Consolidando su Relación

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Valentina sonrío suavemente, y le dijo muy bajito, tanto que la joven chef apenas pudo escucharla, —no Juls, mi color favorito ya no es el azul, mi color favorito, ahora es El Color De Tus Besos—

Juliana lo pensó un momento, —¿Ah sí?, ¿eso quiere decir que tengo que besar el dibujo de las copas de los arboles? — preguntó después, levantando una ceja con una sonrisa de lado y un tonito de burla, le derretían las hermosas palabras de la artista, pero no quería desaprovechar la oportunidad de bromear un poco.

Valentina se rio de la burla de Juliana, le gustaba el trato ligero y en confianza que tenían, tonteando por cualquier cosa, luego se puso sería un momento y la miro a los ojos. —Oh no, para que mi color favorito pueda percibirse y apreciarse, solo es posible aplicarlo sobre una superficie, que no es papel y no es lienzo— le dijo Valentina mientras dejaba el block de dibujo sobre la mesita de centro y se giraba para quedar frente a Juliana, que ahora la miraba con ojos embelesados.

Valentina tomo un mechón de el cabello negro de la joven chef y jugaba con las puntas, acariciándolo, —donde se puede apreciar completamente el color, chiquita, es en mis labios... y en mi piel— continúo diciendo la pintora con su dulce voz, luego deslizó sus manos por las mejillas de Juliana, acercándose de a poco para besar sus labios.

La joven chef se estremeció con la palabras de la pintora, —Pero yo no sé pintar Val, vas a tener que enseñarme— dijo ahora Juliana en un susurro, perdida en su mirada y con sus manos sobre la cintura de la artista, un instante antes de que Valentina la besara.

El beso fue dulce y tierno al principio, los labios de la pintora envolvían los de la joven chef, acariciando lentamente, succionando suavemente el labio inferior de Juliana, abriendo la boca para beber su aliento, deslizando vacilante su lengua apenas, por la parte de adentro de su labio superior en una sutil caricia. Mientras movía las manos, desde sus mejillas, acariciando el lóbulo de sus orejas con ternura.

Juliana casi sentía que se elevaba del sofá donde estaba sentada, cada vez que Valentina la besaba, experimentaba sensaciones indescriptibles, cada beso diferente al anterior, cada vez mejor, sintiendo como la pintora se estremecía con sus reacciones, como si sus cuerpos entraran en sintonía, Valentina adivinaba lo que Juliana le pedía, sin necesidad de cruzar una sola palabra. Poco a poco el beso iba volviéndose mas profundo, la joven chef deslizó su propia lengua sobre la de la pintora, en una lucha silenciosa en donde realmente no importaba quien resultara ganador.

Valentina dejó los labrios de la chef, intentado tomar un poco de aire, para deslizar su boca por su mandíbula, bajando la caricia desde ahí rumbo a su cuello, en una sucesión de pequeños besos, ligeramente húmedos, dando pequeñas succiones en su piel, y Juliana temblaba entre sus brazos.

Valentina le dijo, sin separarse más que unos pocos milímetros de la sensible piel de su cuello, muy cerca del final de su mandíbula, bajo el lóbulo de la oreja —aprenderemos juntas, mi amor—. La pintora sentía como los latidos de su corazón habían incrementado su ritmo, y una deliciosa calidez esparciéndose en su cuerpo, aumentando la humedad en su intimidad. Estaba muy excitada por los besos con la joven chef, que tenia su rostro ligeramente enrojecido, Valentina podía notar la excitación en ella, delatada por su rápida respiración. Ahora la pintora movió sus manos, desde las mejillas a su cuello, luego por su espalda hasta su cintura, mientras seguía besando su cuello, acercando aún mas su cuerpo hacia el calor que irradiaba el cuerpo de la otra chica, que se estremecía, volvió a su boca y sonrió en el beso.

Juliana sentía a la pintora en todos lados, se estaba derritiendo entre sus brazos, dejándose llevar por el sin fin de sensaciones que experimentaba, involuntariamente soltó un pequeño gemido e hizo por profundizar el beso, tomando un impulso que no sabia de donde le venia se abalanzo sobre la pintora, empujándola sobre el respaldo del sofá, sentándose a horcajadas sobre ella. Cuando sintió el roce en el resto de su cuerpo, ahora en contacto desde la cadera hasta su pecho, gimió una vez más, ahora más fuerte, puso sus brazos alrededor del cuello de Valentina, que para entonces la abrazaba con fuerza por la cintura, y comenzó un suave movimiento sensual, no tenia idea de lo que estaba haciendo, solo se dejaba llevar con lo que su propio cuerpo le pedía y éste le pedida más contacto, un roce cada vez más profundo.

El Color De Tus BesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora