Capítulo 38: La voluntad de cambiar

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Souichi

Bueno bueno, ya está bien – medió la mujer allí presente –. No hay necesidad alguna de empezar a gritarse unos a otros ... ni de llamar la atención de las enfermeras o a los de seguridad.

— Tsk – chasqueó los dientes, decepcionado.

Hubiera sido mucho más que vigorizante, y gratificante, el propinarle un buen revés en el rostro a ese ser; que infundía repugnancia en quien le ...conociese.

Lamentablemente -y aunque no fuera jamás a admitirlo- no podría utilizar insultos sobre el aspecto físico del Sr. Morinaga ¿Por qué razón? Sencillo (más o menos): el desgraciado era, sin exagerar, una versión adulta de Tetsuhiro; Por lo que le sería imposible tratarle de feo.

— No lo comprendo ... – balbuceó el hijo del infame – no los puedo comprender aún, enserio ¿Que tanto daño les pude haber causado por el simple hecho de ser homosexual?

— Es que... – las mujer se mordió el labio inferior, y casi balbuceó – Estabamos errados, hijo_

– Perdón ¿ "Estabamos" ? ¿En plural? – discutió el esposo ,con una ceja levantada.

– Cariño, ya habíamos hablado de esto. – se dirigió al postrado en tono sereno y apacible– Fué antes de la fiesta de compromiso de Kunihiro y el chico Junya ¿No lo recuerdas?

– Estoy al tanto de los sucesos que indicas, sin embargo sostengo que en ningún momento recuerdo haber avalado ese tipo de ...comportamientos -negó con una mueca–. Y por favor ...abstente de mencionar ese evento, que me dan na_hmp! –un ataque de tos seca le imposibilitó el continuar su reclamo.


– Cariño ... – la esposa se acercó preocupada, se sentó en la camilla y le tomó una mano mientras que con la otra lo obligó a recostarse –. Recuerda lo que dijo el doctor ... no te sobreesfuerces.

—¿Y se puede saber que es lo que, aparentemente, te hace seguir creyendo que tiré por la borda todo ese esfuerzo y empeño que depositaron en mí? – indagó Tetsuhiro, sintiendo todo el peso del dolor de esos años sobre su corazón — Que yo recuerde nunca les causé muchos problemas. Siempre fuí un estudiante aplicado y dedicado, no tuve altercados con otros alumnos jamás, rara vez les pedía ayuda para algo ... Y si alguna materia era complicada de aprender, Kunihiro era quien me presentaba a profesores para que me brindaran apoyo, o él era quien se encargaba de explicarme. Desde que madre me enseñó, tampoco les pedí ayuda con la limpieza ni la cena; y eso que ustedes se ausentaban bastante seguido.

– Te juro por Dios que si se te ocurre siquiera seguir reprochandonos... – amenazó el hombre mayor allí.

– No quise viajar más de setecientos kilómetros solo para reprocharles — aclaró Tetsuhiro, con bastante serenidad infundida en su tono —. Yo solo quería ... la oportunidad de verlos una vez más para ver si habían empezado a ver un matiz del mundo que existe con mejores ojos, pero puedo ver claramente que ese futuro... es imposible aún.

Su padre ya no lo miró, en cambio, sus ojos enfrentaron la pared. Por otra parte, su madre si observaba en su dirección; pero en sus ojos solo se relejaba dolor, el intenso dolor de sentirse traicionada y devastada.

– Como dije antes: si ya sabías bien que nosotros no estábamos de acuerdo con tu aberrante estilo de vida ¿Porque creíste que tendría sentido alguno venir aquí? ¿Eh? – inquirió el tipo.

R A Z O N E SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora