Los minutos se hacían eternos para todos, aquella llamada destrozó el corazón de Ángel quién a toda velocidad arribó hasta ese parque donde se culpo mil veces por no estar a tiempo.
Ángel: hijos... [dijo en un hilo de voz al verlos]
Los tres corrieron directo a él y se refugiaron en sus brazos inundados en llanto, luego de calmarlos un poco Santiago le contó exactamente que había sucedido, él sin dudarlo un momento dio aviso a la policía creando un despliegue tan inmenso como su desesperación por no saber dónde estaba su muñequita; esa que iba tocando su vientre en la parte trasera del vehículo que conducía Bianca a toda prisa.
Verónica: baja la velocidad Bianca por favor, ambas estamos embarazadas piensa en eso.
Bianca: sigues siendo la misma arrastrada de siempre, todo esto que pasa es tu culpa
Verónica: tu no quieres a Ángel, ni a los chicos ¿Qué pretendes?
Bianca: ¡Cállate! [agarró una bufanda de su cartera y la lanzó] ponte eso, pero rápido.
Vero al darse cuenta de la histeria de aquella no le quedó otra opción, cada segundo la observaba más acelerada, algo sudada y con movimientos extraños, quería obedecer en todo antes de causarle un disgusto que pudiera desencadenar lo peor.
Pasaron al rededor de 25 minutos en un recorrido que parecía interminable, los sentidos de Verónica más activos que nunca, el auto se detuvo, ligero aire se coló en su brazo pues la puerta se abrió, Bianca la tomó de la mano para que descendiera, el terreno algo inestable, tierra quizá pensó ella, el sonido como murmullo de una naturaleza imponente, era obvio que estaban a las afueras de la ciudad. Algunos pasos más y los nervios de la rubia llegarían con esa voz...
Armando: ¿Qué demonios es esto Bianca?
Bianca: un regalito ¿Qué no ves? [dijo empujando a Verónica dentro de la cabaña]
Armando: está embarazada [negó al ver temblorosa a Vero]
Bianca: ¿y eso qué? ¡Ay! [se quejó contrayendo un poco su cuerpo]
Armando: ¿Qué te pasa?
Bianca: nada, ahora llévala a la habitación de atrás y ni una palabra.
Ese hombre la conocía muy bien, sabía que cuando la rabia la cegaba era capaz de cualquier cosa, que salía completamente de la realidad y podía llegar a trastornarse, tomó a Verónica con cuidado del brazo y la dirigió hasta un pequeño cuarto, dónde al fin le quitó la venda.
Armando: más te vale que no hagas nada que pueda alterarla.
Verónica: ayúdeme por favor le juro que no diré ni una palabra a nadie [sus ojos se aguaron al ver la negativa del hombre] al menos regáleme un poco de agua, tengo mucha sed y el bebé no deja de moverse, por favor.
En completo silenció salió y cerró con llave la habitación, fue hasta la cocina por el agua y vio desde allí a Bianca recostaba en el sofá un poco agitada tocando su vientre, supo en ese momento que algo no andaba bien. Sigiloso le dejó el vaso con agua a Verónica y cerró de nuevo la puerta.
Armando: ¿Qué tienes Bianca?
Bianca: nada [se levantó haciendo su mayor esfuerzo] a la estúpida esa la deben estar buscando hasta debajo de las piedras pero no me interesa. Si Ángel no me entrega todos sus bienes la matas ¿me entiendes? [gritó histérica] quiero que quede en la calle.
Armando: sabes que no haré eso.
Bianca: ¿Cuándo te ha temblado el pulso para matar? ¿por qué a ella no? ¿Qué tiene esa arrastrada que todos caen?
ESTÁS LEYENDO
DESTINO [ꜰᴀɴꜰɪᴄ]
FanfictionLos rumbos distintos de almas que se hallaron para amarse eternamente pueden encaminarse en una sola y desmedida pasión, más allá del tiempo el destino puede jugar a nuestro favor y traer la felicidad anhelada. © 𝘘𝘶𝘦𝘥𝘢 𝘱𝘳𝘰𝘩𝘪𝘣𝘪𝘥𝘢 𝘭𝘢 �...