Capítulo Decimonoveno " Monumento a la diosa olvidada ".

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Al día siguiente me desperté envuelto en ropajes compuestos por aquella confortable tela de araña.

La cueva donde había hecho noche estaba abotargada de criaturas.

Como yo, dormían en el suelo, algunos de pie, otros acostados y de cien formas más que no sabría describir.

Demostrando efectivamente la variedad de especies y carácteres que allí yacían.

Rodé lentamente los ojos por aquellos parajes solo para descubrir que había alguien muy cerca y que a su vez me observaba extrañamente fascinado.

"Es el hombre reptil".

Me puse de pie y caminé hasta donde se encontraba ese peculiar espectador.

Las muchas antorchas en las paredes del tejido cavernoso crepitaban constantemente y un olor a madera quemada asaltaba mis fosas nasales haciéndome temblar extasiado.

"Es muy agradable... Da cierta sensación de... Hogar".

Hubo un poco de nostalgia, de añoranza sobre casa.

Sin embargo el sentimiento rápidamente se disipó, púes entre pensar y recordar había llegado junto al hombre reptil.

Me senté estilo seiza y le miré interrogativo.

"¿Qué le aqueja?".

Me pregunté.

- 'Sayidi'.
(Mi señor).

Dijo en voz baja mientras hacía un gesto con la mano.

A puño cerrado percutía sobre su pecho.

Yo repití la acción pero sin emplear palabra, todavía me era imposible comprender el idioma que practicaban esos seres.

No era astral, eso seguro.

Púes aunque exiguamente, comprendía mencionado lenguaje.

Me ponía en una situación relativamente incomoda donde solo era capaz de hacer gestos para comunicarme.

- 'Alrabu la yafham lughatina ... Walyawm wajahtani malikat aleankabut 'an 'antazir yaqazatah... Yjb 'an akhadhah 'iilaa madinatay la'astaqbil barikat al'iilhati... Nammu'.
(El Gran Conquistador no comprender lengua de bestias... Hoy Gran Reina me orientó esperar su despertar... Debo llevar a Gran Conquistador a Tribu Ssiki para que reciba bendición de diosa... Nammu).

Tras la verborrea el hombre reptil se presentó gesticulando.

Su nombre era Coaiss.

Coaiss de la lanza plateada, así le recordaría desde entonces en adelante.

Yo hice lo mismo afirmando mi atribución, Demon, nombre de yakuza y honorífico.

Salimos a las afueras de la cueva y luego tras repetidas series de reverencias y discusiones me fui con el grupo de sangre fría hacia un destino desconocido.

*---*

Durante la mayor parte del recurrido nos acompañaron los hombres pequeños, Ferdas, era su líder, un hombre para respetar dígase la verdad.

Le vi machacar la cabeza a un monstruo salvaje con tres veces su tamaño de un solo martillazo sin dudarlo siquiera una sola vez.

Protegía a sus compañeros con recelo y era admirado por todos sin absoluta dilación.

*---*

Atravesando montes sinuosos, cumbres congeladas, llanuras largamente extendidas, bajo lunas o bajo soles caminamos y caminamos a rumbo fijo.

Tales of a Demon King  [Libro 1 " Ryo's Adventure "]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora