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La navidad estaba cerca, cosa que hizo a ___ darse cuenta del tiempo que llevaba en ese lugar.

Pero no sé arrepentía de nada de lo que había hecho, si bien había cometido errores los volvería hacer, tocaba su vientre y podía sentir a ese pequeño ser emanar calor, eso era algo que no cambiaría por nada.

Las tardes se volvían cada vez más frías, ___ nunca había visto la nieve en persona pero parecía que ese año si la podría ver.

Una tarde Legoshi llegó cansado, había trabajado todo el día y como de costumbre llegó a consentir a ___ quien entre bromas y besos le dijo que se fuera a bañar, estaba todo sudado.

Ese día en particular era muy soleado, Legoshi se puso solo su pantalón y una camisa blanca de tirantes. ___ no pudo evitar sonreír y abrir un poco su boca al ver el cuerpo del lobo ya marcado por el ejercicio.

De no tener mucha fuerza de voluntad, y una panza que le evitaba ir muy rápido o moverse brusco, abría saltado a sus brazos y, ¡DIOS! No podía evitar pensar en todas las cosas que le quería hacer a ese cuerpo marcado.

Al fin y al cabo la chica no era una santa.

Legoshi sintió su mirada mientras frotaba una toalla en su pelaje de la cabeza.

Su sonrojo se sintió en cuanto descifró que aquellos ojos reflejaban la lujuria de ___. Pero, por más que quisiera en verdad poseerla, hacer que cada parte de su cuerpo exclamara su nombre y que no se pudiera parar en muchos días, se contuvo; tenía cierto miedo a lastimarla o al bebé con su rudeza.

La chica lo notó en su mirada, desvío los ojos y simplemente siguió comiendo las semillas que le había traído Legoshi tras uno de sus antojos.

Con el tiempo parecía que podían comunicarse mentalmente, eso no era del todo cierto, pero sin duda tenían la habilidad de entender mejor las expresiones del otro.

Eran más unidos.

El celular de Legoshi sonó, este solo le sonrió a la humana y camino al cuarto por otra prenda para cubrirse del frío.

___ podía escuchar levemente la conversación que tenía el lobo con la persona del celular. Parecían un poco unidos, no le preocupo en lo absoluto, podía ser Jack o Louis. Además, por más que una parte de ella de verdad quisiera, no debía tener pensamientos descabellados que la hicieran sentir mal, el bebé podría ser afectado por ello.

Pero su rostro se torno un poco triste al escuchar el nombre de la persona al otro lado del teléfono.

—Claro que si Haru, no te preocupes, estoy bien.

Un murmullo de ahora una voz reconocida sonó en el teléfono, pero ___ estaba un poco enojada.

¿Por qué después de lo que pasó en la casita del club de jardinería Legoshi le hablaba tan tranquilamente?

Pero ___ pudo recordar, afortunadamente o se habría enojado mucho, que no le comento a Legoshi lo que pasó en ese lugar.

¿Cómo pudo olvidar decirle?

Era algo importante porque, no el fin del mundo pero si algo importante que tenía que hablar con él.

No le molestaba el que tuviera amigos o amigas, pero Haru era un caso diferente. La humana la había tratado como a su amiga, le contó cosas que sólo le contaría a Legoshi tiempo después sobre su estancia en el orfanato.
Incluso se llegaron a hacer muy cercanas gracias a la trágica experiencia que tuvieron juntas con el Shishigumi.

Pero lo que dijo el día en que Legoshi enfermo no podía olvidar lo, jamás pensó que si se hacían amigas sería capaz de insinuarse le al lobo aún cuando sabía que estaban saliendo.

UN POCO DE NOSOTROS (Legoshi  X Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora