Capítulo 2

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─ ¡Jungkook! ─ Gritó la Omega mientras observaba al menor sentado en la cama con esas cosas raras en la cabeza moviéndose.

Se apegaban a la cabeza del menor y volvían a levantarse. Jungkook la miraba con grandes ojos y eso la asustaba, pues a donde antes hubieron ojos profundos y café ahora había algo que le parecía espeluznante.

Después se dijo a si misma que "eso" no era su Jungkook, pues su hijito no tenía cabello negro, y ese niño en la cama de su hijo si tenía el cabello muy negro al igual que esas cosas en su cabeza.

La mujer retrocedió y con miedo salió y cerró la puerta. Jungkook observó la puerta confundido, ¿Esa había sido su madre? Se miraba diferente. Nunca había notada la cantidad de arrugas en la piel de su mamá, ni tampoco que le resaltaran algunos bellos en la cara. El grito lo había despertado por completo y ahora escuchaba la respiración acelerada de la mujer al otro lado de la puerta.

Pronto escuchó el sonido del teléfono y la voz de su madre:

¡Es un monstruo! ¡Doctor! ─ Decía su madre, aquellas palabras lo llevaron a levantarse y caminar de nuevo hacia aquel viejo espejo.

Jungkook tapó su boca con ambas manos al observarse. Sus ojos eran de dos colores distintos, uno era azul claro, casi blanco, y el otro era café claro. Su cabellos se había tornado completamente negro, no se distinguía ni un tan solo brillo, y sobre su cabello había dos grandes orejas de lobo que se encontraban casi erizadas por el susto del menor.

Jungkook llevó su mano hacia su reflejo, ésta temblaba un poco, se había visto a sí mismo hace algunas horas y era el mismo niño de siempre... ahora era completamente distinto.

¿Defectuoso?

Una de sus orejas se inclinó hacia la puerta, de donde venía aquella voz.

Sólo quiero deshacerme de "eso" rápido, doctor. ¿De que me está hablando? ... ¿Venderlo?

Jungkook caminó hacia la puerta, quería hablar con su madre, se sentía extraño, todo estaba demasiado brilloso y detallado. Los colores eran muy vivos y había colores allí que no había visto antes. No entendía, además escuchaba mucho ruido, demasiados sonidos que lo estaban abrumado, su madre parecía estar hablando con el doctor, tal vez ocuparía una inyección. Preferiría una inyección a estar así. Sentía como si todo a su alrededor se moviera y fuera diferente.

Estiró su mano hacia el picaporte de su puerta e intentó abrir pero estaba con llave.

¡Que vengas ya por él! ¡Si, si! Esa cantidad está bien.... ¿Puedo pedir más? ¡Bueno dígame usted! ¡Yo sólo quiero que se lo lleven! No quiero infectarme...

Jungkook se sentó con su espalda pegada a la puerta y abrazó sus piernas entre sus brazos, no entendía qué estaba pasando. Pasaron largas horas así en las que escuchaba los pasos de su madre y muchas cosas más. Hasta que alguien tocó la puerta principal del apartamento.

Los pasos se dirigieron rápidos hacia su habitación y Jungkook al escuchar aquello se levantó separandose de la puerta. Pronto ésta se abrió y su madre lo vió desde afuera, sus ojos estaban llenos de miedo.

─ ¡Mamá! ─ Gritó él intentando llamarla, quería sentir el aroma dulce de su madre, pero luego vió a unos hombres tras ella, sus aromas era pesados. Eran Alfas, le hicieron sentir inseguro por la forma en la que lo miraban.

Entonces el pequeño deseó el aroma de un Alfa, uno que le protegiera, y no el aroma dulce de su madre.

─ Allí está. ─ Dijo ella.

─ Dejenme ver. ─Dijo una voz profunda. ─ Huele muy bien.

Jungkook observó a un hombre mayor hacerse espacio entre los demás, lo reconocía, a veces salía en la televisión en esas noticias aburridas del país.

Ojos Imperfectos |HopeKook| ◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora