Los días siguientes pasaron lentos pero más tranquilos que aquel día.
El abdomen de ___ ya estaba mucho más grande, era muy notorio a la vista de todos.
Gouhin seguía cuidando de ella, pero ahora también del lobo. Lo estaba entrenando, sabía bien que su misión en ese mundo era mejorar la sociedad, si bien era una carga muy fuerte tendría que afrontarla.
Las noches pasaban tranquilas, con los sonidos del ajetreo común en la ciudad y la suave luz que entraba a la estancia cada que un coche pasaba cerca.
Legoshi había sido expulsado de la escuela, por lo que comenzó a buscar un trabajo, Gouhin los ayudaba, claro, pero no podía dejarle la carga a alguien que no le correspondía, además tendría que ganar dinero y, por más que la chica quisiera, la humana no podía trabajar aún.
Una noche ___ dormía tranquilamente cuando un sabor ácido recorrió su garganta, se paró de prisa como pudo y llegó al baño, no era la primera vez que vomitaba por culpa del embarazo, al contrario, era ya una de las muchas veces que lo hacía, estaba harta.
Si había algo que odiaba era vomitar, eso y que todo lo que se le antojara no estaba en ese lugar, y no solo por la "ausencia" de carné, sino también porque la comida que tenían en ese lugar era tipo asiática, tenía sus diferencias pero aún así era de un estilo similar.
Pero ella extrañaba tanto la comida de los puestos en la calle de su ciudad o el arroz blanco con pollo en casi cualquier guisado que las monjas hacían los fines de semana.
El embarazo también le hizo más sensible; Legoshi tenía que abrazarla cuando regresaba del lugar al que fuera porque ___ lloraría si no lo hacía. Y no era algo que ella controlará, el bebé parecía ser muy sentimental.
También parecía que el o la bebé querían mucho a su papá porque constantemente pateaba cuando la chica decía su nombre.
Todavía no sabían cuál era el sexo del bebé. Pero querían que fuera un misterio y descubrirlo el día de su nacimiento, les pareció que eso sería lo más emocionante en ese aspecto.
De todas formas, niño o niña siempre sería querido.
Legoshi se levantó de la cama con un poco de pesadez en sus patas, estaba cansado, pero aún así quería ver cómo estaba ___.
Le tocó la espalda y comenzó a escuchar como la chica empezaba a llorar.
—Odio vomitar, es asqueroso y se siente horrible —decía la humana mientras las garras de Legoshi acariciaban su espalda sin causarle ningún daño—. Y también huele nefasto.
—Yo no puedo oler nada —dijo el lobo casi riendo. Las actitudes de la chica le parecían cómicas y tiernas a la vez.
—Tienes suerte —___ no estaba tan divertida con su comentario, pero no reclamo nada, estaba de mal humos por el vómito no por él—. Es repugnante —hablo la chica para después levantarse con la ayuda del lobo y cepillarse los dientes, vomitaría de nuevo si ese sabor seguía en su boca.
—Dejame llevarte a la cama —sus brazos rodearon a la humana con un amor que ___ habría apreciado más si no se sintiera fatal.
El estómago de ___ rugía cuando llegaron a la cama, estaba hambrienta, pero comer le daba asco.
—¿Quieres qué te traiga unas galletas?
—Pero Gouhin dijo que no debo comer tantas galletas.
—Él no se va a enterar —susurro en caso de que el panda estuviera por ahí.
El lobo no pasaba tanto tiempo como quisiera con la chica por los entrenamientos de Gouhin o los pequeños trabajos que encontraba algunas ocasiones cargando cajas o cosas parecidas, por lo que cada que podía estar con ella, dormir con ella, o más bien con ellos, la trataba de la mejor manera posible y la consentía como pudiera, era su manera de demostrarle que la amaba.
____ sospechaba un poco su comportamiento, ideas tontas de que intentaba ocultar algo malo que había hecho pasaron por su cabeza, pero sabía que aquel lobo era incapaz de hacer algo así. Pensó en que posiblemente disfrutaba que estuvieran juntos, por lo que ella procuraba no objetar contra sus cariños, después de todo él también se estaba esforzando mucho.
Ambos volvieron a dormir rápidamente, dejando que la noche los arrullara y el futuro simplemente los esperará.
Esa noche pasó algo de lo que Legoshi jamás se olvidaría y que más tarde le contaría a ___.
El lobo despertó en un cuarto blanco, pero a medida que sus ojos intentaban enfocar se dió cuenta que estaba dentro de un sueño.
La habitación estaba muy alumbrada y justo en el centro había una carreola.
Las llantas y la tela de está se veían casi nuevas, pero la tela que cubría su abertura era muy similar a una manta que el lobo tenía de chico, solo que más vieja y un poco polvorienta.
El llanto de un bebé se empezó a escuchar proveniente de aquella carriola.
Legoshi se acercó, no tenía nada que temer dado que estaba en un sueño, y dicho llanto no le causaba terror.
Con cuidado levantó la tela roja, la luz entraba poco a poco dejando ver a la criatura que estaba dentro de está.
Era un bebé muy bello a los ojos del lobo, tenía una linda sonrisa, pero cuando intento enfocar más la vista no pudo alcanzar a ver bien su cuerpecito o aquellas características parecidas a la mamá o al papá.
La luz se apagó de repente y Legoshi despertó, una lágrima corría por su mejilla fue alumbrada por la tenue luz de la mañana que entraba por una abertura en la cortina.
Pero la lágrima no era de tristeza, en lo absoluto, estaba feliz, completamente feliz de poder saber que podría ver claramente en algún momento al bebé que estaba dentro del ser que más amaba.
Volteó a ver a ___ quien dormía tranquilamente, era hermosa a sus ojos aún cuando no pareciera realmente una princesa en esos momentos.
El abdomen de ____ se marcaba en la cobija que la cubría. Legoshi no dudó un segundo y posó su mano en este, después su oreja y pudo escuchar gracias a su excelente oído los pequeños latidos de esa diminuta criatura.
No pudo soportarlo más cuando sintió un pequeño movimiento de parte del bebé, una ligera patadita, y simplemente abrazo a ___ desdé esa posición logrando cubrir también su panza y dejándose llevar por el sueño.
Pronto tendría que levantarse, aunque sentía que a esas alturas le sería completamente imposible poder hacerlo.
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UN POCO DE NOSOTROS (Legoshi X Lectora)
FanfictionLa vida te da giros inesperados que poco a poco pueden hacerte muy feliz... o tal vez no, pero siempre te traerá una gran experiencia. ¿Y qué si cometes errores? ¿Y qué si te enamoras? Eso es parte de la experiencia, eso es parte de la historia... E...