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Tetsuhiro
Abrió los ojos, con lentitud y a perezosos esfuerzos. Sus retinas hicieron contacto con el techo del cuarto donde se encontraba descansando; se dio cuenta al instante de que esa no era su habitación.
Hizo memoria de los sucedido. El día anterior se se había ido a dormir con el estómago hecho un manojo de nervios, y una inmensa culpa golpeando en su pecho.
Este era el resultado de el hecho de actuar casi como su amigo Hiroto le había recomendado.
Suspiró con pesadez. Gracias a Buda que no había hecho nada de caso a los consejos que le hizo su amigo del bar; aunque era evidente que había actuado de manera similar a la que éste planteaba.
¿Acaso era algún tipo de inservible consuelo para él de parte del universo? Algo como : " ¿Ves? ,por ésto es que te regale algo llamado 'sentido común'. De no hacerle caso a tus intuiciones ,sucede lo que acaba de pasarte".
Pero luego Morinaga consideraba la posibilidad de que se tratara de otra lección... Más parecida a: " Si le das amor ,tu amorcito fruncirá menos el ceño. Si le das odio ,bueno ...o te mandara a ya sabes dónde, o : lo harás llorar.
No obstante, era irrefutable la realidad que le acechaba: el también tiene sus límites. Así como Souichi los tenía respecto al contacto físico ,él los tenía a nivel emocional. Esos ...eran sus puntos débiles. Mientras que el peliplata podía permanecer imperturbable si así lo sentía y quería, él podía aguantar bastante el dolor físico.
Durante todos esos días de trabajo, comprendió que la labor de un farmacéutico no era algo para tomar a la ligera. A veces ni siquiera tenía idea de cómo había hecho para no caer desmayado en el mostrador. Era extenuante la larga lista qué hacía día a día en su anotador; mucha gente precisaba remedios, antibióticos , antiinflamatorios, antidepresivos y otros diversos productos de higiene y cuidado personal.
Tanto era el estrés acumulado, que, sin importar que ahora estaba nuevamente viviendo con Souichi... Aún seguia practicando aquella mala costumbre de olvidar su optimismo si éste actuaba muy gruñón o violento. Y es que al tener bastantes malos sabores de boca dentro, por guardarse los comentarios que tanto aporreaban por salir ... Bueno, era previsible que todas esas sonrisas forzadas tarde o temprano tendrían repercusiones, hasta en su estado de ánimo.
Es imposible lidiar con dos batallas a la vez. El no era el titán Atlas.
Pero de nada serviría esperar flores y miles de besos por parte de Souichi, al fin lo había comprendido. Y de igual forma, sus sentimientos nunca desistirían ni un centímetro; amaba a su sexy y culto tirano ,y francamente ,se sentiría muy desagradable el aceptar que se cambiase algo de él sin que el mismo Souichi así lo quisiese.
Como era inevitable, recordó lo que que Hiroto-Kun le había dicho. En una ocasión, había tenido un día pesado y Souichi le había saludado con un "hmm" vago y dicho entre dientes; por lo que había ido a dónde éste (Y de paso, tomó unas margaritas de consuelo) para pedir consejo.
Si mal no recordaba ,fue en aquel tiempo en el que estaba trabajando en una sucursal farmacéutica de Hamamatsu y regresaba a Nagoya ,sin falta, cada dos semanas .Todo con tal de visitar a su Sempai.
Solo 40 minutos viajando en un tren, junto a varias personas con sus propios motivos de transporte: algunos de regreso a su hogar después de tener un arduo día de trabajo ,otros para visitar sus seres queridos (justo como él) .Notó algo curioso: que también había algunos turistas (sus rasgos faciales delataban que venían del extranjero) , y hasta algunos comerciantes al nivel de todo lo que es finanzas exteriores.
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R A Z O N E S
Fiksi PenggemarSouichi sabe que la situación no puede continuar así para siempre. Pero no sabe de qué manera afrontarlo, ni si es posible darle un desenlace. A lo largo de ésta historia, podremos notar como nuestro tirano favorito se comienza a sincerar consigo mi...