Capítulo 12.

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―¿Hice algo malo?

―No, simplemente creemos que hay cosas serias de las que hablar luego de tanto tiempo separados, los cuatro.―Me explicó Sofía con sereno.

―Antes de bajar, ¿Podemos hablar un par de segundos?―Pregunté.

―Lamento haber estado como una loca ayer, hace mucho no me encendía tanto Dijo―, ¿o no es eso?―Agregó luego de una breve risa.

―No es eso, definitivamente no―Aseguré―, simplemente quiero pedirte un consejo, como eres chica y te puedo hablar de mujeres sin que me saques el sexo como suele hacer Marcos, me encantaría hablar.

―¿Hablar de chicas? ¿Quieres que hablemos de maquillaje o algo?

―No―Reí luego―. Es sobre Vivienne.

―En ese caso, me siento con gusto de hablar contigo.―Finalizó de hablar y se sentó en el borde de mi cama.

Me senté a su lado y me golpeé los muslos con las palmas de la mano, yéndome en un suspiro en el que intenté depositar todo mi estrés, no fue demasiado efectivo, cabe aclarar.

―Estoy muy confundido. Porque quiero estar con Oriana, pero sospecho que nos terminaremos separando tarde o temprano, aún no podemos estar juntos. Y no sé Sofía

―Es muy duro.―Interrumpió. Luego de darse cuenta de que había hecho aquello se disculpó.

―…Porque me siento en la obligación de cuidar a estar chica. Tiene algo, necesita ayuda. Estoy seguro de que ella también necesita de mí, y por ahora no puedo consumir compromisos con nadie, hasta asegurarme de que esa chica esté bien. Quiero que esté sana, y feliz.―Terminé de hablar con tristeza.

―Y no sabes cómo decírselo a Oriana, ¿O me equivoco?―Indagó.

Yo sólo negué.

―Para eso queremos ir abajo, los 4 hablaremos de nuestro futuro, porque esto no puede quedar en una simple reunión. Nuestra amistad es más que eso, y tenemos que pautar lo que haremos para arreglar las cosas, especialmente entre Oriana y tú.―Explicó.

―En ese caso, vamos.―Me levanté y jalé de su muñeca con suavidad, acercándola a mí. Rodeé su hombro con mi brazo y entrelacé mis manos para encerrarla en el candado que era mi abrazo. Ella hizo lo mismo con mi cintura.

Bajamos entre risas con el resto de nuestro pequeño grupo. Oriana y Marcos se rieron ambos, como si hubiéramos pasado arriba suficiente tiempo como para haber levantado sospechas de que hicimos algo malo o indebido.

―Por un instante pensé que iba a tener que subir a bajarlos a los dos por las orejas.―Bromeó Marcos, por consecuente él y Oriana se rieron.

Miré a Sofía y ella estaba poniendo los ojos en blanco, gesto típico en ella.

―¿Realmente piensas que me cogería a Sofía? Ay amigo, estás mal, muy mal.―Dije entre risas.

―Yo me cogería a Oriana.―Respondió él, encogiendo sus hombros.

Al parecer ese comentario captó la atención de los tres, que clavamos nuestras miradas sobre él.

―Sólo bromeo.―Agregó.

―Así me gusta.―Sofía se cruzó de brazos bajo su pecho, frunciendo el ceño como si de verdad estuviera molesta con Marcos, cuando todos sabíamos que no era así, a excepción de él.

―Ya, ya. Era una broma. Lo juro.―Aseguró moviendo la cabeza de arriba abajo como un colibrí.

―En fin, ¿en qué habíamos quedado, gente? Vamos a enseriarnos.―Pidió Oriana entre la pequeña discusión de Marcos y Sofía, que no era más que una broma de los dos.

Rosas y Espinas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora