Mi papá me dijo que no podía cuidarme toda la vida, la primera vez que murió, o bueno pensamos que lo hizo, solo tenía dieciséis años, mi inocencia era pura hasta que ese maldito hijo de puta entro a mi habitación y a mi cama, una noche que lloraba la perdida de mi padre. Fue el peor dolor de mi vida esa, muchas veces despierto soñando ese momento y quisiera haber olvidado todo, pero a lo largo de los años cada momento dónde era violada, aparece en mi cabeza. Han pasado catorce años y todavía me sigue afectando, ni soy capaz de ver a mi propio hijo, porque tiene rasgos muy parecidos a Vladimir que solo generaban impotencia en mi interior, Sasha no tiene la culpa de todo lo que me pasó. Después de todo lo que ví la última vez que me atacó y estuve hospitalizada, mi papá y mis primos me aseguraron que nunca más alguien me haría daño, así formaron a una máquina asesina y sádica, todo mi odio lo canalice en matar a grandes escorias o enemigos que tiene la familia. Soy una mujer autodestructiva, sádica y que ama ver la sangre cuando degolló a mis víctimas.
— Señorita Sokolova — me dice Antonily cuando salimos de la oficina de Gavriel. Habíamos tenido una reunión con mis primos y Gauss quería que me infiltre en una de las mafias italianas, era una buena idea solo que el jefe no creía que fuera capaz de llevarlo.
— Dime — hablo mientras caminamos por el pasillo.
— Estuve averiguando lo que me pidió, ella y las niñas están en resguardo en Siberia. Lo que digo no salió de mi boca — me pide.
— Gracias — contesto pensativa. Estos meses estuve pensando que debía buscarlas, esas niñas son las hermanas de mi hijo, aunque nadie lo sabe quiero ver además asegurarme que el hijo de puta de Vladimir no les haya puesto una mano cuando estaban a su cuidado.
— ¡Antonily! — escuchamos el grito de mi primo.
— No grites tanto, Gavriel — digo molesta justo cuando llegó al salón y me quedo en shock.
Esto no debía pasar.
— Jackson — murmuro al mirarlo a los ojos. Más de siete años había pasado del momento en que lo dejé plantado en esa cita, no es porque quise sino que ese día fue cuando Vladimir me atacó por última vez.
— Natasha — susurra sorprendido.
— Iré a ver a su hija — escucho que dice mi primo. Había un incómodo silencio entre todos que no encontraba la manera de huir antes de enfrentarlo.
— Está en el Soul — le contesta sin dejar de mirarme.
Gavriel sale y me deja sola en esa sala con el hombre que me hizo reír olvidandome de todo, solo eramos nosotros dos, sin importar el mundo, pero la Natasha que conoció no es la misma que está enfrente suyo, lo último que quiero es lastimarlo.
Todo lo que toco lo destruyó, así me pasó con la relación con mi hijo, no quería que alguien más me odié.
— Hola Natasha — me saluda.
— Jackson — digo nerviosa.
No puedo creer que siendo una vil asesina que no le teme a nada ahora este nerviosa ante ese magnífico hombre.
— ¿Tú y él? — pregunta frunciendo su ceño.
— Es mi primo, además creo que se enamoró de tu hija — contesto sacándolo de su error.
— Si, por eso vine a él — acota algo incómodo.
— Pobre de ella — comento mirándolo a los ojos.
Jackson Soul, es un hombre maduro de cincuenta y cinco años, no se nota su edad en sí porque parece mucho más joven de lo que es. Lo conocí en una cena en la casa de los Salvatore, lo que más me llamó la atención fue que estaba solo en el jardín bebiendo mientras que el resto de la familia festejaba, eso me llevó acercarme. Hablábamos, su soledad me hacía acordar tanto a la mía que creo que eso fue lo que más no unió. Nos hicimos algo de amigos, salimos en una cita, pero nunca pasó nada más porque esa noche de nuestra segunda salida fue cuando Vladimir entró al departamento que era de mi hermano con la intención de violar y matar a Helena, nunca me arrepiento de haberme sacrificado en ese momento aunque fue mi total destrucción, no culpo a nadie solo cuidé a la mujer que mi hermano ama, ella hizo tanto por él y mi hijo, que estoy agradecida de por vida con ella.
