31 de diciembre del 2018.
Mi cita de hoy era la fiesta que celebrarían en la tienda de galletas por año nuevo, Sussie dijo que estaría genial. Lo que no me dijo es que la pequeña tienda estaría a reventar de personas.
Cuando estuvimos frente a las puertas estuve a punto de arrepentirme pero no lo pensé demasiado y la seguí, tampoco es que tuviera otra cosa que hacer.
Sussie tomó mi mano y nos adentró aún más en la tienda de galletas, había tanta gente que era difícil caminar. Faltaba poco para que fueran las doce, pronto este año se iría y uno nuevo iniciaría.
La chica saltaba y bailaba mientras nos adentrábamos aún más zigzagueando entre la gente hasta que finalmente llegamos a un rincón en el que podríamos estar más cómodos. Charlie le había dado la noche libre, ella ya había hecho demasiados estos últimos días.
—¿Listo para la última razón que tengo para amar la navidad?
Asentí, pero la verdad es que no estaba listo. Temía que está fuera la última vez que vería a Sussie, quería seguir compartiendo con ella, tenía años sin sentirme tan vivo. Sussie tal vez era la persona que necesitaba para finalmente seguir adelante.
Si esto terminaba el día de hoy, ¿sería la última vez que vería a Sussie?
—¿Qué pasa?—Preguntó al ver el pesar en mi rostro. Me acerqué aún más a ella para que pudiera escucharme sobre la música y los vítores de las personas presentes.
—¿Esta será la última vez que nos veamos?
Sussie me miró extrañada, no se esperaba que respondiera con otra pregunta.
—¿Qué es lo que tú quieres?
—No se trata solo de mí.
—Tampoco se trata solo de mí, por eso pregunto, ¿qué es lo que tú quieres?
La verdad es quiero seguir viéndola, quiero seguir conociendo cada una de sus facetas, quiero compartir mis secretos con ella y que ella comparta los suyos conmigo.
—¿Podemos seguir viéndonos? Por qué yo quiero hacerlo—Después de mucho tiempo fui sincero con alguien más y conmigo mismo.
Sussie me hacía ver las cosas de otra manera, a colores chillones, tal y como su horroroso abrigo de Santa rojo que curiosamente hoy portaba. Dijo que después se vería ridícula si la usaba y realmente ella amaba ese abrigo.
Ella no me respondió, al contrario se quedó en silencio con una pequeña sonrisa. Me puse nervioso.
Todos a nuestro alrededor empezaron a hacer el conteo regresivo.
Diez.
Nueve.
Ocho.
Siete.
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Milagro de navidad entre bolas de nieve | Festividades#1
Short StoryJhetro Cavanagh podría haberse convertido en el nuevo Grinch hace nueve años atrás, cuando perdió a su vida, su luz... a ella. Odiaba ver las luces, odiaba los pinos, odiaba los villancicos y odiaba ver a la gente irradiar de felicidad en esas época...