Capítulo 11.

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Mis imprevistos me hizo ausentarme dos semanas, volver a Rusia no estaba en mis planes tampoco abandonar a Alexia en mi cama esa mañana pero los negocios necesitaban mi presencia y no podía dejar a Gauss solo en estos temas, me importaba mucho mi reina, pero no podía descuidar la organización, eso me llevó a salir de mi casa sin decir nada, estaba enterado por Iván que ella se puso furiosa al saber que me fui.
Las mujeres suelen ser dramáticas, tienden a pensar que todos los hombres la usan y las desechan después de sexo, no quería que ella piense eso de mí, no la llevé conmigo porque Antonily me lo prohibió, supuestamente no es correcto subir a una persona en contra de su voluntad en un avión, pero él no sabe nada, la próxima vez lo haría, no estaré más separado de mi reina.

Sonrío viendo cómo ella está hablando con su personal, todos la escuchan con atención, se nota su carácter y como todos la respetan, en verdad no le equivocaba cuando digo que ella es perfecta para comandar a mi lado la organización, se que juntos haremos un gran legado para que Sasha lo lleve con mucha honra.

— Señorita — le dicen haciendo que ahora todos me observen.

— Tú — masculla con indiferencia al girarse y mirarme con odio.

Ella es muy expresiva, sobre todo cuando está molesta y debo reconocer que me pone muy duro verla de esa forma, echaría a todos para follarla en cada espacio de este club.

— ¿Así recibes a tu futuro esposo? — inquiero divertido. Observando como la mayoría abren los ojos sorprendido por mis palabras.

— Mejor cierra la boca — sisea dándome una fulminante mirada.

— ¿Puedo pedir que me sirvan algo? — inquiero sentándome en la sillas cercana a la barra.

— Tienes manos puedes servirte solo, rey — me habla con ironía.

— ¿Eres un rey? — pregunta una  de sus empleadas embelesada.

— Algo así — contesto encogiendo mis hombros despreocupado. Una cosa es que Alexia sepa a qué me dedico y otra muy diferente es que los demás presentes sepan lo que soy, mi identidad no tiene que llegar a la policía, interpol, FBI o la CIA, para todos ellos siempre fue un fantasma y así lo seguiré siendo.

— Agarra un vodka, sirvete y cierra la boca mientras hablo con mi personal — me ordena haciendo que sonría más grande.

— Como diga, mi reina — respondo haciéndole caso y veo como pone los ojos en blanco.

Alexia sigue hablando con su gente, al parecer había un problema porque habían detectado a varios pseudo dealer vendiendo drogas en su club, sus empleados se hacían los desentendidos en la cuestión, pero mis años de experiencia me decían que dentro de todos ellos estaba la rata que sacaba beneficios en ese negocio. Si ella no lo descubría mis hombres lo harían, no dejaré que ensucien el nombre de mi chica.

— Necesito suma atención en todo — les repite con seriedad.

— Estaremos al tanto, jefa — responde uno de los hombres.

Creo que ellos subestiman a Alexia, la podrán ver jóven pero no tiene ni un pelo de tonta además llevaba años administrando este lugar con su padre, solo que al verla mujer sucede lo de siempre, pensar que son débiles cuando ellas pueden ser grandes enemigas cuando se lo proponen.

— Sígueme — me habla haciendo señas para que salga detrás de la barra llevando conmigo mi vaso y el vodka.

No puedo vivir sin mis dosis diarias de alcohol.

Subimos por las escaleras, nos metemos por los pasillos hasta que llegamos a su oficina, ella abre la puerta, ingresa y luego lo hago, cerrando para que nadie escuché o nos vea, tenerla sola para mí en ese pequeño lugar, más con esa mirada de odio que me dedicaba solo despertaba a mi pene listo para la acción.

Imposible Olvidarte (1° SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora