El trayecto 2/3

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-¿Qué tal me veo viejo? – preguntó Gustabo pícaramente a la vez que le daba la espalda.

Conway trago en seco bajando su mirada hasta el trasero, el rubio sonrió al lograr su cometido, sabía perfectamente bien los ajustados que le quedaban esos jeans y la forma en que resaltaban sus posaderas.

Caminó moviendo sensualmente sus caderas hasta el sofá dónde estaba sentado el superintendente y se sentó en sus piernas.

A pesar de la mala cara que puso el hombre en ningún momento quitó al chico ni se quejó de su acción al contrario colocó sus manos en su cintura atrayéndolo más a su cuerpo.

Después de una sección de besos apasionados salieron del apartamento para dirigirse a la reunión.

Mientras el pelinegro manejaba concentrado a la ubicación marcada el rubio jugueteaba con su mano recorriendo el cuerpo del mayor.

Pasando su mano por todo su pecho hasta llegar a su entrepierna sin inmutar a Conway.

De repente el mayor se detuvo en seco, sacando una sonrisa pícara del rubio.

- Uhmmmm... Viejo tienes ganas de jugar eh – dijo con un tono travieso.

- Pero que dices gilipollas – habló dejando confuso al chico – tenemos que comprar algunas bebidas, no vamos a llegar con las manos vacías subnormal – mencionó antes de salir del auto para dirigirse al interior del local.

El rubio en ese momento se dio cuenta de que se encontraban en el parking de una licorería, soltó un suspiro saliendo del auto para seguir a su superior y después de comprar el alcohol necesario retomaron su trayecto llegando a los pocos minutos a su destino.

El juego de las llavesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora