Capitulo 34: Hogar

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Souichi

░▒▓█ Una semana después █▓▒░

- Que molesto . .. - se quejaba el peliplata, al tiempo que observaba con enfado la pantalla de su laptop.

Hacía varios días ya que estaba intentando encontrar algunos datos para una investigación sobre las bacterias en la tierra de los puertos, pero la búsqueda parecía estar totalmente malograda. Lo único que había logrado encontrar sobre eso había sido un archivo que Tadokoro le había enviado la semana pasada para que lo revisara, pero nada más.

Estaba a punto de tirar la toalla y darle a su estresado cerebro un descanso ,cuando una idea milagrosa se inmiscuyó en el mismo.

- ¡Tetsuhiroo!! ¿Puedes venir un segundo?!

Obtuvo en respuesta un estruendo, que indicaba que una pila de libros había sido arrojada al suelo con brusquedad, y un quejido adormilado de dolor.

En cuestión de unos pocos segundos el azabache hizo su vertiginosa aparición ,siendo frenado con brusquedad por la pared frente a la puerta del cuarto.

- Perdón ...- balbuceó adormilado y sonriendo bobamente -, me quedé tomando una siestita jsjs

- Una siestita de cuatro horas - replicó, haciendo énfasis en la palabra diminutivo para remarcar la ironía que conllevaba la misma.

- Jeje ,sí. Fué revitalizante.

- Ajá, que gusto - refunfuñó el otro-. Ya que estás de tan buen humor, ayúdame por favor a encontrar unos documentos que necesito. Trae tu laptop ¿Si?

- Mmm ..¿Puedo obtener un incentivo?

El de gafas clavó su ojerosa y suspicaz mirada en el contrario.

- ¿Ah? - exteriorizó ,y luego suspiró resignado - ¿Que quieres ahora?

- Un piquito - contestó con un puchero -. No pido mucho ¿No?

- Sí, claro... - susurró, inaudible para los oídos del otro- lo tuyo nunca se queda en " solo un poquito "

No obstante, siguió observándolo con detenimiento; seguía esperando a que le respondiera y no parecía querer rendirse.

Exhaló largamente. Lo mejor que podía hacer era ceder ,ya que Morinaga estaba colaborando con una responsabilidad de la cual era completamente ajeno ( y de buena gana, como siempre).

- De acuerdo ... - accedió sonrojado, y le hizo un rápido y vago ademán para indicarle que se acercara; a lo cuál el chico obedeció gustoso.

Titubeó un poco antes de hacerlo, más no se acobardó y efectuó un corto roce de labios... para luego alejarse casi espontáneamente.

- Ya, lo hice ¿Contento?

El otro solo sonrió, más no contestó nada. Fue la primera vez que no respondía a aquello con un " Sí, muy feliz". Y el resto del tiempo que pasaron juntos lo hicieron en silencio.

Al cabo de unas dos horas ya lograron encontrar los datos que el mayor en edad necesitaba. Y apenas eran las 11 p.m.

- Bueno ... -decía el de ojos verdes, mientras los cerraba con fuerza dado que se estaba estirando la espalda -, ya casi acabamos ¿No? Ahora solo te queda terminar de redactar ¡y listo! Tendrás el fin de semana libre -sonrió ,alegrandose sinceramente del venidero y merecido descanso para el peliplata.

- Sí...

- Bueno, me voy a dormir Souichi - se despedía al dirigirse a su cuarto -. Descansa.

- Espera ...- lo detuvo ,aprisionando su mano en el agarre.

« Mierda ... » se recriminó el de gafas « El te ayuda a no pasar otros cuatro días tratando de redactar un informe pequeño ¿y tú ni puedes darle una recompensa de buena gana? »

Dos esmeraldas ahora se encontrabn paralelas a sus topacios, expectantes a lo que los dueños de los segundos tenían para decir. Era increíble como ,pese a todo el tiempo que se conocían y llevaba su relación, bastaba un solo gesto en el rostro de su contrario era suficiente para volver veleidosa su idiosincrasia.

Antes de que pudiera siquiera pensar en arrepentirse de efectuar tan osada acción, tomó al otro de las mejillas con rapidez y le plantó un beso más largo que el pico que le había brindado hace unas horas.

Luego de separarlos, y con las manos ahora en sus hombros, el de gafas se acomodó las mencionadas y bajó la vista sonrojado.

- Esto es por ...por haberme ayudado tanto hoy - lo miró a los ojos sin levantar la mirada -. Gracias.

El azabache se había quedado sin voz. No sé esperaba tremenda recompensa, pero sin dudas no tenía queja alguna. Le sonrió embelesado en lo que sentía un calorcito agradable en las mejillas, y rodeó su cintura con los brazos.

- No es nada - aseguró alegre -. En todo caso soy yo el que se siente agradecido de aún serte de ayuda con estos proyectos e informes avanzados. Por breves instantes ,luego de que terminé la universidad, tenía miedo de no poder ayudarte con futuros trabajos ... y como consecuencia verme limitado a observar desde lejos sin hacer más por ti que un café y la cena .Pero por suerte solo me alcanza con leer un poco lo que ya has estado haciendo y estudiar un par de artículos en tus archivos.

- A eso me refería, siempre te muestras tan dispuesto a ayudarme, y casi nunca pides nada a cambio - observó

- Es porque el verte más relajado siempre me pone feliz Souichi - el sonrojo del susodicho se acentuó-. Además ,si estás menos sobrecargado de tareas te vez mucho más lozano; hubo ocasiones en las que te encontraba rodeado de apuntes y enserio aparentabas más que tu edad.

El otro rodó los ojos, más no respondió nada. Dejo caer su cabeza de costado y en el hombro del más alto, cerrando los ojos con cansancio y somnolencia. Pudo sentir como él se estremeció por el gesto, y al rato se vió estrechado en un abrazo más ceñido.

« ¿En qué momento fue que comenzó a llamarme por mi nombre con regularidad? » se preguntó divagante.

Aquel contacto tan íntimo que estaban compartiendo era cálido y reconfortante, como la caricia de una frazada perfumada y calientita. Las pequeñas pelusillas en la ropa ajena le hacían leves cosquillas a sus pómulos, al igual que las puntas del cabello.

Viéndose tan cómodo, un recuerdo se le vino a la mente de forma aleatoria. Su conciencia se remontó al mismo lugar donde ahora estaban, pero más de un año atrás.

Morinaga estaba preocupado por su repentina decisión de mudarse de apartamento, y le había pedido que lo reconsiderara. Al ver que no cedía de opinión, cuestionó deprimido el motivo por el que había visto conveniente mudarse ... Y muy descaradamente atribuyó todo a la excusa del "espacio de sobra"; cuando en realidad sus razones eran otras.

Lo cierto era ...que donde fuera que vivieran estaba bien; por lo general tenían buen gusto al momento de elegir departamento.

Siempre y cuando Tetsuhiro también estuviera allí presente ,se sentiría en un lugar al que podía llamar con todo orgullo : hogar.

R A Z O N E SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora