Cap23: Adrenocromo

26 10 7
                                    

Nueve años atras

- ¿Porqué te mueves tanto? ¿Quieres huir? -

Su respiración se volvía pesada, había una rara mezcla de presión y volatilidad, sentía que debía recordar palabras importantes, la supervivencia estaba en los detalles; ir por la vida en una jungla y comer insectos no se trata de sobrevivir sino de probarse límites, de no tener miedos, la supervivencia es más amiga de la astucia, lo sabía, si quería vivir debía fijarse en los detalles. Sus probabilidades eran bajas, ignoraba si nulas; pensaba en aquello mientras tomaba aire para comenzar la primera historia al tiempo que agitaba un poco sus muñecas atadas para intentar circular un poco de sangre.

Vuelo 702 con destino a Bahamas, todo en aparente calma, tanto el personal a bordo como los pasajeros turistas y de negocios ignoraban la crápula que se cargaba el piloto quien inconsientemente despegó y encaminó a todas aquellas personas a su destino final: la muerte...

El niño narraba picaramente y ponía enfasis en los miedos y griterios de las sobrecargos lo que provocaba risotadas en el hombre frente a él. Apesar de estar cundido por el pánico, intentaba reir junto a aquella béstia humana, no deseaba perder alguna parte de su cuerpo como su colega a un lado, el cual estaba a punto de morir.

- me encantó. Hagamos un trato; cada que yo te pida una historia, vas a complacerme con una, si me gusta te daré un premio a cambio, puede ser comida o un día más de vida ¿qué te parece? - ofrece mientras se masturba frente al menor.

- ¿debe ser de mi autoria? - pregunta el niño.

- mientras no la conozca por mi da igual -

-¿qué pasa si no te agrada? -

- lo dejo a tu imaginación, belleza -

Aquellas palabras no sonaban consoladoras, lleno de una mezcla de adrenalina y persuación buscaba otra historia interesante mientras observaba la oscura habitación ennegrecerse por la venida de la noche. Sus piernas estaban adormecidas al igual que sus brazos. Se dió cuenta en aquel momento que le tenía un terror profundo a la oscuridad, solo vislumbraba a lo lejos la poca luz que emanaba de lo que parecía ser la cocina.

- ¿tienes hambre belleza? -

La respuesta era ¡no! Le miró cortar del estomago del cadaver a su lado, estaba seguro que esa sería la cena.

- la comida condimentada abre mi apetito - fue su respuesta.

No sabía por cuanto más tiempo soportaría eso, su tiempo se agotaba, el miedo y la desesperanza lo comenzaban a invadir, todo aquello de los detalles y la serenidad se comenzaban a derrumbar, no importaba si se trataba de una victima lista o boba, al final era un adulto contra un infante de apenas ocho años.

El hombre salió de la habitación para luego de un minuto volver con un plato y un vaso. Se sentó en el suelo, de frente al niño e hizo una seña para que mirara el plato, el contrario obedecio mirando carne cocida, el platillo era demasiado rojo, ignoraba el porque pero le asqueó.

- ¿sabías que si consumes frutas a menudo, tu semen se vuelve dulce? -

Ignoraba lo que era el semen pero fingió conocimiento.

- ¿te gusta? - preguntó para seguir la corriente.

- espero que te guste - pronuncia un poco sorprendido de que el menor no este lloriqueando por su vida, desde que le llevó y lo ató unas horas antes, estuvó esperando correrle la adrenalina al cien porciento pero comenzó a creer que tenía a la persona equivocada, lucía más como un perfecto aprendiz que como una victima.

El manual de: Dear MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora