Especial +18

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¡Especial +18 del capítulo 2 de la segunda temporada!

— Amor — lo llamé y el hizo un sonido con su garganta — ¿no crees que mis pechos están más grandes? — me coloqué de perfil colocando mis manos por debajo de mis pechos.

— Tendré que verlas de cerca — me sonrió pervertido acercándose a mi.

Se colocó detrás mío también de perfil al espejo y sus manos tomaron mis pechos.

— Si, están más grandes — apretó levemente mis pechos haciendo que me estremezca.

— Deben ser las píldoras y su efecto secundario.

— Benditas pastillas — me sonrió a través del espejo y comenzó a dejar besos por mi cuello.

— Ben — susurré.

— Están durmiendo — susurró refiriéndose a sus padres.

— ¿Y Mike? — giré quedando frente a él.

— No me interesa — me alzó en sus brazos, enredé mis piernas en su cintura y uni nuestros labios.

— Quiero sentirte — susurré en oído lentamente.

— Mmm amor.

Me tiró en la cama quedando encima de mi.

Nuestros labios se fundían en un beso profundo, rápido y delicioso. La lengua de Ben acariciaba la mía con ímpetu.

Jadee cuando se separó de mi y bajo sus besos hacia mi cuello.

— Oh — mi mano pasó por su cabello.

Mis manos bajaron por su abdomen y levanté su camisa. Las yemas de mis dedos recorrían la piel de sus abdominales y la V que sobresalía de su pantalón.
Quite su ropa superior y el siguió mis pasos dejándome en mi bralette rojo.

— El rojo te queda tan bien — susurra sobre mi piel.

Con mis pies baje sus pantalones dejándolo solo es un bóxer blanco. Una de mis manos se deslizó hacia el bulto que estaba apareciendo.

— ¿Desesperada?

Baja mis shorts y desabrocha mi sostén.

Sus labios rodean mis pezones logrando que me arquee y apriete su cabello con mis manos.
Con delicadeza tiró de mi piel sensible con sus dientes. Sus manos apretaban mis senos y su lengua disfrutaba de la punta de estos.

— Ben — gemí.

Estire mi mano y baje un poco su bóxer.

— Quítatelo — susurré en su oído.

Se lo quita con rapidez y luego quita mi tanga recorriendo mi piel con besos.

Tomé fuerza e hice que Ben quedara debajo mío. Besé su cuello escuchando sus jadeos, baje por su pálida piel hasta llegar a su pene. Lo tomé entre mi mano con movimientos de arriba hacia abajo.
Acaricié la punta con mi pulgar, tiró su cabeza hacia atrás.

— Mierda — jadea.

Su rostro sonrojado hace que se vea más sexy. Pase mi lamería por la punta logrando estremecerlo. Lentamente voy metiendo su pene en mi cavidad bucal. Una de sus manos recoge mi cabello y me ayuda con los movimientos.

— Maldición, Idara — gimió alto.

Mi cabeza subía y bajaba con rapidez. El sabor del presemen se hizo presente en mi boca.

— Córrete, Ben — hablé cuando me separé y tomé su bulto con mis manos.

Sus ojos brillosos miraban con atención el movimiento de mis manos, su labio inferior atrapado en sus dientes. Un par de movimientos más y se corrió en mi mano.

— Eres una diosa — besó mis labios y con una toalla de papel, que estaba en su escritorio, limpió mi mano.

Me tiró de nuevo en su cama y bajo sus besos hasta mi vagina. Sus grandes manos tenían atrapados mis muslos por detrás y su lengua atacó mi clitoris.

— ¡Ben! — gemí.

Su lengua se metió por mi cavidad y con uno de sus dedos estimulaba mi clitoris. Luego cambio de posición y su lengua acariciaba mi cima y dos de sus dedos entraban en mi. Tomó velocidad haciendo que mis piernas se tensen y mi espalda se arquee.

— Ben, estoy cerca.

Aceleró en ritmo y me corrí en su boca. Se levantó a dejarme un beso en mis labios acomodándose en medio de mis piernas.

— ¿Condon? — pregunté aún agitada.

— Bebé, estás tomando la píldora — me recordó y asentí — ¿estás lista?

— Lista.

Acaricio de arriba hacia abajo mi vagina con la punta de su pene para finalmente meterse por completo en mi. Fue un primer empuje perfecto.

Sin condon se siente absolutamente más delicioso. El rostro de Ben también indicaba el gusto de eso.

Sus movimientos comenzaron lento dejándome sentir cada centímetro de él.

— Ben — lloriquee.

Aceleró sus embestidas logrando que mis gemidos aumenten. Sus manos apretaban mi cintura con fuerza. Su mirada paseaba desde mis ojos a mis pechos que rebotaban por el movimiento de sus caderas.

Una de mis piernas llegó a su hombro cambiando la estimulación. Me estremecí al sentirlo más profundo.

— Te sientes bien — susurré.

— Tu también.

Apoyó su frente en la mía acelerando sus movimientos. Los gemidos del rubio me calentaban más. Sentí el delicioso orgasmo acercarse.

— Mierda — rasguñe su espalda.

— Oh — gimió.

Sentí como su esperma caliente me llenaba por dentro y jadee.

— Lo más estupendo que hicimos — reí al escucharlo.

Salió de mi y busco una toalla para limpiarme aunque finalmente nos duchamos juntos.

Cuarentena - Ben Hardy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora