Parte sin título 12

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                                                                          Capítulo doce

En ese momento la limusina se para a las puertas de un hotelito rural maravilloso en la sierra de

Madrid. Las escalinatas de la entrada están adornadas con grandes maceteros con flores de

diferentes colores que hacen que le den alegría al ambiente. Desde la entrada puedo observar como

un monasterio del siglo XV se alza en lo alto de un monte. Las vistas son magníficas y se descubre

ante nosotros toda la majestuosidad de la sierra madrileña. Se respira paz y tranquilidad que

contrasta a la vez con lo que estoy sintiendo ahora mismo.

Daniel me coge de la mano y me lleva hasta el ascensor, donde nos paramos en la segunda planta. Es

un hotel pequeñito con dos plantas únicamente y me lleva a la suite imperial. Desde los ventanales de

la suite, puedo observar tanto el monasterio como la sierra y todo su frondoso follaje. La suite está

decorada con colores cálidos y luminosos y está presidida por una enorme cama con una elegante

colcha blanca que rompe con los cojines azul eléctrico. Las ventanas de medio punto de maderas,

también están vestidas con cortinas ligeras de color blanco con adornos en azul. La suite en general

es maravillosa y, al abrir las ventanas, los olores de las diferentes especies de flores inundan el

lugar. Tanto en la mesilla de noche como en la mesa de la sala hay dos grandes jarrones de vidrio con

ramos de flores frescas, orquídeas amarillas. Son maravillosas, con un olor muy suave.

— ¿Te gustan las flores? Las elegí personalmente he hice que las trajeran. Ya sé que no te gustan las

flores cortadas y que tú prefieres las macetas, pero realmente me gustaban estas flores para ti. Quería

regalártelas. ¿Champán? — Me dice dirigiéndose hacia la mesa y cogiendo dos copas mientras me

ofrece una. — He ordenado también que traigan esta botella. Es una edición Rosé muy especial del

2004. Es realmente exquisito. Sé que no estás acostumbrada a beber vinos o champán, pero estoy

seguro que este te gustará. Pruébalo al menos. — Me dice mientras descorcha una botella de

Champán que, aunque no sepa mucho el nombre me suena al menos, Dom Perignon. La pegatina rosa

tiene un diseño muy bonito que contrasta perfectamente con el color negro del cristal de la botella. –

El sabor es delicioso, con una mezcla exacta de sabores florales y sutiles ahumados. Estoy seguro

que te encantará. — Vaya, este juega en una liga muy diferente a la mía. Yo juego en tercera regional

y Daniel juega en la copa del mundo. Otro motivo más para saber que no debemos estar juntos. Me

olvidaba que es el hijo del dueño del Grupo Soxta, la empresa más influyente de España con una gran

proyección mundial. Claro, nadan en dinero, me olvidaba de ese pequeño detalle.

—Probaré al menos. — Le doy un sorbo al líquido dorado y es realmente delicioso. Nada que haya

El dia que te conocíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora