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Capítulo cuatro.

Tercera semana de cuarentena.

Pasó una semana desde que Mike me confesó que sentía atracción hacia mi, ese día no pude responderle nada, simplemente salí caminando y entre a desayunar como si nada hubiera pasado.
Estos días ignore en todo a Mike, Ben no sospecho nada y sus padres tampoco aunque Michael sigue queriendo llamar mi atención pero siempre me pego a Ben.
Quiero decirle a Ben pero no quiero arruinar su hermandad.

Mike no me gusta, soy feliz con su hermano mayor.

— Hey — Ben llamó mi atención — ¿estás bien? Andas distraída.

— Si, estoy bien — deje un beso en sus labios.

— Hoy toca jugar con rompecabezas — Barb apareció con una caja, impreso decía Rompecabezas de mil piezas.

— ¿Otra vez? La semana pasada jugamos eso — Mike se quejó.

— Pero esta vez es de mil piezas.

Barb abrió la caja y tiro su contenido en la mesa ratonera que estaba en medio de todos los sillones de la sala de estar.
Todos nos acercamos y nos sentamos como indios al rededor de la mesa. Quede en medio de los dos hermanos Hardy.
Me removí incómoda al sentir a Mike tan cerca mío.

Frank colocó un poco de música desde el televisor y comenzamos a armar el rompecabezas.

En un momento coloque mi mano izquierda en el suelo mientras con la derecha acomodaba las piezas. Segundos después sentí unos dedos rozando los míos, quite rápidamente mi mano girando mi cabeza encontrando a Mike concentrado en el juego.

— Disculpen, debo ir al baño — me levanté y camine hacia el baño de la planta baja.

Al entrar cerré la puerta con seguro y me paré enfrente del espejo. Mierda. Tengo que contarle a Ben. Esto se está saliendo de control lentamente.

Refregué mis ojos con mis manos y suspiré. ¿Por qué me está pasando esto a mi?

Salí del baño y volví a la sala de estar pero esta vez me senté entre Ben y Barb.

Pasamos la tarde tratando de armar el rompecabezas hasta que con Barb nos levantamos a hacer la cena y los hombres quedaron jugando.
Decidimos cocinar tortillas de verdura. Comenzamos a cortar la verdura mientras Barb me contaba un par de chismes de sus vecinas y yo me dedicaba a escuchar.

— ¿Sucede algo, linda? Estás muy callada estos últimos días.

— Sucede algo pero tengo que hablarlo con Ben — di una sonrisa nerviosa.

Sus ojos se iluminaron — ¿un bebé?

— Oh no, no, no, todavía no hay un bebé aquí.

— Oh — hizo un puchero — entonces espero que lo solucionen.

— Espero que si — susurré.

Se tengo que decir esta noche antes de que el problema se haga más grande. No puedo dejar que Mike continúe con sus sentimientos hacia mi.

Media hora después llamamos a todos para que se sienten a comer.

— Esto está delicioso — Ben alago.

— Gracias — Barb y yo sonreímos.

Ben me guiñó un ojo haciendo que me sonroje levemente. Por el rabillo del ojo vi a Mike rodar los ojos y apretar con fuerza sus cubiertos.

— Entonces ¿para cuando mi nieto?

Frank preguntó e hizo que me ahogara con el agua de mi vaso.

Cuarentena - Ben Hardy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora