Capítulo 18

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AGOSTO

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AGOSTO.

Hoy era un día importante y estaba jodidamente nervioso de que mi regalo le fuera a gustar.

Hoy era 7 de agosto, el cumpleaños de Sussie.

Habían sido dos semanas de estrés porque no sabía qué demonios regalarle a la chica. Iba a alguna tienda y no me terminaba de convencer nada. Todo se veía tan simple y quería que fuera especial. Por lo que le había pedido ayuda a la última persona en el planeta en la que pensaba que algún día le pediría un favor.

—¿Cómo se conocieron?—me había preguntado ella.

—¿Y eso te interesa por?

—Jeth, a nosotras nos gusta que ustedes recuerden ciertos detalles de cuando ocurre el primer encuentro—me explicó Fiona sentada al otro lado de mi escritorio—. Así que, ¿cómo se conocieron?

—Chocó contra mí en el High Park las navidades pasadas. Vestía de elfo y llevaba unos patines. Pensé que estaba loca cuando dijo que debía llegar al Polo Norte antes de la media noche porque Santa le había pedido que llevara una bola de nieve para la señora Claus que dejó caer al estrellarse conmigo—le expliqué—. ¿Crees que se puedan sacar ideas de ese encuentro?

—Primero quiero saber algo, ¿Sussie estaba drogada?

Esa tarde Fiona y yo compartimos un momento agradable. Me dio demasiadas ideas pero sin embargo no me terminaban de convencer.

Después, pasé a mi segunda opción, John.

—¿Y viniste a mí por...?—preguntó después de que le contara mis dudas sobre el regalo de cumpleaños de Sussie. Realmente el mellizo de la chica no me estaba prestando mucha atención. En realidad, me sorprendía que aún en la cocina de aquel restaurante me permitieran seguir como perrito faldero al joven sous chef.

—Necesito ayuda para el regalo de cumpleaños de Sussie—expliqué nuevamente mientras qué seguía a John hacia el otro lado de la cocina—. Realmente no sé qué regalarle y pensé que tú podrías darme una idea.

—Yo le regalaré su cereal favorito—el chico volvió a moverse hasta el otro lado de la cocina—. Sussie es muy sencilla con los regalos, si quieres regalarle un par de calcetines lo aceptará encantada.

—Pero no quiero regalarle un par de calcetines, quiero que el regalo sea más especial—Volví a seguirlo hasta el otro lado de la cocina.

—Entonces ropa interior servirá. A mí siempre me regalan calcetines, si te dan ropa interior es un regalo especial.

Realmente John no había ayudado en nada, ¿Camisas? ¿Ropa interior? Esos eran regalos perfectos para navidad, ¿pero su cumpleaños? Además, la ropa interior lo veía algo... inadecuada. Quería algo más, algo que realmente la hiciera llorar de felicidad.

Mi tercera opción fue sin duda la más extraña de todas, pero solo estaba evitando la opción que más me asustaba.

—Si le regalas un dibujo estoy segura de que lo amará—Dijo Anya, mi sobrina mayor mientras hacía un dibujo de Mike Wazowski—. Dylan me regaló un dibujo de una ardilla, le quedó genial. Así que cuando me preguntó que fuera a su novia le dije que sí.

Milagro de navidad entre bolas de nieve | Festividades#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora