Capitulo siete
Al entrar en el lugar llamado "Desinhibición", encuentro un local semi oscuro, con luces tenues, con
dos barras a los lados y una pista de baile al frente. En este caso no hay dj, la música, en un sonido
ambiente sugerente y sensual suena por altavoces instalados por todos lados. Le gente va vestida
normal. Aparentemente es un club como otro cualquiera. Daniel se dirige directamente a una de las
barras, pero en esta ocasión, en lugar de ponerme la mano en la espalda o darme la mano como
anteriormente, con su brazo me estrecha la cintura, con un gesto claro de posesión. Al llegar a la
barra, pide un whisky con hielo para él y yo le digo que me pida una Coca—Cola. No quiero
emborracharme y hacer algo de lo que me arrepienta.
—Aquí no harás nada que no quieras. Quiero que te quede total y absolutamente claro. Tengo
muchas ganas de hacerlo, pero si no estás dispuesta no pasa nada. — Me dice guiñándome un ojo y
acercándose a mi oído, me susurra. — Llevo toda la noche soñando con este momento y que tú
estarías aquí conmigo, por eso te he traído, hace ya algunos meses que no lo hago, pero estoy...
sobreexcitado con tan sólo imaginarlo.
— ¿Qué deseas hacer? — Le pregunto, porque francamente aquí no veo nada excepcional. Tan sólo
un club donde la gente está pasando un rato agradable riendo y pasándolo bien, con una música
agradable, muy buena en realidad y un ambiente íntimo. La verdad es que creo que soy un poco
ingenua, porque no tengo ni idea.
—De todo— Me responde de nuevo en mi oído, mientras le da un sorbo a su bebida. — Este es un
club de intercambios de parejas. – Me responde directamente y me mira fijamente a los ojos
buscando una reacción por mi parte.
—Oh. — Es lo único que logro decir. Ahora mismo no sé qué hacer, si llorar o reír. Si darle un
bofetón o... nunca me he planteado hacer algo así, pero la idea me excita. Total, aquí no me va a
conocer nadie, y no voy a hacer nada que no hiciera ayer, follar con un desconocido. Sexo sin
ataduras, sexo sin conversación, sexo sin sentimientos... Creo que me podría gustar la idea. Sin
saber ni siquiera el nombre. — Estoy dispuesta. —
Le respondo directamente, sin pasar por la casilla de salida. Quiero este fin de semana desinhibirme
totalmente, ya el domingo por la noche, volveré de nuevo a mi vida. Volveré a ser yo. Quiero vivir
esta aventura y si me incomoda, me voy y listo. Estoy dispuesta a probarlo. —
—Estoy deseándolo. Mira cómo me tienes. Estoy tan duro con sólo imaginarlo que corro el peligro
de correrme en los pantalones. Si te parece bien, he quedado con un buen amigo con el que siempre
comparto todo, y cuando digo todo, me refiero a... todo. — Me dice guiñándome un ojo, y
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El dia que te conocí
DragosteEva es una mujer viuda, madura de 40 años y con dos hijos. La vida siempre ha sido dura con ella. Con una empresa emergente pero sin mucha liquidez, y demasiado trabajo, una hija adolescente problemática y un hijo de ocho años un poquito travieso, E...