CAPÍTULO 11

622 42 11
                                    

Los celos y el miedo, le habían impedido decir algo cuando ella le confesó sus sentimientos, estaba preso en sus fantasmas, no ser lo suficiente para alguien, que lo traicionaran de nuevo.

La había juzgado, la había herido y ahora no se soportaba.

Dos cervezas después y un poco más mareado de lo que alguna vez se había sentido, tomó su patineta y salió del departamento, se montó en el jeep y sacudió la cabeza tratando de despejarse un poco mientras se dirigía hacia la única pista para skate de la ciudad.

El sol le provocaba dolor de cabeza, estaba sudando como un animal peludo y el mareo se había intensificado, aun así seguía haciendo vueltas y brincos con la patineta, buscando algo que no podía encontrar.

Un castigo.

Tomó impulso y trató de sujetar la tabla en un giro imposible, cayó sobre su brazo, el material liso de la rampa talló su piel haciendo sangrar su codo.

Dolor, aquello alejó la bruma mental y se estremeció, había sido un idiota con Candyfloss, lo cierto era que todo se resumía a una simple cuestión, no quería perderla, por otro hombre o por sus propias idioteces y estaba muerto de miedo por ello.

El Padre Johan lo miró cuando entró a su oficina, Jughead sabía que lo encontraría ahí a pesar de ser fin de semana, solo daba una misa para los niños por la mañana, después hacia alguna actividad con ellos en el día y regresaba a esa habitación, el refugio de su viejo amigo.

-Te ves fatal.

Jughead no dijo nada, se sentó en uno de los sofás frente al escritorio.

-Eso debe doler-, afirmó el viejo señalando su raspón.

Tampoco respondió.

-Estamos molestos, ¿Qué pasó?

Aquellos ojos nobles parecían saber que él podía fallar pero no lo juzgaban, simplemente esperaban que se desahogara y lo hizo.

Cuando Jughead vomitó sus tripas sentimentales se sintió mejor pero vacío, la necesitaba, mucho.

-Nadie es perfecto hijo, tu equivocación fue pensar que sí, ¿Ella se equivocó al dejar que su ex pareja tomara tantas libertades?, ¿Quién es el indicado para decidirlo?, ella te dio sus razones, no te mintió o se excusó, ¿Tú fallaste?, creo que la reacción que tuviste fue normal, eres humano y la amas-, la seguridad del padre ante sus sentimientos hizo reír a Jughead.

El viejo se levantó sin decir más y salió de la oficina, él cerró los ojos y recordó que ya lo sabía, ya había aceptado que la amaba, pero había huido a la primera oportunidad.

-Soy un cobarde.

-Valiente no es aquel que no tiene miedo, si no él que a pesar del miedo busca su felicidad-, dijo el Padre Johan dejando en el escritorio lo necesario para que Jughead pudiera curarse la herida.

-Buenas noches-, se despidió el viejo.

-Gracias-, murmuró Jughead.

Tomó la botella de antiséptico en sus manos y se sobresaltó cuando escuchó la voz del hombre justo fuera del pasillo.

-Me gustaría conocerla pronto.

Jughead sonrió, Candyfloss conociendo a la única persona que le importaba, si lograba hacer que todo estuviera bien entre ellos, su relación iba volverse seria.

Cuando regresó a su departamento ya había oscurecido, sus pies luchaban por ir hacia ella pero estaba sucio, el brazo le dolía y...

¡Qué diablos!, no iba a seguir huyendo.

CRAZY (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora