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Los tres cultivadores se encontraban fuera de donde residía la tan afamada mujer. El jardín y entrada estaban pintados totalmente de rojo, Jin Ling se mareó al ver como aquel color predominaba al punto que parecía vulgar. El lugar era bastante grande considerando que se encontraban en los jardines exteriores. Un árbol de magnolias blancas les daba algo de sombra, este era una muestra del poder y la riqueza que poseía la anciana Dai Jiaying. Según habían escuchado sus precios eran bastante accesibles para las consultas, pero tenían que entrar en una lista de espera en la que podían avanzar si es que había algunas monedas de oro de por medio.

—No avanzaremos si solo nos quedamos viendo. —JingYi tocó la puerta tres veces.

Se alejaron unos pasos esperando a que alguien les abriera. A los segundos la puerta se abrió mostrando a una chica pequeña, probablemente no pasaba de los doce años. Vestía una túnica violeta bastante simple, llevaba su cabello oscuro recogido en dos moños.

—Bienvenidos, ¿tienen agendada una cita con nuestra maestra Dai? —Preguntó con un tono melodioso.

Los tres negaron con la cabeza al mismo tiempo.

—Disculpa, somos cultivadores y hemos venido a realizar algunas preguntas a tu maestra. —Sizhui siempre era el mejor para comenzar las conversaciones y conseguir las cosas, su personalidad tan tranquila y confiable le daban esa ventaja.

Pero la pequeña azabache parecía inmune al negar moviendo su cabeza de un lado a otro.

—Si no tienen una cita no pueden hablar con mi maestra.

—Escucha niña, esto es algo muy importante. Llama a la anciana Dai Jiaying, por favor. —A pesar de agregar lo último de manera educada, JingYi no quería estar peleando con una mocosa. No había trabajado por tantos años y enfrentado a miles de fantasmas que aparecían en sus pesadillas para que una niña le negará ver a su única sospechosa.

—Sin cita no la pueden ver. Con gusto puedo agregarlos a la lista. —Aunque había dicho "con gusto", su tono se había vuelto uno de molestía.

Jin Ling por un lado quería actuar como JingYi, pero tener que sostener la reputación de un clan le estaba limitando bastante.

—Si pedimos una cita, ¿cuánto tardaremos en verla?

La niña se quedó en silencio para tomar una pequeña tabla de madera que había en el interior, lo leyó antes de volver a enfocarse en los cultivadores.

—De seis a ocho meses.

Casi se les salía el alma, dudaban que el fantasma, demonio o lo que sea que atacara a los cultivadores tuviera la decencia de esperarles a interrogar a la mujer.

—¿Y con dinero? —Preguntó Sizhui sintiéndose repentinamente sucio. Como un Lan había aprendido que usar dinero para conseguir ventajas sobre los demás era algo inaudito, pero la situación actual llamaba a tomar cualquier medida. Cuando volviera a Gusu se aseguraría de copiar las reglas unas mil veces.

La niña sonrió como si finalmente estuvieran hablando su idioma. —Haberlo dicho antes, entonces de tres a cinco semanas.

No tenían tanto tiempo.

—Niña, por favor, esto es algo de suma importancia. —Pidió JingYi usando su mejor arma, los ojos de perrito.

Para sorpresa del de menor estatura la niña entrecerró los ojos antes de cerrar la puerta de golpe, dejando a los tres cultivadores sorprendidos por la actitud de la niña pero también molestos.

Jin Ling tocó la puerta tres veces, cada golpe mas fuerte que el anterior.

La puerta volvió a abrirse, la azabache asomó el rostro mirándolos con una ceja alzada.

Parcae - ZhuilingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora