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Capítulo diecinueve.

Tercera semana en Estados Unidos.

Ben llega hoy, uno de mis guarda espaldas lo buscará en el aeropuerto y lo traerá hasta el hotel donde me estoy quedando.

Ahora estamos en Arizona y la otra semana en Los Ángeles donde será el último concierto y ya nos quedaremos ahí con Ben donde están nuestros departamentos.

Todos estos días planeé como decirle sobre el embarazo, me decidí decirle regalándole un enterizo de bebe con la frase "Ya quiero conocerte, papá"

Llore cuando vi esa pequeña ropita, no puedo negar que me obsesione y compre ropa como loca, ropa para embarazadas y para bebés.

Sentí la puerta tocar, seguramente es Ben, corrí a guardar la cajita debajo de la cama y abrí la puerta encontrando al rubio.

— ¡Mi amor! — gritó y me abrazo levantándome del suelo — te extrañé tanto.

— Yo también te extrañe — sonreí sobre la piel de su cuello.

Me dejó en el suelo para luego besarme vorazmente.
Al separarnos nos abrazamos y caminamos así hasta estar dentro de la habitación. Dejó sus maletas a un lado de la puerta.

— Lamento interrumpir pero Idara tienes una entrevista en veinte minutos.

Asentí hacia John y seguí abrazando a mi rubio oxigenado.

Conté hasta diez y me separé.

— Ya quiero estar en descanso — sonreí y el me correspondió.

— Solo una semana más amor.

Agarre mi computador sentandome en la cama, Ben se recostó al final de la cama.
Minutos después me contacte con Silvia, la entrevistadora, me explico cómo sería todo y finalmente comenzamos la entrevista.

— Ahora la pregunta del millón, la que todos quieren saber la respuesta...

— ¿Cual será esa pregunta? — bromee.

— ¿Volviste con Ben?

Hice un silencio de suspenso — Si.

— Oh Dios, felicidades entonces.

— Gracias — sonreí y Ben rió.

— ¿Está ahí?

— Si, acaba de llegar de Londres.

— Puede unirse a la entrevista si quiere.

Ben se levantó acomodándose a mi lado y sonrió a la cámara.

Nos hizo un par de preguntas más y luego terminó.

— ¿Quieres hacer algo? Ir a caminar o comer.

— Quiero quedarme aquí a ver películas... y celebrar — susurré para mi misma lo último.

— Está bien, lo que tú quieras.

— Pero antes... te tengo una sorpresa — me acomode frente a él poniendo mis piernas como indio.

— Adoro las sorpresas — sonrió emocionado copiando mi posición.

— Solo promete que no te enojaras por no habértelo dado antes.

— Lo prometo — frunció el ceño.

— Espero que te haga igual de feliz que a mi.

— Claro que lo hará, todo lo que viene de ti me hace feliz.

Cuarentena - Ben Hardy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora