El Color De Tus Besos

Diametralmente Opuestas

Las palabras de la joven chef aun resonaban en el estudio de Valentina, "yo también te amo Valentina, no te imaginas cuanto te amo" cuando la pintora tomo a Juliana entre sus brazos, y permanecieron abrazadas durante mucho tiempo, las lágrimas emocionadas de Juliana habían corrido libremente durante un tiempo y al cabo de un rato se calmaron, Valentina sabía que esas lagrimas no eran de tristeza, eran de felicidad y emoción, a ella misma se le aguaron los ojos un poquito por la felicidad de escuchar las hermosas palabras de la joven chef. Se separaron un poco del abrazo, quedando frente a frente, los brazos de la morena rodeando el cuello de la pintora y las manos de esta sobre su cintura, juntaron sus frentes y se dieron un tierno y pequeño beso esquimal, rozando sus narices juntas. Luego Juliana se separo un poco de la pintora y le dijo mientras jugaba con el cabello castaño de la otra chica, —Estoy muy nerviosa por conocer a tu mamá, ¿estás segura que no es como Lupe?, mira que mi madre tiene unos modos...— dijo Juliana e hizo un gesto vago con la mano que tenía libre.

—Sé cómo es tu madre, aunque solo he hablado con ella una vez, por lo que me has contado a mi si me daría miedo ir a comer con ella, pero mi mamá no es así, casi estoy segura de que sabe o intuye mas de lo que dice respecto a nosotras chiquita, creo que me la paso hablado de ti todo el tiempo, no lo puedo evitar— le dijo la pintora, todavía en la misma posición, —no tienes porque estar nerviosa mi amor, solo tienes que ser tan encantadora como siempre, estoy segura de que se caerán muy bien— se apresuró a decir cuando vio un pequeño gesto de angustia en la morena. Luego le dio un breve beso en los labios para tranquilizarla.

Cuando se separaron de ese beso, Juliana mantuvo sus ojos cerrados un momento, luego suspiró, abriendo los ojos le hizo una pequeña caricia en el brazo a Valentina —Bueno, si tú lo dices yo te creo, te creo todo, si me dijeras que el cielo es violeta, las rosas azules, que dos más dos son cinco, lo que sea, yo te creería sin dudar— contestó Juliana, buscando ahora la mirada de la pintora intensamente, para que entendiera la profundidad de sus palabras. Juliana, que de alguna manera siempre había sido desconfiada, debido al abandono de su padre, necesitaba que Valentina entendiera que confiaba ciegamente en ella y que alguna mentira de la pintora, por absurda o insignificante que fuera le haría daño, ahora que se habían dicho una a la otra las palabras "te amo", ahora que se habían entregado completamente en cuerpo y alma, la morena simplemente no soportaría que la hermosa chica de ojos color océano le rompiera el corazón.

Valentina que estaba ligeramente inclinada hacia la caricia de la morena, regresó su atención al rostro de la joven chef cuando escucho el tono serio y profundo de su voz, —Mi amor, yo nunca te mentiría, nunca, jamás, bajo ningún concepto, porque te respeto y te amo Juliana, y porque sé que tu me corresponderás de la misma forma— contestó Valentina mirando sus ojos de vuelta, con la misma intensidad, dos mares que se encuentran y se funden. La pintora no sabía porque esa pequeña conversación sobre la verdad y la confianza se había sentido más profunda de lo que parecía en primer momento, comprendió que el haber dado los pasos anteriores, entregarse, decirse "te amo", y todo lo que había pasado en su relación hasta ahora, era nuevo para la joven chef y era normal que necesitara sentirse segura respecto a todo, Valentina estaba dispuesta a darle esa seguridad, porque Juliana era la persona más importante en su vida, no podría hacerle daño nunca porque la amaba intensamente. Luego intentó regresar las cosas a la ligereza habitual. —y ahora, ya que todavía falta un buen rato para la comida con mi madre, que te parece si me ayudas a organizar estos cuadros que tengo aquí, sirve que te distraes, todo va salir bien, te lo prometo— dijo a continuación.

Juliana se relajó después de ese comentario de la pintora, se sentía segura con ella, sabía que no tenia nada que temer, porque leyó la sinceridad en la mirada limpia y cristalina de Valentina. Todo iría bien, y Juliana supo en ese instante que Valentina era el amor de su vida y que juntas podrían luchar contra viento y marea, saliendo victoriosas sin importar lo que se interpusiera en su camino.