Prólogo.

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Hice una promesa, nunca imaginé que tardaría siete años en volver a esta ciudad, ser el líder de una de las mafias más peligrosas del mundo me llevaba a tener demasiados enemigos queriendo mi cabeza, ese fue uno de los motivos por los cuales había decidido que dejaría a mi princesa de pelo azul lejos de todo lo que conlleva al peligro igual eso no significaba que no la haya vigilado porque sabía exactamente todo lo que había pasado en su vida estos largos años dónde estuve en Moscú.
Sabía todo lo que hacía y si un hombre se acercaba más de lo debido terminaba con una amenaza y golpes por parte de mis hombres.

Ella no estaba sola, me tenía a mi que a la distancia la cuidaba.

Volver a este país y a esta ciudad tenía sus propósitos, buscarla, enamorarla para así llevarla a Rusia conmigo, ella será mi esposa. Lo tenía todo diagramado y pensado en mi cabeza, lamentablemente debía mantenerme en el poder de la mafia hasta que mi sobrino Sasha tenga la edad suficiente para lidiar con todo ese mundo.

— Llegamos señor — me informa mi chófer cuando estaciona en el Soul.

— No estaré mucho tiempo -
— digo bajando de la camioneta, detrás mío observo que mis guardaespaldas quieren seguirme pero los detengo con un simple gesto.

— Señor — se acerca Anatoliy el jefe de seguridad de la familia y mi mejor amigo de años.

— No tengo enemigos en este lugar — afirmo.

— Déjeme que lo acompañe — comenta no muy convencido.

Suspiro. — Solo tú y tratemos de no llamar mucho lo atención — acoto resignado.

— Gavriel — vuelve a detener mi paso. — Nada de disparos, el señor Dmitri sabes que odia que estemos en este país y ocasionemos problemas — me recuerda.

— Dmitri ama que estemos acá — declaro.

Mi primo había tomado la mejor decisión del mundo al abandonar la mafia cuando pudo, con Gauss nos reíamos de su debilidad, pero después de todo fué el más inteligente de la familia porque estaba en otro país, desapercibido y trabajando como una persona normal además cuidando a su familia de todo el peligro que trae consigo pertenecer a la mafia.

— La señorita Soul está en su oficina — comenta Iván el hombre que es la sombrea de Alexia desde que me fuí.

— ¿Sola? — inquiero.

— No señor — contesta bajando la cabeza.

Gruño empezando a subir a dónde estaba su oficina, sus épocas de acostarse con cualquiera terminaron porque el único que iba a enterrarse día y noche en su vagina soy yo.

Ella es mía.

Pateó la puerta con furia asustando tanto Alexia como al bastardo que la estaba besando, saco mi pistola para apuntar directo en la cabeza del hombre.

— Saca tus manos de ella o te mato — lo amenazo.

— ¿Quién demonios eres? — espeta mi mujer empujando al hombre para enfrentarme.

— ¡Vete! — grito haciendo que el rubio salga corriendo de esa oficina.

La puerta se cierra, mis ojos se centran en los azules de ella, ya no tenía el pelo azul sino que ahora era castaño que la dejaba más linda de lo que ya es.

— ¿Quién eres? — exige saber al cruzarse de brazos.

— Tu futuro esposo — afirmo con una gran sonrisa.

Ella empieza a reírse. — Disculpa pero estás loco —

— ¿No me recuerdas? — digo acercándome logrando que ella choque con su escritorio sin posibilidad de escapar.

— ¿Por qué debería? — trata de hacerse la que no la intimido pero se que es todo lo contrario.

— Cuando te conocí tenías el pelo color azul y tenías siete años menos que ahora, pensé que no te ibas a olvidar de mi princesa — comento rozando mi nariz por su cuello.

Se estremece, me obliga a levantar la cabeza para que mis ojos se encuentren con los de ella.

— Gavriel — murmura sorprendida.

— Hola princesa — digo sonriendo.

Me empuja molesta y muerdo mi labio inferior tratando de reprimir mis ganas de tirarla en ese escritorio para follarla como se merece. No debo tratar de esa forma a mi futura esposa.

— ¿Qué demonios haces acá? — inquiere cabreada.

— No es obvio princesa — acoto.

— Piensas que puede venir como si nada a verme y encima ponerle un arma en la cabeza al mi ligue de esta noche creyendo dueño mío — espeta con rabia.

— Eres mía princesa — declaro con obviedad.

— ¡Vete a la mierda! — chilla molesta.

Sonrío volviendo a invadir su espacio personal. — Vine por tí y no me iré de este país sin mi futura esposa — sentencio.

— Estás loco, Gavriel — dice con una mirada matadora.

— Princesa ve haciéndote la cabeza que serás mi esposa — repito tocando su mejilla pero ella me da un manotazo.

— ¡Vete de aquí! — grita con rabia.

La tomo por la cintura y uno mi boca con la suya, se niega unos segundos pero después enreda sus manos en mi nuca haciendo más presión contra nuestros labios. Solo una vez no habíamos besado hace siete años atrás y había olvidado lo que se sentía esa sensación. Le fuí fiel, mi boca solo era de ella por eso ninguna de mis amantes podía besarme.

Mis besos solo son de mi princesa.

— Serás mi esposa Alexia Soul — murmuro mordiendo su labio inferior.

— En tus sueños — me desafía.

— Mis sueños contigo son como una película pornográfica — comenta con una sonrisa ladeada.

— Asqueroso — dice arrugando su nariz.

— Nos vemos princesa — la saludo alejándome de su lado.

Había llegado a este país con un solo propósito y no me iría sin cumplirlo, así que espero que mi linda princesa se acostumbre a mi presencia porque solo se podía deshacerse de mí sí me muero y en mis planes no estaba hacerlo.




Imposible Olvidarte (1° SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora