Parte sin título 4

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                                                                     Capítulo cuatro

Una hora más tarde, llegamos a un restaurante italiano pequeño y muy íntimo. La decoración del

mismo recuerda a la toscana, con luces indirectas, flores en los centros de mesas, iluminados

con velas y con paredes de piedras. La verdad es que el lugar me sorprende gratamente.

Habíamos llegado andando, ya que se ubica muy cerca del hotel. Durante todo el camino, la

conversación giró en torno a Carmen y sus hermanas, contando anécdotas de cuando eran

pequeñas y se quedaban en casa de su primo Daniel y las que liaban juntos. Al llegar a la

puerta, Daniel se coloca a mi lado y me pone la mano en la espalda para que pase y guiarme

hacia la mesa. Cuando me coloca la mano ahí, otra vez siento de nuevo el calor y la corriente

eléctrica. En ese momento, Paco se sienta a mi lado, de tal modo que quedo sentada entre ellos

dos.

— ¿Has visto cómo te mira el primito de Carmen? — Me cuchichea Paco divertido en el oído

para que no se entere nadie más.

—No. Sólo está siendo amable. Déjalo estar. — Le contesto de igual modo.

—Tú no viste la manera en que te miró el culo cuando te fuiste a llamar por teléfono. Por

cierto, has llamado a Sara y no te lo coge, ¿no?

—No, lo tiene apagado. Pero me dijo que era muy probable que quedase hoy con David. La

había invitado ayer a tomar una copa, pero por lo visto la reunión terminó bastante tarde y lo

postergaron para hoy si terminaban a tiempo. — Le contesto sin hacer caso omiso a su

comentario del culo y desviando el tema, algo que se me da de muerte.

—Bueno, al menos alguien va a follar este fin de semana. Porque está claro, que con el primito

aquí, yo no voy a comerme ni un colín. — Me dice Paco riéndose. — Por cierto, ¿Qué te traes

entre manos con el primito?

—Nada, si no lo conozco. Lo he conocido a la vez que tú. — Intento disimular, fallando claramente

—Y claro, yo no me llamo Paco.

—Déjalo, por favor. Mañana te explico, que nos van a escuchar.

— ¿Qué cuchichean ustedes? — Nos pregunta en tono de reproche Daniel con la mandíbula

apretada, haciéndose una línea perfecta en sus labios. Se ve enfadado con la situación.

—Nada, cosas de la empresa. Ultimando unos pequeños detalles sin importancia para las reuniones

de mañana. — Le aclaro sin saber por qué a Daniel.

—Parecen que tienen una relación excelente entre vosotros, no sólo de empleados, sino de algo

más.

—Son muy amigos, Daniel. Casi se podría decir que viven juntos. – Le intenta explicar Carmen a su

primo. — De hecho, yo conozco a Eva por mediación de Paco. Cuando fui a Madrid la última vez,

me alojé en casa de Paco y en un momento dado, salgo del dormitorio casi dormida y me topo con

Eva que sale del cuarto de baño envuelta en una toalla y detrás Paco riéndose. Casi me da un síncope

El dia que te conocíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora