Cap29: Prueba De Amor

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Jaejoong recogió el condón y lo llevó al laboratorio para examinarlo. Argumentó era una pista crucial más no mencionó a LùHán pues si Jung mentía nada saldría bien y se ganaría la desconfianza de su compañero.

Daba vueltas una y otra vez, buscaba armar la situación con coherencia, Johnny llegó para acusar a Jaehyun, no llevó los poémas como prueba, lo único que este les había entregado eran los folletos cerca suyo, todos en el lugar quedaron pasmados ante la grotesca escena, cuando le preguntaron sobre su empleo este dió la dirección de la estación abandonada, Jaejoong fué hasta el lugar y lo recorrió, tenía un temple firme pero imaginar al chico jugando ahí lo quebraba, el sitio daba miedo, cinco pisos abandonados, escombro, cenizas, basura ¿cómo podía meterse ahí? Algo podía ocurrirle.

Al llegar al tercer piso observó lo que quedaba de una puerta, estaba decorada con una cartulina naranja, tenía letras llamativas con el emblema el manual de: Dear Me, estampadas en la puerta estaban tambien fichas alegres y targetas coloridas, entró a la habitación, era una antigua cabina de radio. Una negrusca consola gigante semi derretida frente a él y una silla metalica con un cojín de osos polares mugroso, un vasito de Winnie the Pooh con plumas y lapiceros, en una caja de hojas de maquina había una taza para café de we bare bears, un microfono condensador hecho de cartón y tubitos de papel higienico, unos auriculares circumaurales de alambre y botellas plásticas, una caja metalica de galletas navideñas y dos elegantes libretas de cuero, ambas en color café, la primera que tomó tenía una tonalidad cinnamon y una mujer formada por mariposas, la segunda más un tono gingerbread y un árbol grabado. Eran diarios, abrió el de aspecto femenino, tenía escritos sin sentido aparente, leyó el segundo, eran guiones del programa, itinerarios, saludos, etc. Encontró narrados los "mensajes de texto" que enviaban sus "fans"; sufrimiento, abuso sexual, drogas y lo que más llamó su atención fue la historia de una chica de Jinhae que buscaba a su amado llamado Kun, este había desaparecido y ella lo extrañaba mucho, la mujer solo quería que si el muchacho escuchaba el programa supiera que había alguien allí que lo esperaba y amaba sinceramente, alguien junto al mar que no lo había olvidado.

¿De donde sacaba semejantes historias? Jaejoong miraba nostálgico las pertenencias con las que el castaño seguro pasaba horas jugando, imaginaba el tiempo que pasó fabricandolos con esmero, apesar de ser juguetes eran lindos y con detalles como botones, cordones y entradas. No era bueno que estuviera solo en un lugar tan peligroso y sin electricidad. Por último cogió la caja de galletas, ahí yacían las cartas que Jung envió, leyó cada una de ellas mientras lloraba intentando deducir algo, no debía, no se podía permitir sensibilizarce, estaba ante un posible asesino y no cualquiera, uno premeditado e inteligente.

Acomodó todo como estaba y solo se llevó las misivas, su obligación constaba en tomar fotografías del lugar pero lo dejó pasar a conciencia, inspeccionó los dos pisos restantes en busca de alguna otra pista y a la caída de la noche se marchó debatiendose entre llevar los diarios o no.

¬¬¬

— Jaehyun no está — pronunció el pelinegro.

Ante la expresión incomprensible de la madre este sacó plática.

— ¿puedo esperarlo? —

— claro, prepararé la cena, espera aquí si gustas o ¿quieres bajar? — menciona señalando su estado de salud y considerando lo que tardó en subir.

El pelinegro señala la habitación y la mujer cierra la puerta por hinercia y baja a cocinar entre triste, confundida y contenta.

Oh se dirigió a la cama para tomar asiento, observó la recamara perfectamente limpia, no tan enorme como la recordaba, ordenada. Le entró curiosidad por espiar y se encaminó al escritorio junto a la ventana y abrió el cajón principal; plumas, clips, herramientas escolares en general cuidadosamente acomodadas, procedió al segundo cajón, nada interesante según él, cerró este y miró el computador cerrado ¿tendría clave? Seguro si lo encontraba espiando en sus archivos lo mataría, descartó la idea y se paró a dar un recorrido por el librero junto a la puerta, miraba atentamente los libros acomodados por color y tamaño, se preguntaba si tambien los ordenaba por tema, lucía hermoso, con las yemas de los dedos los acarició por simple pasatiempo, notó uno con una textura acartonada y falsa, llamó su atención y lo sacó del estante, se trataba de una caja con forma de libro, rápidamente la abrió, contenía tres libretas. No pensó demasiado y cogió una regresando la caja a su lugar y tomando cualquier otra novela del mueble.

El manual de: Dear MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora