- Capítulo Cincuenta y Dos -

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Capítulo Cincuenta y Dos:
         Policía.

-Bobby PDV-
Después de correr por unos tres minutos seguidos, por fin nos detuvimos frente a una gasolinera.

-Ok, pero ¿alguien quiere explicarme que carajos fue eso?-preguntó Radley agitado.

Recordé el golpe que le había dado ese hombre a Liz y me acerqué a ella.

-Dios Liz ¿estás bien?-le pregunté.

Liz asintió.

-Si, no te preocupes. No fue tan fuerte-comentó.

Tate frunció el ceño.

-¿Que no fue tan fuerte? ¿Si estás viendo el moretón que tienes en la cara, no Liz?-se acercó Tate.

Observé a Radley, quién solo nos miraba con preocupación.

-Chicos lo siento mucho, enserio. Jamás imaginé que mi padre se pondría así frente a ustedes-dijo Liz apenada.

-Descuida, he pasado peores tratos en mi vida-comentó Rad.

Le di un golpe en la nuca.

-¡Agh!-se quejó.

-¿Tu padre siempre se comporta así con ustedes?-preguntó Tate.

Liz asintió.

-Disculpa lo que te voy a decir Liz pero eso no esta bien. Deberías llamar a la policía-sugerí.

Liz negó con su cabeza.

-Él podría ir a la cárcel, Bobby. No puedo hacerle eso-expresó ella.

Tate la abrazó.

-Lo siento Liz pero mi hermana tiene razón. No puedes pensar en su bienestar primero, tú no mereces ser tratada así-comentó Tate.

Liz suspiró.

-¿Podríamos no hablar de esto ahora? Necesito comer algo-dijo Liz.

-Apoyo esa idea. Me quedé esperando por esa pizza-agregó Rad.

Rodeé los ojos.

-Bien, podemos buscar algún lugar por aquí si quieren-sugirió mi hermano.

Todos asentimos.

-Ah, y Liz-llamó Tate.

Liz volteó a verlo.

-No regreses a esa casa hasta que se calme el asunto ¿si?-dijo Tate.

Liz asintió y tomó su mano.

-Creo que se gustan-me susurró Rad.

Me di un ligero golpe en la frente.

-Son novios, idiota-le susurré de vuelta.

-Ah, por eso es que...-

-Cállate ¿si? Solo camina, el hambre te esta afectando-comenté colocándole mi dedo índice sobre sus labios.

Rad sonrió.

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Unas cuántas rebanadas de pizza después, todo estaba mejorando.

Liz parecía más tranquila y había ido con Tate a caminar cerca de la casa. Para hablar, supongo.

Yo me quedé con Rad viendo un maratón de películas en mi habitación.

-¿Crees que Liz este bien?-preguntó Rad observándome.

Arqueé una ceja.

-¿Porque lo preguntas?-cuestioné.

Rad levantó los hombros.

-Curiosidad-contestó.

-Bueno, parece que está bien. Estoy segura de que Tate le ayudará a sentirse mejor con todo esto-dije.

Rad esbozó una sonrisa.

-Eso es lo que me gusta de ti-expresó.

Fruncí el ceño.

-¿Que?-pregunté.

-Siempre le ves el lado positivo a todo. Y siempre ayudas a los demás, aunque sea de forma indirecta-dijo.

Sonreí.

-Bob, debo contarte algo-agregó.

-¿Que cosa?-pregunté confundida.

Rad suspiró.

-¿Alguna vez te has preguntado porque no lloré la muerte de mi madre?-cuestionó.

No tenía mucho que pensar, la verdad si me lo había preguntado.

Asentí.

-Bueno, es porque al igual que Liz yo crecí en una casa violenta. Mi madre me golpeaba cada vez que se drogaba-confesó.

Expandí mis ojos, sorprendida.

-Rad, Dios mío-expresé sorprendida.

-Nunca tuve el valor para decírselo a nadie pero la verdad es que su muerte no significa nada para mí más que paz y tranquilidad-continuó.

Seguí escuchándolo en silencio.

-Siempre que se iba a drogar me obligaba a entrar al sótano y cuando bajaba me golpeaba hasta cansarse. Aveces con ganchos y otras veces con su cinturón...-

-¡Ay Rad!-dije abrazándolo.

Rad me correspondió el abrazo y me sostuvo fuertemente.

-¿Porque nunca lo dijiste?-pregunté.

-Sabes que tu madre y ella eran muy amigas. No quería que su perspectiva sobre ella cambiara por mí-dijo.

Suspiré.

-Te amo ¿lo sabes, cierto?-pregunté.

Rad asintió.

-Jamás volverás a pasar por eso, te lo aseguro-dije.

Él se acercó a mí y depositó un suave beso en mis labios.

-Ya no temo por mí, Bob. Temo por Liz, con ella las cosas pueden ser diferentes. Debemos salvarla-insistió.

Sonreí.

-Lo haremos, te lo prometo-contesté.

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Bienvenidos/as a Un Pequeño Gran Intruso.

Un Pequeño Gran Intruso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora