Fuera de la Burbuja

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Luego de despedir a Valentina y cuando por fin entro a su casa, Juliana fue en busca de su madre, sabía que se había excedido en el tiempo que tardó en regresar luego del trabajo y estaba lista para la reprimenda, no quería el regaño, pero entendía la preocupación de su mamá. La encontró en la cocina, —¡Hola Ma!— le dijo caminando rumbo al refrigerador, a buscar agua fría y de pasada le dio una rápida ojeada a la comida preparada sobre la estufa, para ver que había cocinado su mamá para la cena porque tenía un poco de hambre. Aunque trató de que el saludo saliera de la forma más despreocupada posible, sentía un poco de ansiedad, Lupe tenía un carácter fuerte y a veces pecaba de sobreprotectora. Con todo y el miedo que sentía, no podía evitar la sonrisa en su cara y los ojitos soñadores que le quedaron luego de su encuentro con Valentina.

—Hasta que apareces Juliana, me tenías con el Jesús en la boca—, le dijo desde la silla donde estaba sentada en la mesa de la cocina, con gesto serio y siguiendo los movimientos de la morena con la mirada, —Mija, no me andes dando esos sustos, ¿Qué te costaba avisar? — Lupe no estaba enojada, pero si preocupada, sabía que Juliana ya estaba grande y que tenía derecho a utilizar su tiempo como mejor le pareciera, que tenía el derecho de tomar sus propias decisiones. Pero mientras vivieran bajo el mismo techo las reglas las ponía ella.

—Perdóname Lupe— contesto Juliana recargándose en la encimera de la cocina, y luego dándole un sorbo al agua, —se me pasó el tiempo, no me di cuenta que se estaba haciendo tan tarde, te prometo que a la otra te avisaré—, Juliana tenía muchas esperanzas de que hubiera muchas otras oportunidades de pasar su tiempo con la artista.

—¿O sea que piensas seguir llegando tarde? —, le pregunto Lupe casi con indignación, le busco la mirada y fue cuando noto la sonrisa y los ojitos soñadores de Juliana, —¿y esa sonrisa?— preguntó extrañada, —¿conociste algún chamaco en el parque o qué?— continuó, cambiando la cara de preocupación por una sonrisa de complicidad, como buscando que Juliana le hiciera una confidencia.

—No—, contesto Juliana desconcertada por la pregunta de su mamá, —o sea, si conocí a alguien, pero no era un muchacho, es una amiga nueva, se llama Valentina y es pintora— le dijo con orgullo. Juliana quería seguir extendiéndose en su relato, contarle a su mamá lo feliz que estaba, que ya había visto a la artista antes y que hoy se encontraron por casualidad, decirle lo agradable que era y la conexión que sintió con ella cuando hablaban, muchas cosas quería decirle Juliana a su madre sobre Valentina, pero notó el gesto en la cara de Lupe luego de contestar la pregunta y se quedó callada.

—Ah— murmuro Lupita con preocupación, pero no dijo más, incluso el regaño se le olvidó.

Juliana se quedó viendo a su madre un momento más, esperando que dijera otra cosa, cuando su madre ya no hizo ningún otro comentario o pregunta, guardó el agua otra vez en la nevera y le dijo —Bueno, creo que ya me voy a dormir, ya es tarde—. Juliana estaba muy sacada de onda, no entendía la actitud de su mamá. Al preguntarle si había conocido a un chico, hasta se le iluminaron los ojos, cuando supo que fue una chica, cambio completamente, al parecer ya no quería saber ningún otro detalle.

—¿No vas a cenar? — pregunto Lupita saliendo un poco de su ensimismamiento.

—No, no tengo hambre— contestó, si tenía un poco de hambre antes pero ya no sentía ningún deseo de cenar, no quería alargar más el extraño e incómodo silencio en el que habían caído. Juliana se despidió con un beso en su mejilla y se fue a dormir.

Cuando ya estaba en su cama, Juliana reflexionaba sobre su plática en la cocina y sintió miedo, de alguna manera subconsciente sentía la desaprobación de su madre sobre sus sentimientos, sentimientos que ella no tenía muy claros aun, pero fuera lo que fuera a sacar en claro respecto a esos sentimientos, decidió que lo mejor era ser discreta con las conclusiones a las que pudiera llegar.

El Color De Tus BesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora