señas eran demasiado para los pequeños, pero no podía permitir que no fueran excepcionales en todos los sentidos.

Se acerco a un lado de la niña que dormía en un sueño profundo y la miraba con nostalgia. O al menos eso parecía.

-"¿Cuando creció tanto?" se preguntaba a si mismo- Mi pequeña Vanya -dijo mientras le acomodaba un mechón de su cabello detrás de su oreja-

¿Papá? -dijo la niña mientras trataba de sonar somnolienta- ¿Que haces aqui? -

¿Cuanto tiempo llevas despierta... hij... numero siete? -dijo el hombre que aun estaba parado junto a la cama-

Tuve una pesadilla... quería que vinieras y estas aquí -dijo la niña con un pequeño tono alegre-

Deberias dormir -dijo el hombre mientras le daba la espalda- Mañana te esperan tus lecciones de violín -dijo ya frente a la puerta-

Gracias por venir papá -dijo la niña volviéndose a esconder entre sus sabanas- Dulces sueños

-Cerro la puerta y se detuvo en el pasillo- Dulces sueños mi Vanya -dijo antes de irse a su oficina-

El hombre de traje regreso a su oficina porque las palabras "Queria que vinieras y estas aqui" no salian de su cabeza. El tenia preparada la visita ¿cierto? Ella no pudo controlarlo a la distancia ¿o si? La respuesta a sus preguntas estaba en su agenda

11:00 p.m. Preparar las actualizaciones para Grace -dijo mientras lei su agenda- ¡Ja! -dijo el hombre soltando una ligera risa sarcastica- visitarlos no estaba entre mis planes, sus poderes son más fuertes y eficientes de lo que creía -dijo empezando a anotar en su libreta-

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Ojalá y les haya gustado

El Secreto de Vanya (Fiveya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora