C17 "Loco"

479 47 30
                                    

Existía en ellos algo tan fuerte como su amor: la pasión y el deseo.

Se adoraban pero más allá de cualquier cosa se gustaban como nadie.

Verónica observó pícara todo a su alrededor y sin dudarlo le pidió un poco de vino, tomó un sorbo y luego dejó un apasionado beso en los labios de Ángel que comenzó a encender todos sus sentidos, sentirla tan sensual, tan suya, sencillamente lo enloquecia, ella lo sabía y se aprovecharía de la más arriesgada manera...

Verónica: recordaste las fresas [tomó una y la pasó por los labios de él] ¿quieres?

Colocó la fresa en su boca invitándolo a otro dulce beso. Mientras sus labios se movían suavemente con ese dulce sabor frutal las frías manos de ella desabotonaban la blusa y el pantalón.

Ángel se dejaba explorar por ella a su antojo, le encantaba sentir esa suaves manos sobre su pecho y abdomen pero apretó ligeramente su labio cuando sintió tentar muy cerca de su vientre, Verónica se coló traviesamente en su ropa interior haciéndolo dar un gruñido aferrándose más a ella, estaban tan juntos que sus respiraciones se complementaban agitadamente.

Verónica: esta noche futuro esposo [se colocó de punta de pie para besarlo mientras su mano no paraba de moverse suavemente] seré yo quién te ame. Además [sacó la mano de imprevisto y se aferró a su cuello] hoy me hiciste pasar un gran coraje y debo cobrar.

Ángel: entonces hoy futura esposa [la tomó firmemente de la cintura elevando un poco para besarla] soy todo suyo.

Verónica: hoy y siempre ¿entendido?

Se zafó despacio de los brazos de Ángel, lo tomó de la mano y frente a la cama terminó de desnudarlo, él la observaba extasiado mientras ella misma se despojó de su vestido en un sensual baile, quedando solo en ropa interior.

Lo acostó y fue dejando un camino de fresas sobre aquel fuerte cuerpo que la reclamaba cada segundo más, ella sonrió pícara al notar como todos los sentidos y deseos de Ángel comenzaban a notarse con solo aquellas ligeras caricias, solo ella era la dueña y señora.

Con sus labios tiernos fue comiendo cada fresa compartiéndola con él en suaves besos, lo estaba sacando de este mundo con solo sentir el cálido aliento sobre su piel.

Ángel: no sabes todo lo que me provocas [dijo en un jadeo mientras cerraba fuerte los ojos]

Verónica: ¿qué te provoco? [subió a horcajadas sobre su cuerpo] ¿qué sientes por mi?

Ella comenzó a mover lentamente su cadera mientras reposaba sus manos en el pecho de él para luego acercarse a su oído.

Verónica: te deseo tanto... [gimió suave estremeciendolo]

Ángel: me vuelves loco Verónica [la tomó de la cadera haciendo más rítmicos sus movimientos]

Verónica: demuestrame que esa locura solo la calmas en mi [mordió su cuello]

Él sencillamente no resistió más, la giró y quedó sobre ella, daba irreverentes mordidas sobre su brasier haciéndola arquear la espalda y apretar fuerte las sábanas, en cuestión de segundos y con la impaciencia de amarla las prendas que aún quedaban en su pálido cuerpo desaparecieron, Ángel la inundó de besos, de caricias, suaves soplidos que la hacían erizar y comenzar a perder la razón.

Con una de las rosas que rondaban por la habitación él recorría su cuerpo dejando húmedos besos, pasó suave la rosa por su vientre y por instinto ella separó ligeramente las piernas dándole a él la libertad de apoderarse de un placer que solo alcanzaba entre sus brazos.

DESTINO [ꜰᴀɴꜰɪᴄ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora