Capítulo 17: Contrólate

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Souichi

Se despertó bañado en sudor seco. Eran alrededor de las 4 de la tarde y aún seguían acostados.
Al parecer la anterior noche había sido demasiado intensa, puesto que las sábanas estaban bastante, de lo que se dice, desalineadas.

Seguro debía estar sonrojado, por lo que agradecía encontrarse recostado en el pecho cercano; ya que si el otro despertara tendría tiempo de inventar algo para excusarse. No es que aún tuviera o hubiera necesidad de hacerlo pero ...por favor, aún era nuevo en todo lo que conllevaba a una relación. El hombre tenía derecho de conservar su inamovible pudor.

Levantó la mirada hacia donde se encontraba la contraria, y se quedó observándolo por un par de minutos.

Y sintió la irrefutable obligación de sincerarse: Tetsuhiro era un hombre muy bien parecido, no cabía la menor duda. No supo si era cosa del posterior periodo de calma y sosiego que viene , y se queda, luego del clímax... Pero era la cruda verdad.

No importaba la razón, tan solo sentía eso y ya.

Continuaba escrutando la belleza facial de su pareja con desmedida fascinación. De verdad ..¿Cómo una persona podía verse tan ...tan ...atrayente?

Barbilla pronunciada. Pómulos firmes y levantados. Cabello brillante y sedoso al tacto. Cejas gruesas y refinadas. Y , finalmente, unas largas pestañas nacientes de dos parpados... párpados que ,al abrirse, descubrían un bello y refulgente par de ojos del vibrante color de las esmeraldas.

Que justo en ese instante lo observaban de forma única e intensa. Solo a él.

Tetsuhiro

Cuando abrió los ojos, un bien conocido par ámbar le devolvieron la mirada.

- Hola - lo saludó entre susurros el de larga cabellera, apoyando el mentón sobre los brazos, cruzados sobre el área de su.

- Hola Souichi - respondió con una sonrisa de oreja a oreja, y la mirada entrecerrada. La noche anterior había sido demasiado intensa.

Despertar con el rostro de su bello novio a centímetros del suyo, era con certeza la mejor forma de efectuar dicha acción.

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( Unas horas después...)

Tetsuhiro

Era la primera vez que el platinado le proponía una salida al parque, y no podría llegar a estar otra vez más ansioso de lo que estaba ahora. Intranquilidad y dicha era lo que colmaban su corazón; como siempre que el tiránico hombre ponía algo de detalle u cariño por su propio lado.

Se encontraban a dos metros de distancia ,ya que las personas entraron a montones y terminaron alejándose. El más alto había quedado de espaldas al otro ,y éste de cara a la puerta.

Nunca se hubiera imaginado que llegaría un día en el que su amor le propondría pasar un día juntos en el parque. Estaba muy emocionado. No había nada que pudiera ser capaz de arruinar ese día... Ni siquiera el hecho de que tuvieran que ir para dos por no haber pedido boleto con anticipación.

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No obstante, era de esperarse que su felicidad se esfumara luego de unos minutos. Y la reemplazó el miedo y el asco, cuando confirmó con terror que no había sido causa de su imaginación: lo estaban manoseando.

R A Z O N E SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora