Capítulo 1

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Ella lloraba con su cachorro entre brazos mientras se preguntaba a qué hora le había hecho caso a semejante idiota de Alfa.

─ Usted sabía cómo era la cosa conmigo. ─ Le dijo el Alfa.

─ ¡Puto! ─ Le gritaba ella. ─ ¡Eso era cuando eramos novios, tarado, ahora estamos casados!

Sí, a aquel tipo le faltaba una neurona, pero no nos engañemos, también a ella por aguantarle las infidelidades en el noviazgo.

─ ¡Pero, si usted sabía como soy! ─ Le reclamaba el Alfa.

─ ¡No te quiero volver a ver en mi vida! ─ Le gritó la Omega indignada.

Al alfa no le quedó más opción que seguir rumbeando como si no hubiera pasado nada, por que si ella no quería, ¿Qué iba a hacer él? Tal vez ella creyó que le iba a rogar, pero el tipo se fue y la dejó sola. Allí comenzó una historia inspiradora de mamá luchona.

Ella se casó por que unos meses antes se dieron cuenta que estaba embarazada. Cuando lo supo casi se muere, no sabía cómo lo iba a tomar su mamá Alfa.

Pero lo recuerda como si hubiera sido ayer:

¡Mire, Sunhee, usted se tiró la vida!

Y ella lo aceptaba, su pequeñito bebé, o como a ella le gustaba llamarlo en aquel entonces: "La bendi," diminutivo de la bendición, dormía plácidamente sin darse cuenta del desastre que era la vida de su madre desde que se enamoró del don juan de su padre. Pero según la información que ella tenía, claramente, regresarse a la casa de sus papás ahora que ya se había ido "su alfa" no era opción.

Pero a pesar de la idiotez de su pasado, su futuro resultó ser más brillante. La bendi resultó ser un niño muy lindo y adorable que todos sus vecinos amaban cuidar mientras ella trabajaba para poder salir adelante. Ahorró dinero y se compró un apartamento algo pequeño, pero suficiente para dos y luego consiguió un segundo trabajo para pagarle la escuelita a su hijo.

Tenía un plan infalible, ella iba a hacer que su hijo estudiara hasta graduarse de la universidad y se hiciera todo un profesional, para que luego la bendi la mantuviera a ella hasta que muriera de viejita. Claró, el pequeño niño no tenía ni idea, de dicho plan. Los años pasaron y él cumplió seis años y corría en el patio del edificio de apartamentos entre las sábanas, simulando que estas eran un laberinto mientras su madre tendía lo que sería su primer uniforme.

─ Jungkook, te cuidado, no te vayas a enredar con una sábana. ─ Regañó la mujer.

─ Mami, soy como un superhéroe, no me voy a enredar con una sábana. ─ Le dijo el niño y volvió a escabullirse entre las sábanas.

No fue hasta que resonó un golpe seco y unos leves sollozos que la señora se rió suavemente y buscó al menor entre la ropa.

─ Te dije que te ibas a golpear. ─ Le dijo ella levantándolo del piso, Jungkook era algo orgulloso y no quería que su madre lo viera débil, después de todo la vecina le había dicho que él debía cuidar a su madre.

─ Son heridas de guerra, mami. ─ Dijo con sus voz infantil intentando disimular el dolor.

La señora sonrió con ternura y se llevó a su bendición dentro del edificio para revisar que todo estuviera bien. Ella colocó al menor en el viejo sillón mientras revisaba el bracito que el niño había estado sosteniendo.

Eran felices después de todo. La señora sabía que su pequeño niño sería un Alfa pues su aroma casi lo delataba. No se percibía nada dulce en él, era un aroma cálido y algo pesado, podría confundirse un poco con el aroma de amaretto.

Ojos Imperfectos |HopeKook| ◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora