El reencuentro

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Horacio ordenaba con ímpetu la retirada de los platos vacíos que se encontraban aún en las mesas del gran salón.

El padrino de los novios estaba a punto de comenzar el brindis y a causa del retraso de los meseros aún faltaban algunas copas por entregar.

Tanto Emilio como Horacio se encontraban muy nerviosos, el cliente era alguien muy importante y no querían quedar mal, por lo que exigieron a los meseros rapidez y eficiencia.

Milagrosamente todo había salido bien y a tiempo, observando desde la orilla, Horacio se encontraba platicando con su socio, admirando el hermoso vestido de la novia dar vueltas en el centro de la pista al ritmo del vals.

Al pasar un mesero con unas copas de champagne Emilio lo detuvo para tomar dos de ellas y mientras se llevaba la suya a sus labios, le entregaba la otra al de cresta.

- No gracias Emilio, alguno de los dos debe estar sobrio – comentó el chico con un tono de gracia.

- ándele jotito, que ya está todo el trabajo hecho, necesitas relajarte – contestó Emilio volviendo a acercar la copa a las manos del menor.

Horacio rodó los ojos y soltando una risilla aceptó la copa que inmediatamente se llevó a los labios, dando un pequeño sorbo, sintiendo el ligero dulzor de la bebida.

-¿Horacio?- llamó alguien a su espalda, captando su atención se giró para observar a su viejo amigo del brazo de un hombre.

-¿Yun?- preguntó con una gran sonrisa entre sus labios, inmediatamente Kalahari soltó su agarre con su pareja y abrazó tiernamente a Horacio.

- Horacio te presento a mi pareja Armando – mencionó Yun al separarse del abrazo.

- Mucho gusto – saludaron los dos hombres a la par mientras estrechaban sus manos.

- Mi socio, Emilio – presentó de igual manera Horacio y después de que el mexicano estrechará de igual forma la mano con la pareja, hablaron unos minutos más.

- Horacio me dio mucho gusto verte – mencionó – oye ¿Qué les parece si este viernes vienen a cenar a nuestra casa? – invitó Yun volteando a ver a su pareja quien apoyo la invitación.

-Si, estaría estupendo – afirmó el peliazul

- Perfecto, pásame tu número y te mando la dirección – dijo Yun para agregar el contacto de su amigo en su móvil – bien, avísale también al guarro de Gustabo y traigan a sus parejas si gustan – se despidió alegremente y se retiró junto a Armando.

El juego de las llavesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora