Cap32: ¡Judas ...

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Pasaron cerca de una hora más en el parque, Sehun le preguntaba cosas sobre citas mientras el otro sonrojado solo ignoraba; el más fragil hablaba sobre su miedo al mar pero su deseo de sentir la arena en los pies y escribir su nombre en ella. Jaehyun lo encaminó hasta el area de juegos, justo frente a un cajón de albero al lado de las redes para trepar, ambos rieron ante la sugerencia del castaño, jugaron ahí un rato para luego retornar a casa ya algo soñolientos y sin importarles el frio.

Por más que intentó ignorarlo le resultó imposible, estaba celoso ¿Celoso de Jaehyun? Las palabras hacían eco en su cabeza, la confesión hacerca de que LùHán le quiso tocar, le creía y eso lo empeoraba. Había dos razones y la primera era sentirse desplazado por su compañero de escuela ¿tan pronto desapareció su encanto? Además de Jaehyun ¿deseaba a otros? ¿Era por su imágen desgarbada? ¿Sus quejas?

Trataba de reprenderse pues si el oficial perdía interes en él sería fabuloso. La segunda razón de su malestar estomacal era que a escazas horas de saber sobre los sentimientos de su vecino y ya quería comenzar a controlarlo, se daba cuenta que a más de una o uno les gustaría su chico pero su juicio estaba nublado, Oh era demasiado envidioso respecto a las personas por lo que le deseaba única y exclusivamente para si mismo.

Dentro de la morada fueron directo a la halcoba de Jung donde se sacudieron la arena intentando aguantar la risa para no escandalizar el ambiente, nisiquiera pronunciaban palabra alguna, reian por nervios, quiza felicidad, se sentían libres aunque fuese solo un instante.

Apenas tocaron la cama y el herido escuchó la respiración cansada de su prospecto, ni dos minutos despues transcurrieron cuando ya estaba profundamente dormido. El pelinegro cogió impulso y se levantó, fué directo al estante de libros y tomó la tercera libreta. Se encerró en el baño y comenzó a leerla, se perdió analizando desde Krystal hasta sus recuerdos de infancia sobre Minhyung, el adrenocromo y su reencuentro con este muchacho, la muerte del sujeto de la tienda de autoservicio; todo lo tenía estupefacto que no supo como llegó a la parte de los asesinatos, no podía creerlo ¿porqué? ¿Porqué Jaehyun? Se sintió dolido profundamente, entonces lo entendió, no había un futuro juntos y el castaño lo sabía, en palabras simples, lo que este le ofrecía era un románce corto de primavera que nisiquiera llegaría al verano, hacerle sentír amado y deseado aún cuando era solo un despojo a su corta edad, le agradeció mentalmente al tiempo que lagrimas brotaban sin querer detenerse. La única persona que lo amaba se hiría para jamás volver pero... No quería dejarlo ir, este no tenía ni idea de su miedo a la soledad, de lo que sería capaz para no sentirse solo. El joven dormido a escazos metros suyos no era alguien fácil de olvidar, no era un románce fúgaz ¿cómo olvidarlo? Ese algo tan extraño que solo ellos entendían; lo maldijo ¿para qué enamorarlo? ¿Para vivir un amor antes de morir? Maldito malnacido ¿acaso estaba pensando en alguien más que él mismo?

Continuó leyendo hasta hojear donde el castaño relataba la vergüenza que sentía de decepcionar a Johnny, sobre un futuro hacia la nada, la oportunidad de salvar a Minhyung y a él ¿a él? ¿Cómo? Observó atento al escrito, sus manos comenzaron a temblar al leer los planes de Jung sobre eliminar a LùHán y liberar a este de su martírio, tambien se enteró sobre los videos, sintió deshonor en cada parte de su cuerpo. El castaño lo amaba así, aún sabiendo aquello, entonces él ¿porqué no amarlo siendo un asesino? Tenía un motivo para hacerlo.

Espabiló, no podía amarlo porque la justicia se lo arrebataría y aunque era lo justo sentía todo lo contrario, odiaba a Lù, su pecho se llenó de rencor, todo era culpa suya, mas al menos podía contar con él y no quedarse solo, quiza en el fondo Hán tambien le amaba, quiza si le entregaba las libretas este le viera con mejores ojos.

Parpadeó y pidió perdón mentalmente por lo que haría; Jaehyun le había entregado sus sentimientos pero nada valían sin permanencia. Analizó friamente la situación y tomó una desición. No importaba lo lindo que fuera con él, no podía permitir que matara a su novio; cogió el movil y envió un texto a su amante.

~¿puedo verte mañana? Te extraño, tengo algo que puede interesarte 😔 ~

Tomó fotografías a todas las paginas, cerraba la libreta cuando escuchó la manija de la puerta ser agitada; su corazón casi sufre un infarto, guardó el objeto en el gabinete del lavamanos y quitó el seguro permitiendo el acceso al dueño de esta.

- ¿qué haces? Ven aquí - lo toma en un abrazo al mirarlo llorar - solo fue un mal sueño, estoy aquí.

Aquello lo martillaba, preferiría las cosas como antes, Jaehyun sería alguien muy difícil de olvidar y más tomando como opción de consolación al detective.

El pelinegro se recostó en el pecho opuesto y se dejó encaminar hasta la cama, donde sintió los frios labios contrarios chocar suavemente con los suyos, que ganas de hacerlo suyo, que ganas de fundirse en uno pero sería una tortura tocar el cielo y caer al infierno despues así que lo cortó con una frase que remarcara sus mentiras.

- ¿cuánto me amas? - preguntó suspicaz.

- es amor pobre el que puede evaluarse - toma una respiración profunda y se coloca a horcajadas del recostado sin dejar caer su peso.

posicionando sus brazos a los costados y hacercando de nuevo su rostro, le mira fijamente entre la oscuridad, notando sus ojos vidriosos.

- dime que al amanecer estaras conmigo, le temo a la soledad - pronuncia ancioso.

- esa engañosa palabra: mañana, mañana, mañana, nos va llevando por días al sepulcro y la falaz lumbre del ayer ilumina al necio hasta que cae en la fosa - replíca comenzando a llorar.

No era la respuesta más grata, ella solo lo llevaba a desearlo más, a caer en la locura, cada segundo a su lado lo anclaba más y más y más, lo besó de nuevo, las palabras sobraban, sus labios ardían, lo necesitaba.

La posición premeditaba escenarios multiples mas ninguno fue siquiera insinuado, Jung se tumbó de lado y acariciando el rostro de su amado continuó ósculando al Judas en su cama luego de citarle a Shakespeare insinuandole todo lo que daría por saberlo libre y feliz en su vida adulta, pensando que un día, quizas un día el chico a su lado comprendiera la ceguera que provoca el amor.

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