Cap34: Idiota

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El castaño entró a la casa como si de la suya se tratase, ya se había vuelto una costumbre. Se sentía feliz ya que no estaba castigado y HyoYeon le permitió pasar la tarde con su vecino.

Notoriamente se veía arreglado, el cabello de estilo despeinado luciendo rebelde, jeans negros y ajustados con roturas en los muslos, suetér de cuello en V en color butter, botines con cierres a los costados y su chaqueta de motociclista. El look en negro con el contraste en gama amarilla le daba un aspecto vibrante y juvenil. Los golpes lucían insignificantes ante semejante esmero en el peinado.

Preparó una ensalada especial y llena de nutrientes, una sopa ligera y gelatina de mangostán y kumquat, llevó los refractarios a la vivienda de enfrente y sirvió el festín en la mesa de centro de la sala.

Subió a la habitación del pelinegro y la vió vacía, buscó en el baño, las otras dos recamaras en la casa; comenzó a preocuparse, tomó el telefono y lo llamó pero este se encontraba fuera de servició ¿porqué apagaría su movil? ¿Se quedaría sin carga? Estaba pensando lo peor, sin dejár de insistir en las llamadas corrió revizando unas cuantas calles a la redonda en busca del muchacho, sonaba ilógico pero era mejor que sentarse a esperar, caminaba rápido por la calle inclinada que llevaba al parque del arenero y ahí le miró, caminando cansadamente como si fuese a derrumbarse, aceleró el paso inmediatamente y le hechó un grito para llamar su atención, el contrario se estremeció.

¿lo había visto bajar del auto de su novio?

— ¿estás bien? ¿Qué necesitabas que no me llamaste? — pronuncia exaltado mientras lo atrapa en un abrazo.

No le deja avanzar más y le indica sentarse en la banca metálica y algo incomoda, el pelinegro obedece sereno en espera de un reclamo relacionado con Hán.

Jung se hinca para quitarle los zapatos los cuales muestran las plantillas ensangrentadas, toma un suspiro profundo y reprende su deseo de amonestarlo, su vecino lo saca de quicio constantemente, le parece un gabarro desorientado, intenta relajarse y convencerse que es por el trauma post suceso luego le mira como se encuentra vestido y se reprende mentalmente.

— ¡estás guapisimo! ¿Es por nuestro primer día? — pregunta sonrojado cogiendo los zapatos en su mano derecha.

Nota que la elección de prendas es tan formal, justo como lo anteriormente criticado, lo valoró, en demasía. Oh tambien apreció el detalle de la ropa informal, era obvio que buscaba aprobio con respecto a la vez anterior y la mención al funeral.

Le llevó en su espalda y el con el rostro recargado en su hombro cuesta arriba extrañando sus tennis y blasfemando contra los botines.

Al llegar fueron directo arriba a donde le lavó los pies y limpio los Oxford, el silencio era tan notorio como incomodo, se notaba que faltaba algo, que ambos deseaban decir cosas.

La manera en que Jung comenzó a acariciar los pies de su amado solo tensó más el ambiente, había un toque de maldad y lo notó al chocar la mirada.

— si continuas actuando negligente ¿cuándo podremos concretar una cita? — finaliza besandole los pies al tiempo que tantea una gasa a su lado.

Como si no acabara de actuar seductoramente cambia su actitud a un aegyo irresistible fingiendo estár molesto y realizando pucheros exagerados que hechizaron al otro quien comenzó a llorar y se lanzó contra el cuerpo de aquel para ser abrazado.

— lo siento, lo siento tanto. Todo lo que hago está mal, quiero enmendarlo y lo hago peor pero si tan solo supieras el miedo que tengo de quedarme solo, no me juzgarias como lo haces, solo quiero que sepas que pase lo que pase, te amo y si te lastimo en el futuro y te decepciono, no es tu culpa, solo soy un idiota —

El manual de: Dear MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora