Alexia.
Me había despertado en una habitación y cama que no era la mía, al solo pensar que demonios había sucedido, las imágenes se reproducían en mi cabeza, esa loca mujer apuntandome con una navaja al entrar a mi departamento, me ató y amordazó porque según ella me iba a matar enfrente de Gavriel, él no podía ser feliz supuestamente conmigo. Nunca pensé que él vendría a rescatarme, en sus ojos ví la furia hacía esa mujer, la forma en que la convenció para que me deje fue tonto, en realidad ella fue la culpable de confiar en su palabra y así fue como terminó degollada enfrente mío, ante mi atenta mirada y sin piedad. Gavriel pasó la navaja sobre su cuello de una manera tan brutal que al solo recordar la sangre que había visto, me revolvía el estómago y siento que baja mi presión, un poco tonta mi reacción pero tengo hematofobia, solo los que tenemos está fobia me entenderán lo espeluznante que es ver grandes dimensiones de sangre.
Por quinta vez recorrí con la mirada la habitación en la que estaba, sabía que estaba con él porque el olor de su perfume se sentía en todo el lugar, el ruido de la ducha se escuchaba y no tardaría en volver para enfrentarlo.
¿Le tenía miedo?
Creo que eso no es lo que sentía, sino que tenía tantas dudas que no sabía cómo empezar a preguntar, porque necesitaba respuesta, ya que mi mundo estaba de cabeza desde el momento que ese maldito y arrogante ruso volvió a cruzarse en mi camino.
— Despertaste — dice al salir del baño envuelto en una toalla negra en su cintura.
Desvíe mi mirada de su cuerpo. — ¿Me tienes secuestrada? — pregunto nerviosa. Lo escucho soltar una ronca carcajada que me hace mirarlo a los ojos nuevamente, su expresión de diversión solo me hace enojar.
— No estás secuestrada Alexia, eres libre de hacer lo que quieras — responde divertido cruzando sus brazos haciendo que escaneé su cuerpo desnudo. Había gotas de agua que caían haciendo que empiece a sentir una incomodidad en mi entrepierna y retenía un jadeo al deleitarme con esa vista tan sexy.
Jodido y sexy ruso.
Vuelvo a recorrerlo con mis ojos, ya había perdido la poco sensatez que tenía hasta que me quedo mirando su pecho y esa enorme cicatriz me hace quedarme ahí, una operación del corazón tenía.
— ¿Por qué estoy aquí? —consulto volviendo a mirarlo a los ojos.
— ¿Qué es lo último que recuerdas? —
— Recuerdo todo Gavriel, esa mujer golpeándome y amenazando con la navaja, ella hablándome en ruso con mucho odio, tú llegando — lo miro a los ojos. — La degollaste delante de mi cara — agrego sin cortar nuestro contacto visual.
— Lamento eso, no debiste verlo, pero estaba tan enojado por joder mi poder y sobre todo por haberte hecho lo que te hizo — dice tensando su mandíbula.
— ¿Qué eres? — me animo a preguntar. Tenía esa duda desde ese momento en que hace siete años atrás me dijo que no podía darme su número porque su vida es peligrosa.
— ¿Qué piensas que soy? — contra pregunta.
— ¿Un asesino? — sonríe de lado.
— Se podría decir, no me gusta manchar mis manos con sangre, a veces es inevitable pero tengo gente que lo hace por mí — acota sin borrar su sonrisa.
— Señor — se escucha acompañado de un golpe en la puerta.
— ¿Qué sucede Indiana? — responde mirándome a los ojos.
— La cena está servida — le informa.
— En breve bajamos — acota. — ¿Vamos a cenar, Alexia? — me pregunta estirando su mano.
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Imposible Olvidarte (1° SAP)
RomancePrimera historia de la Saga Atracciones Peligrosas. Alexia llevaba una vida monótona, se había estancado en ese club nocturno ayudando a su padre, aunque lo ocultaba no era feliz en ese lugar, extrañaba sus momentos de libertad, pero no podía ser un...