Treinta y nueve.

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La lata de la leche de fórmula se resbaló de mis manos cayendo estrepitosamente contra el suelo haciendo que parte del contenido se esparciera por el piso de la sala, seguido de una maldición de mi parte, a lo que el silencio se formó en el lugar, con excepción de los balbuceos que soltaba Malú. Suspiré pesadamente y me dispuse a entrar a la cocina para buscar algo con que limpiar el desastre, sin mirar siquiera a las dos personas que me observaban con algo de asombro, puesto que normalmente no decía malas palabras, sólo cuando estaba muy molesta o estresada, como ahora.

Limpié todo sintiendo algo de frustración porque era una lata de leche nueva, aunque tenía dos más guardadas por lo que no era una gran pérdida, pero aún así la fórmula que tomaba Malú no era precisamente la más barata y se desperdició algo de ésta por mi torpeza, o más bien por el hecho de que tenía demasiadas cosas en la cabeza. Sumado a que el cansancio no ayudaba para nada y mis movimientos eran muy descordinados a este punto.

–Tami, ¿por qué no vas a dormir un rato? –Lei habló desde el sillón, donde Jimin se encontraba junto a ella con mi hija en brazos.

–Estoy bien, sólo... –Me callé porque no supe que más decir, era obvio que no lo estaba.

–Te ves agotada, no has tenido mucho descanso. Por eso estamos aquí.

Y lo apreciaba.
Apreciaba que ambos estuviesen dispuestos a ayudarme. Llegué del trabajo hace un rato y a los minutos ellos también junto con la bebé porque habían ido de paseo, su relación cada día parecía ir más en serio. De hecho, bromeamos con que se veían bien siendo padres, mientras yo limpiaba un poco la cocina luego de comer algo. Lo que más quería era dormir pero al mismo tiempo no podía, me pasaba que al estar en la cama el sueño desaparecía de pronto.

Había transcurrido una semana desde que Yoongi se fue de mi apartamento luego del beso, no habíamos hablado y yo no me atrevía a hacerlo primero. Sentía que había hecho algo mal y tenía vergüenza de encararlo. En la agencia no lo había visto y a Joohyun tampoco, aunque a esta última era un alivio porque me sentiría muy mal. ¿Y si ya estaban saliendo?

Mi rutina seguía igual de exigente: trabajando mucho, lidiando con la maternidad y durmiendo poco. Afortunadamente,Taehyung, Leila y Seunghee me han ayudado bastante; esos tres han pasado más tiempo en mi apartamento que yo misma. Me alegraba ver a Tae tomando responsabilidades e involucrándose como debió ser en un principio.

Me sentía exhausta, triste y frustrada principalmente por no poder estar con mi hija como quisiera, pero hacía todo este esfuerzo por ella y no podía rendirme, no existía esa palabra en mi mente. Aunque también pensaba en que si ella estaría sintiendo el suficiente amor de mi parte.

Luego, venía todo el asunto con Yoongi que me tenía realmente inquieta y confundida. Sentí que me metí en un terreno donde no debía, puesto que existía Joohyun y yo era consciente de sus sentimientos por él, de alguna manera la había traicionado aún si no fuéramos cercanas.

Caminé hasta el sillón y me dejé en caer junto a ellos, de pronto comencé a derramar lágrimas. Estaba dejando salir todo lo que llevaba aguantando por días.

–Tami, desahógate con nosotros si lo necesitas. –Jimin habló en voz baja y sentí como Lei se sentaba del otro lado, comenzando a acariciar mi cabello.

Esperé a calmarme un poco para que así el nudo en mi garganta disminuyera y que las palabras pudieran salir claramente.

–Siento que no hago lo suficiente por Malú –hablé, mientras sorbía por la nariz– a veces siento que no soy una buena madre –miré a mi bebé que estaba con su chupete viendo un juguete que Jimin movía para ella– han ocurrido muchos cambios en mi vida en poco tiempo, que a veces me siento tan sobrepasada por todo y apenas voy a cumplir veintiuno. –Exclamé, exasperada, en medio de mi llanto.

UNEXPECTED. |MYGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora