Capítulo 3: Dron

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¡Por el amor de...!

Che no había parado de reprocharle cientos de cosas al mismo tiempo, y solo llevaba medio día despierto.

Desde luego, el día no había empezado con buen pie.

Pero empecemos desde el principio.

Hoy no fue su noche. No por no divertirse ni nada sino porque además de quedarse hasta tarde jugando a videojuegos, apenas había podido pegar ojo. Sorprendentemente, estas noches eran más comunes de lo que parece últimamente.

Quizás lo de tratar de ignorar el reloj biológico que le llama para dormir casi siempre se había manifestado en forma de insomnio.

Luego, cuando trató de dormir por la mañana, el teléfono no había parado de sonar. Tenía cientos de llamadas perdidas y de mensajes.

Solo le vasto unos segundos de ver el nombre de quien le llamaba para poner el teléfono en silencio y tratar de dormir. Fue un absoluto fracaso y cuando decidió que hoy no iba a lograr dormir más de tres horas, se sintió mal por no responder a las llamadas.

Salió a despejarse un poco y de nuevo una llamada entrante de su madre.

Sabía que si no respondía se sentiría mal después pero por otro lado, ya sabía que era lo que iba a decirle. Quizás su padre pasase de él y casi como que dijera que ni tenía un hijo, pero al menos su madre no parecía perder la esperanza en que, algún día, su hijo ''recapacite''.

Desde que se apuntó a los Apex Games... no antes incluso, cuando aún tenía dos piernas de carne y hueso... Ella siempre era tan insistente.

Su llamada siempre le venía con bajón.

Siempre escuchaba lo preocupada que estaba y los continuos ruegos por parte de ella de que dejara los Apex Games. Algún día realmente le matarían y no necesariamente en la arena.

Pero él no podía. No podía dejar los juegos. Eran la mejor vía de escape a... a su vida en general. Eran la mejor sensación de libertad y adrenalina que había tenido.

No se arrepentía de estar allí.

Pero también en parte, había renunciado a mucho para estar allí. Su droga favorita ya no se la daban, sino que, ahora eran los mismos juegos quienes la solicitaban para él. Volver a casa y acatar sus normas... era tan horrible. Estaba seguro de que en cuanto pusiera un pie en esa casa iban a lloverle miles de reglas.

Después de la conversación con su madre estaba horriblemente mal.

Ni tuvo tiempo de autocompadecerse.

Por lo visto hoy era el día de molesta a Octane cuando realmente no quiere ver a nadie. Aunque realmente, si quiso despejarse, pasearse por ahí no era precisamente lo mejor.

Quizás por eso, en sus momentos de bajón cuando no tiene en el cuerpo un tubo de Stim, se queda metido en su cuarto.

Luego, para su mala suerte apareció Che y le volvió a repetir otra vez todas las contraindicaciones del Stim. Ya sabía que era lo que pasaba y sabía lo que tenía que hacer. Solo se encontró un momento de bajón y algo mareado.

Witt debió verlo.

Al menos saludarle o algo. Paso completamente de él.

Tirado en el sofá de su departamento estaba por fin encontrando el sueño. Al menos iba a recuperar horas de sueño cuando un fuerte ruido le alertó.

Se levanto del sofá y miro hacia su balcón donde creía que provenía el ruido.

Al asomarse un poco vio, atreves del cristal, que había un objeto tirado en medio de este.

My Mask (Mi mascara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora