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Capítulo once.

Décima semana de cuarentena.


Abrí mis ojos al sentir besos por mis hombros y cuello. Sonreí al sentir los labios de mi novio llegar a los míos.

— Feliz cumpleaños — susurró y sonreí aún con mis ojos cerrados.

Lo sentí moverse y acomodarse sobre mi cuerpo.

— Mmm — refregué mis ojos con mis puños y sonreí de nuevo al sentirlo abrazarme con fuerza.

— Ya tienes 28 añitos — murmuro sobre mi piel.

— Deja de hacerme sentir vieja — reí

— Hoy prepararé el desayuno y haré tu favorito, luego podemos ver películas, haré tu comida favorita para almorzar y luego te tengo una sorpresa — me sonrió.

— Tranquilo — sonreí besando sus labios — podríamos comenzar con mi sexo mañanero de cumpleaños — Ben sonrió pervertido y bajo sus labios hacia mi cuello.

Comencé a jadear cuando sentí su mano apretar uno de mis pechos y tirar de mi pezon levemente.

— Oh, Ben — gemí arqueándome.

— Tendrás el mejor sexo de cumpleaños de la vida — me dió un excelente beso francés.

— ¡Feliz cumpleaños!

— ¡Aaah! — grité asustada mientras Ben saltaba de la cama exaltado cayendo al suelo.

— ¡Mamá! Toquen la puerta — se quejó levantándose.

— Lo lamento, hijo — Frank se rio de la situación.

— Feliz cumpleaños — Barb se acercó y me abrazo seguida de su esposo y su hijo menor.

— Gracias — agradecí cuando Mike dejó una caja encima de mis piernas.

— Ábrelo luego, ahora podemos ir a desayunar.

— Vayan, nosotros los alcanzamos en unos minutos — Ben los hecho de la habitación.

— Por un momento olvidé que estaban en la casa — reí y el también.

— Yo también... pero yo quería hacer el desayuno — se cruzó de brazos.

— Tranquilo, puedes hacerme el almuerzo — me levante dejando la caja a un lado.

— Son molestos, no me dejaron darte sexo mañanero de cumpleaños y ahora no me dejaron hacerte el desayuno — hizo un tierno puchero — deberíamos habernos quedado en Los Ángeles.

— Más tarde puedes darme el sexo de cumpleaños y no te preocupes por el desayuno.

— Oh cierto — se acercó al closet y sacó dos bolsas rojas y una caja azul — ten, feliz cumpleaños amor de mi vida.

Sonreí emocionada y tomé los regalos.

— Te amo, Ben Hardy — deje las cosas en la cama y me acerqué a abrazarlo por su cintura.

— Y yo a ti — besó mi frente.

Minutos después bajamos a desayunar, Barb hizo panqueques.

— ¿Cumples 28, cierto? — Frank preguntó.

— Si — conteste luego tragar.

— Ben pásame la miel — Mike señaló el pote.

— Aquí tienes, mocoso — Ben se la acercó

Cuarentena - Ben Hardy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora