Capitulo 27: La habitación

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Metí la llave en la cerradura para luego hacerla girar, en cuanto hizo clic nos estremecimos los dos al mismo tiempo. Sobre todo Ezarel que parecía aterrado por ver el interior del lugar y a la vez que ansioso.

Nos miramos unos segundos.

Talila: ¿Estás bien?

Ezarel: Si yo... es que, nunca he entrado en la habitación de Elise. Nunca me lo permitió. Y para serte sincero, siento que estoy fuera de lugar en esto.

Talila: Pues yo quiero que estés conmigo en este momento.

Ezarel sonrió con cierta tristeza antes de que yo empujara la puerta hacia el interior. Ambos entramos, en ese momento las luces de la habitación se encendieron automáticamente provocándonos algo de ceguera.

Aquella habitación, no era tal y como me la había imaginado.

El lugar parecía sacado de un cuento, más específicamente como si hubiera viajado en el tiempo hasta la antigua Arabia

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El lugar parecía sacado de un cuento, más específicamente como si hubiera viajado en el tiempo hasta la antigua Arabia. El decorado, las lámparas y la bóveda sobre nosotros lo hacía ver como una habitación estilo oriental. Era majestuosa, y prácticamente no estaba sucia ni desordenada. Como si el tiempo se hubiera detenido en este lugar.

Ezarel parecía tan anonadado como yo, lo cierto es que su cuarto parecía una representación misma de cómo es en personalidad mi madre. Elegante, sofisticada y con algo de misterio de por medio.

Ezarel: Nunca vi una habitación así.

Talila: Yo tampoco, y tampoco veo una pista que nos pueda ayudar.

Me paré en el gran espejo que decoraba aquella pared blanca y vacía. La luz de la lámpara que estaba sobre mi cabeza, iluminaba los puntos necesarios para que saliera perfectamente reflejada en ella.

Ezarel: Parece que Elise procuró no tener nada aquí. Ni debajo de la cama, ni de las almohadas, su armario está vacío.

Talila: ¿Siempre estaba aquí encerrada?

Ezarel: En gran parte del tiempo si. Pensé que era porque siempre se la pasaba leyendo o estudiando, pero... ahora que sé la verdad, creo que lo hacía para esconderse.

Talila: No podías saberlo Ez.

Pasé mi mano por el espejo observándolo de arriba a abajo, pero, era solamente un espejo normal y corriente. Miré mi reflejo, pero...

En cuanto paré a ver mi rostro noté como mi figura en aquella lámina se transforma a la apariencia de una mujer de cabellos morados y ojos verdes. Exclamé en alto por la sorpresa y nada más pestañear había desaparecido.

Ezarel: ¿Qué pasa?

Talila: Yo... rayos, creo que me estoy volviendo loca.

Ezarel: Creo que mejor deberíamos salir de aquí, no sé por qué pero, este lugar me inquieta.

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