Prólogo

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".. Los anillos tenían sus nombres tallados sobre sí. El oro fundido al hacerlos fue igual de valioso que cada segundo que pasaron juntos hasta el momento.

El lo miró, por última vez, irradiando sinceridad y tristeza por su abrupto final. Con lágrimas esperando en sus pestañas, el joven muchacho tomó sus manos y las acarició.

— Debimos existir en una época donde lo nuestro fuera posible. — Susurró, sintiendo no solo la mirada del otro sobre él. — Al parecer, nuestro inmenso amor no podía esperar ni un segundo más para florecer. — El rubio delante suyo, deshizo el amarre y quitó una lágrima que resbalaba por su mejilla, siendo empujado rápidamente por un guardia, dándole a entender que su tiempo se acababa. — Por favor, búscame en tus próximas vidas, yo también lo haré e incluso moriré una y mil veces más si hace falta con tal de verte cinco minutos más.

Un carraspeo de garganta amargo a sus espaldas fue suficiente para reventar la burbuja en la que se habían resguardado toda su vida desde que se conocieron. Una última brisa los despeinó, llevando consigo sus sueños, sentimientos, vocaciones y almas. Recuerdos, lamentos, llantos, risas, canciones, todo eso y más voló hacia el más allá. Un hombre alto, tomó a su gran amor por los antebrazos y lo arrastró hacia la estructura de madera. El rubio se rompió en mil pedazos, su corazón se contrajo mil veces más al verlo suplicando por dos minutos más a su lado. No era suficiente.

— ¡No me arrepiento de nada, Park Jimin! — Gritó el otro a unos metros de distancia, sin arrepentirse de haberse enamorado del mismísimo hijo del rey. — ¡Cada minuto, cada segundo que pasé a tu lado.. fueron mágicos!

Jimin perdía el sentido de la vida al ver cómo lo ataban a la fuerza en aquella trampa mortal.
Decenas de puntadas se alojaban en su corazón al verlo deshacerse de sus últimas lágrimas, cayendo estas en la tierra bajo él. Su padre admiraba el ritual desde la altura, sin la mínima necesidad de consolar a su hijo, quien se deshacía como un diente de león, al ver cómo el filo de la guillotina traspasaba al único hombre de su vida y de todas las siguientes."

No supo cómo sentirse. Rápidamente las ganas de llorar a moco tendido lo consumieron y, sin más escándalo, lo hizo.

— ¿¡Leí ochenta y cuatro capítulos de seis páginas cada uno, para que Jeon Jungkook termine muriendo!? — Se quejó, cerrando el libro que apenas terminaba. Lo lanzó y este cayó sobre sus sábanas desarmadas. — ¿¡Y ahora de dónde voy a sacar un Jungkook para mí!?

Beomgyu limpió las lágrimas que caían de sus ojos y se vio en el espejo. Solo fueron algunos segundos, los suficientes como para decirse a sí mismo que no le llegaba ni a los talones al Jimin que imaginó de su libro.

— Con este físico malogrado, ¿Quién va a quererme? — Dijo en voz alta, pasando sus manos por su estómago. — Voy a tener cuarenta años y seguiré leyendo sobre amores inexistentes.. me odio.

Como ya le era costumbre, guardó el pote de helado que estaba tomando en el refrigerador y volvió a la cama, omitiendo cepillar sus dientes.

Oh, genial.. eran las cuatro y treinta de la mañana y en pocas horas tenía clase. Muy bien, beomgyu, otra noche de desvelo por leer un cuento que lo único que consiguió en ti, fue sacarte lágrimas.

— Cállate, subconsciente. — Habló en voz alta cuando en su cabeza, una voz lo reprochaba por quedarse hasta tarde. Cualquiera que lo escuchara.. probablemente pensaría que tiene esquizofrenia. Era esa clase de persona que discutía con su voz interior sin darse cuenta.

Aquella noche no pudo conciliar el sueño. Lo único que pudo hacer fue llorarle en silencio a un tal Jeon Jungkook, que ni siquiera existía. "Pero, ¿cómo es posible? ¿el amor en aquellos tiempos era tan complicado? solo eran dos personas que querían y merecían ser felices.." Pensaba el pelinegro, con una caja de pañuelos entre sus piernas.

Pero, ¡tranquilo, Beom! ahorra lágrimas para mañana, porque tienes un examen oral de matemáticas y no has estudiado un pomo por leer tu cuento de hadas que ni siquiera tuvo un final feliz.

MY OWN KOOK! ✧ SOOGYU Donde viven las historias. Descúbrelo ahora