— ¿Por qué lo dices? — cuestiona con su ceño fruncido.
— Señorita Sokolova — aparece una de las chicas que trabaja en la casa. De seguro era hora de mi medicina y por eso venía a buscarme.
— En breve estoy en la cocina — digo haciendo que vuelva por dónde vino.
— Nunca pensé volver a verte — la voz de Jackson vuelve a qué centre mi mirada en él. — Le pregunté muchas veces a tu hermano y siempre decía que estabas en la India, en un templo budista — agrega.
— ¿Preguntaste por mí? — inquiero sorprendida.
— Las veces que pude sí — responde suspirando.
— Vivo en la India, mi trabajo está ahí — acoto mintiendo en gran parte.
— Estás de paso — sentencia tocándose su barba.
— Algo así — me encojo de hombros tratando de mostrarme despreocupada cuando el verdad estoy todo lo contrario.
— Me alegra haberte visto, espero que siga todo bien — dice girandose para marcharse.
— Jackson — mi mano se aferra en la manga de su camisa.
No quería que se vaya, no de esta forma.
— Debo irme — pide al nuevamente mis ojos encontrarse con los negros suyos.
— Adiós Jackson — murmuro soltando mi agarre.
— Adiós, Natasha — dice mirándome.
Lo veo alejarse, salir por esa puerta y no me atrevo a correr detrás suyo porque todo lo que toco siempre se destruyo, la relación con mi hijo es un claro ejemplo.
Frunzo mi ceño cuando golpean la puerta, al estar cerca abrí para encontrarme de nuevo con Jackson, me toma y me atrae a su cuerpo para juntar nuestros labios en un ferviente beso que me toma por sorpresa.
— No — murmuro cuando nos separamos.
— Este es el beso que tú hubiera dado hace siete años atrás — musita sobre mis labios.
— No soy buena, es mejor que estés lejos mío — le pido tratando de safarme de su agarre, estaba entrenada para hacerlo, pero no quería hacerle daño.
— No hay día que no piense en tí, en verdad ... —
— Basta, por favor — suplico cerrando mis ojos impidiendo que alguna lágrima salga de mis ojos.
— Sal conmigo, una nueva cita — me pide y siento como su mano toca mi mejilla.
— No puedo, me iré a la India y posiblemente a Italia por trabajo, no puedo salir contigo sabiendo que después sufrirás — digo.
— Quédate conmigo, podría hacerte feliz si me dejas — asegura haciendo que abra los ojos para que lo vuelva a mirarlo.
— Todo lo destruyo, Jackson — musito con dolor.
— No puedes destruir a una persona que está destrozado hace muchos años — comenta.
— Mi vida es un peligro — aseguro.
— La mía es complicada — agrega sonriendo.
— No me hagas esto — murmuro.
— Piénsalo, Nat — dice dejando un suave beso en mi mejilla antes de soltarme.
Lo veo marcharse, subirse a su auto y perderse en el camino. Cuánto más lejos este mío, es lo mejor, no quiero destruir a nadie más en el camino.
No soy buena, solo causó dolor y eso no quiero para la vida de un hombre tan bueno como es Jackson.
* Recuerden que las actualizaciones está semanas serán lunes, martes, miércoles y viernes.
Nos vemos mañana ❤️
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Imposible Olvidarte (1° SAP)
RomancePrimera historia de la Saga Atracciones Peligrosas. Alexia llevaba una vida monótona, se había estancado en ese club nocturno ayudando a su padre, aunque lo ocultaba no era feliz en ese lugar, extrañaba sus momentos de libertad, pero no podía ser un...