- Capítulo Setenta -

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Capítulo Setenta:
  ¡Hurra por los novios!

-Bobby PDV-
-No pude haber pedido a alguien mejor que tú, eres el mejor chico-continuó Liz mientras sostenía las manos de mi hermano.

Sonreí, conteniendo las lagrimas.

-No podría describir cada uno de mis sentimientos por ti, Liz. Las palabras no serían suficientes...-

-Si si, ya entendimos ¡hurra por los novios! Ahora ¿donde está la comida?-interrumpió mi tío Arnold desde su asiento en la esquina.

Todos reímos.

-La cena será servida en breve por los meseros, esperen en sus asientos por favor-ordenó mi madre por el micrófono.

Suspiré.

-¿Que sucede?-preguntó Rad observándome.

Negué con la cabeza.

-Nada, parece que todo salió bien ¿no crees?-cuestioné orgullosa.

Rad colocó una de sus manos sobre una de las mías, acariciándola.

-¿Esperabas otra cosa? Tú planeaste todo esto, obviamente iba a salir perfecto-comentó.

Rodeé los ojos, divertida.

-Me gusta ver a Tate tan feliz, aunque eso signifique que perdimos la apuesta-agregué.

Rad frunció el ceño.

-¿Apuesta? ¿Que apuesta?-preguntó confundido.

-La apuesta que hicimos los tres hace unos cuántos años ¿lo olvidas? Cuando apostamos quién se casaría primero, tú dijiste que sería yo y yo te escogí a ti. Solo Tate se escogió a él mismo-aclaré.

Rad esbozó una sonrisa.

-Tate solo le propuso matrimonio a Liz, aún podríamos ganar-dijo.

Arqueé una ceja.

-¿Que significa eso?-cuestioné mordiendo mi labio inferior.

Rad apretó sus labios.

-Bueno, quizá tú podrías casarte antes. Ni siquiera tienen el día de la boda confirmado-continuó.

No está diciendo lo que creo que está diciendo ¿o si? Pensé.

-¿Acaso tú estás?...-

-Tal ves, digo...si tú también quieres hacerlo-agregó nervioso.

Sonreí.

-¿Casarme contigo? Honestamente, no lo tenía planeado pero no suena tan mal ¿sabes?-dije.

Pude notar como su sonrisa se extendió ligeramente.

-Si, podría llevarte el desayuno a la cama todas las mañanas o bien podría desayunarte a ti ¿acaso no suena increíble?-preguntó.

Solté una carcajada. Ocasionando que una gran mayoría de personas me voltearan a ver.

-Disculpen-dije suavemente.

-¿Entonces, Wights? ¿Te casarías conmigo?-propuso Radley observándome fijamente.

Tragué saliva.

-No-contesté.

Rad expandió sus ojos.

-¿No? ¿Que quieres decir? Ay Dios ¿fue muy apresurado, cierto? Llevamos poco tiempo juntos y ya te estoy preguntando si quieres pasar el resto de tu vida conmigo, perdóname Bob. Fui demasiado egoísta, es decir mírate. Tienes toda una vida por delante, estás joven e indudablemente hermosa, tienes todo el derecho de conocer más personas. Probablemente el matrimonio solo te ataría a alguien y yo no quiero atarte de esa manera, en verdad lo lamen...-

Coloque mi dedo índice sobre su boca. Callándolo.

-Cálmate, Rad. Estás hablando demasiado-indiqué.

Radley asintió y soltó algo de aire.

-No dije que no porque no quiera estar el resto de mi vida contigo, dije que no porque no quiero ganar esa estúpida apuesta. Quiero que Tate sea el primero de nosotros en casarse, y si después de eso aún quieres proponérmelo, estaré encantada de decirte que si-expliqué.

Una mirada de alivio se aclareció en su rostro.

-Te amo ¿sabes? Aunque siempre arruines momentos-dijo acercándose a mí.

Sonreí avergonzada.

-Después de que Tate y Liz se casen, serás toda mía ¿entendiste? Y no acepto divorcios, quedas advertida-continuó.

Bufé.

-Ven aca, maniático-dije besándolo.

Rad sonrió y colocó su mano en mi cintura.

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Bienvenidos/as a Un Pequeño Gran Intruso.

Espero estén disfrutando mucho del libro, está cerca de su final.

Quiero agradecerles infinitamente por el apoyo, ya son 110k leídas. Gracias de verdad.

Nos vemos pronto.

Un Pequeño Gran Intruso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora